ECONOMÍA-CUBA: Cambios en tiempos de crisis

Los anunciados cambios para mejorar la economía de Cuba van a un ritmo que no satisface las expectativas de la población y parecen haber quedado enmarañados bajo el peso de la crisis financiera internacional y las dificultades internas para afrontarla.

Economistas coinciden en que las transformaciones adoptadas hasta ahora, algunas desde la esfera institucional y otras con un carácter más estructural, no cubren todas las necesidades del país ni representan una modificación substancial del modelo económico cubano.

"Qué pasa con los cambios es la pregunta que siempre nos hacen colegas de otros países", comentó a IPS un académico que pidió no ser identificado. En su opinión, la economía requiere eliminar una serie de restricciones y liberar las fuerzas productivas, pero las autoridades no se muestran dispuestas a apurar el paso.

El propio presidente de Cuba, Raúl Castro, alimentó las esperanzas cuando en julio de 2007 anunció que habría "que introducir los cambios estructurales y de conceptos que resulten necesarios" para hacer producir más la tierra, luego de reconocer que la alimentación y bajos salarios figuran entre las principales preocupaciones de la gente.

Tras pasar desde la presidencia interina, en reemplazo de su hermano Fidel Castro, al ejercicio pleno del cargo en febrero de 2008, una de sus medidas más importantes en el campo de las reformas estructurales fue ofrecer tierras ociosas en usufructo a personas del sector privado y cooperativo.
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Hasta fines del pasado año se habían entregado a más de 100.000 beneficiados un total de 920.000 hectáreas, que equivalen a 54 por ciento de las áreas aptas y sin cultivar del país. Pero el proceso marcha lento y con dificultades, en parte por el "exceso de papeleo y burocracia" y la falta de medios de labranza, según investigadores.

"Se ha cambiado la propiedad, pero no se ha permitido un entorno de mercado para la adquisición de insumos, equipamiento o tecnología, para financiamiento, la compra de divisas y la comercialización final", comentó el economista cubano Pável Vidal en un artículo sobre el tema.

Vidal y otros expertos coinciden en que uno de los elementos fundamentales que conspira contra los resultados agrícolas es el control estatal de la comercialización final y la forma ineficaz en que ésta se ha llevado a la práctica mediante la empresa estatal nacional Acopio.

Ese mecanismo centralizado de comercialización establece a los productores el compromiso de entrega al Estado de hasta 70 por ciento de la producción a precios excesivamente bajos, dejando en algunos casos sólo 30 por ciento para su comercialización en los mercados agropecuarios.

Durante sus dos años de mandato, Raúl Castro también eliminó las restricciones para que residentes cubanos puedan alojarse en hoteles reservados al turismo internacional y tengan acceso a la telefonía móvil.

Casi simultáneamente se abrió el mercado estatal a la venta de artículos cuya importación y comercialización interna estaba prohibida a particulares.

Esa medida benefició especialmente a sectores de mayores ingresos y en divisa libremente convertible. "Sin embargo, el desarrollo del mercado interno puede terminar favoreciendo a la economía nacional al impulsar la producción y el empleo", escribió Vidal.

Según algunos testimonios, experiencias locales de libre comercialización están dejando buenos resultados y podrían ampliarse este año.

"Se mantienen como los mercados de consumo con mayores regulaciones los relacionados con la compra-venta de casas y automóviles", indicó Vidal en su artículo.

Es que "han corrido rumores sobre la modificación de estas regulaciones, pero hasta la fecha no hay ningún cambio", añadió.

En materia de empleo se avanzó muy poco, pese a la vigencia de una resolución que puso en marcha el sistema de pago por resultados y eliminó el techo salarial para que los ingresos de los trabajadores dependan directamente de la productividad y el desempeño individual.

No ha tenido mejor suerte la disposición sobre el pluriempleo, que permite la contratación formal de una persona en más de un puesto. El contexto externo e interno no favorecen estas políticas de flexibilización, que parecen estar fuera de lugar en medio de la centralización y baja autonomía empresarial.

Por otra parte, la crisis económica afecta el funcionamiento, las disponibilidades de insumos y, en sentido general, la rentabilidad de las compañías. En períodos de recesión "aparecen nuevas dificultades en las empresas para disponer de rentabilidades positivas que les sirvan como sustento del nuevo sistema salarial", indicó el especialista.

Según fuentes oficiales, Cuba continúa afrontando dificultades para acceder al financiamiento internacional, situación agravada por la reducción de los precios de sus principales productos de exportación. Ese impacto de la crisis global obligó al país a reducir en 37 por ciento sus compras el año pasado.

La iliquidez llevó además a la falta de pago de deudas y a la retención de fondos en cuentas bancarias de socios extranjeros con negocios en la isla. Sin embargo, en una reunión en La Habana, realizada a mediados de este mes, empresarios españoles recibieron seguridades de que Cuba cumplirá sus compromisos.

"No es un secreto que la situación que afrontamos con las retenciones en bancos se han ido aliviando en los últimos meses y puedo asegurarles que se trabaja de manera permanente en la solución de este problema", dijo el ministro de Comercio Exterior e Inversiones Extranjeras, Rodrigo Malmierca.

España es el tercer socio comercial de Cuba, después de Venezuela y China. Pequeñas y medianas empresas de esa nación europea se han visto particularmente afectados por esos problemas financieros.

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