La creación de empresas derivadas de la investigación en las universidades públicas y privadas es aún muy incipiente en México, aunque ya despuntan iniciativas prometedoras.
Una de esas iniciativas es la de Polisalud, una empresa fundada en noviembre de 2005 por un grupo de investigadores del estatal Instituto Politécnico Nacional (IPN), destinada a comercializar productos naturales para la salud.
"No había apoyo a los investigadores", que se ven forzados a ir a trabajar a laboratorios cuando salen de la universidad y carecen de medios para proseguir con sus propias investigaciones, relató a IPS Rosalba Chavarría, coordinadora de Salud de la compañía, al explicar los albores de Polisalud.
En sus cuatro años de operación, cuenta con cinco tiendas, ha atendido a más de 22.000 clientes, ha captado más de 60.000 pedidos y ofrece una línea de 30 productos para la salud, la alimentación y el cuidado personal.
Entre esos productos, figuran compuestos de baba de caracol, con propiedades de regeneración de la piel, de ajo, para fortalecer las vías respiratorias, y de omega-3, obtenido del ojo del atún y que combate el colesterol.
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Esos productos proceden de investigaciones de las escuelas de Ciencias Marinas, Ingeniería Química, Medicina y Homeopatía, Ciencias Biológicas e Ingeniería Biotecnológica del IPN.
"No hay política de Estado que establezca qué quiere ser México en 20 años. Por ejemplo, India y Corea del Sur han sido buenos ejemplos en electrónica y tecnología de la información", señaló a IPS Ángel Romo, investigador del Instituto de Ciencias Físicas de la estatal Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
"Lo que hay en el país son esfuerzos dispersos", acotó.
Poseedor de una maestría en Física por la UNAM y un doctorado en Ciencia de Materiales por la británica Universidad de Cambridge, Romo trabajó durante 15 años para empresas tecnológicas en Estados Unidos.
Otro ejemplo de sinergia entre universidad y empresa es el Grupo de Proyectos y Servicios Ambientales, creado en 2003 por investigadores de la estatal Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
La empresa ofrece servicios de remediación un concepto que define la remoción de contaminación ambiental en aguas y suelos— en zonas afectadas por hidrocarburos, con especial atención a los microorganismos.
El grupo ha suscrito más de 200 contratos para limpiar terrenos contaminados con la también estatal Petróleos Mexicanos.
Unidades de la UAM, como el Departamento de Biotecnología y el Laboratorio de Microbiología, han desarrollado trabajos científicos sobre la biorremediación de áreas contaminadas.
El estatal Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, situado en la ciudad de La Paz, a 4.420 kilómetros al noroeste de Ciudad de México, planea comenzar a operar este año el Parque de Innovación Tecnológica Biohelis, promovido por el gobierno del estado de Baja California Sur y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
Biohelis dará soporte a la acuicultura, la pesca, la agricultura y el ordenamiento territorial, con un énfasis en la eficiencia energética y la sustentabilidad.
"El propósito de este parque es transformar el conocimiento científico en productos innovadores que mejoren la competitividad de las empresas, generen empleos y contribuyan a la seguridad alimentaria del país", cita la descripción del proyecto.
Los parques científicos y tecnológicos surgieron a partir de los parques industriales. La historia más célebre mundialmente es la del Parque Industrial de la Universidad de Stanford, en el estado de California, en la frontera de Estados Unidos con México.
Creado en 1951, ese centro evolucionó hacia el actual Parque Tecnológico de Silicon Valley, la meca de la industria electrónica y de Internet.
"Son proyectos que llevan tiempo, que no se gestionan o que no llegan a conjuntarse en poco tiempo y, por lo mismo, se pierde la continuidad y no se llega a ningún fin", comentó Chavarría, de Polisalud, en alusión a los obstáculos que las iniciativas de investigación científica enfrentan dentro y fuera del ámbito universitario.
Polisalud implica la participación de unas 50 personas, entre personal de investigación, administrativo y de mercadotecnia.
La inscripción de una empresa requiere en México de una serie de trámites que pueden convertirse en una insuperable carrera de obstáculos, desde el registro legal y el registro de patentes hasta los permisos sanitarios.
Romo citó como un ejemplo a imitar el caso de la Secretaría (ministerio) de Energía de Estados Unidos, que está en manos del Premio Nobel de Física 2007, Steven Chu, desde que Barak Obama llegó a la presidencia en enero de 2009.
"El gobierno, entonces, empieza a financiar proyectos de energía renovable. Se están generando empresas nuevas y los nuevos proyectos se están beneficiando de la nueva política", indicó el investigador, para quien el ramo automotriz puede ser un sector en el cual México puede innovar y obtener réditos.
En 2008, se registraron en México apenas 197 patentes. La UNAM solicitó 17, seguida por la también estatal Universidad Autónoma de Nuevo León, con 12, la UAM con 10 y la estatal Universidad de Guanajuato, con nueve. Por el lado privado, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey presentó 31 solicitudes.