La decisión del gobierno de Irán de rechazar varias recomendaciones del Consejo de Derechos Humanos de la ONU es decepcionante e indica que no tiene intenciones de volverse más tolerante hacia el disenso interno, sostienen organizaciones internacionales de derechos humanos y activistas iraníes.
El secretario general del Alto Consejo para los Derechos Humanos de Irán, Mohammad Javad Larijani, dijo el lunes durante el proceso del Examen Periódico Universal de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) que Irán estaba dispuesto a aceptar a relatores de derechos humanos en su territorio.
Sin embargo, funcionarios iraníes se retractaron de su compromiso el miércoles, cuando respondieron formalmente a las recomendaciones formuladas por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Durante la sesión del lunes, varios países criticaron el excesivo uso de la fuerza posterior a las disputadas elecciones del 12 de junio en Irán, exigieron la liberación de prisioneros políticos, el respeto a los derechos de las mujeres y poner fin al acoso de que son objeto periodistas, blogueros y minorías religiosas y étnicas.
Larijani dijo que los países que critican la situación de los derechos humanos en Irán son una "camarilla organizada" y "muy peligrosos para la atmósfera" del Consejo de Derechos Humanos.
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Principal representante de Irán en el Consejo, Mohammad Javad Larijani es hermano de Sadeq Larijani, presidente del Poder Judicial. Su otro hermano, Ali Larijani, es el presidente del Parlamento.
Larijani dijo el lunes, durante la sesión del Consejo, que tomaría en cuenta las sugerencias. "Espero que esta cooperación positiva y el espíritu de diálogo continúen. Deberíamos prestar atención a los valores culturales e históricos y a los roles que juegan estas culturas en los derechos humanos", agregó.
"No debemos pensar que todas las personas viven en Washington, París y Londres. Imaginemos que puede haber otros modos de vida. Éste es el eslogan que tenemos en Irán", declaró.
Un miembro de las organizaciones no gubernamentales que acompañaron a la delegación iraní dijo a IPS, a condición de no revelar su identidad, que las autoridades de su país creen que las críticas formuladas por países occidentales tienen una motivación política y se relacionan con su presión para desmantelar el programa nuclear de Irán.
"Países como Estados Unidos, que tienen antecedentes vergonzosos en materia de derechos humanos, no están en posición de aconsejar a Irán" en esos temas, opinó.
La delegación iraní aceptó 123 recomendaciones, principalmente sobre cuestiones generales, como el acceso a la educación. También se abstuvo en otras 20 y rechazó 45, en especial las relativas a los grandes desafíos del país en temas de derechos humanos en las últimas tres décadas y, particularmente, desde las elecciones presidenciales de junio, en las que oficialmente se declaró ganador al ya presidente Mahmoud Ahmadineyad.
Hassiba Hadj Sahraoui, subdirectora para Medio Oriente y África del Norte en Amnistía Internacional, dijo a IPS que la respuesta iraní fue contradictoria.
"Por un lado, la delegación aceptó la recomendación de respetar los derechos humanos de los prisioneros y detenidos e investigar y frenar inmediatamente cualquier presunto abuso, y por el otro lado rechazó una recomendación sobre garantías del debido proceso y el derecho a un abogado", agregó.
"En esta evaluación hemos sido testigos de la negación de Irán ante las violaciones a los derechos humanos y ante el derecho internacional", dijo.
Poner fin a las ejecuciones de los delincuentes juveniles, defender las garantías del debido proceso, investigar las acusaciones de torturas y violaciones, y liberar a quienes están detenidos por ejercer pacíficamente sus derechos humanos, son algunas de las recomendaciones rechazadas por la delegación iraní.
Ésta también rechazó la sugerencia de que el nuevo Código Penal defina más claramente o elimine los delitos susceptibles de manipulación política, como los llamados "delitos contra la seguridad nacional e internacional", actualmente utilizados para limitar la libertad de expresión, de reunión y de asociación.
Además, no se accedió a que el relator especial de la ONU sobre la Tortura visite las cárceles del país, así como a "revocar o enmendar todas las disposiciones discriminatorias contra las mujeres y las niñas en la legislación nacional" y a "firmar y ratificar la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (Cedaw)".
Citando los ejemplos de los centros de detención administrados por Estados Unidos en Abu Ghraib (Iraq) y en la cubana bahía de Guantánamo, Larijani preguntó: "¿Acaso se las cerró con la misma celeridad? Nosotros no decimos que no haya deficiencias. Las hay en todas partes".
"Hay violencia contra las mujeres en Estados Unidos. Hay violaciones en todas partes. Pero la pregunta es: ¿qué políticas de país se usan como base para medir las violaciones? Nuestro sistema legal confronta cualquier clase de corrupción en nuestra fuerza policial y en otras áreas", dijo al Consejo.
Larijani también afirmó que en Irán no se encarceló a ningún defensor de los derechos humanos, y que quienes dicen ser activistas o bien son espías o bien enfrentan cargos relacionados con el terrorismo.
Hadi Ghaemi, director de la Campaña Internacional por los Derechos Humanos en Irán, una organización con sede en Nueva York, dijo que durante la sesión del lunes en Ginebra la delegación iraní no sólo negó la realidad actual en su país sino que también intentó debilitar los estándares internacionales en esta materia, recurriendo al relativismo cultural.
"La sesión fue un éxito, en el sentido de que por primera vez el gobierno iraní fue puesto en el candelero en relación a atrocidades recientes. Sus negaciones no engañaron a nadie", dijo Ghaemi.
Karim Sadjadpour, analista sobre temas de Irán en el estadounidense Carnegie Endowment for International Peace, dijo a IPS: "Aunque Larijani intentó pintar a Irán como una utopía de los derechos humanos, en términos prácticos la delegación iraní se negó a condenar el uso de las torturas, las ejecuciones de menores, el encarcelamiento de periodistas y las leyes discriminatorias contra mujeres y minorías religiosas".
El mes pasado, Irán ejecutó a dos activistas políticos: Arash Rahmaniour y Mohammad Alizamani. Las autoridades han confirmado que actualmente hay otros nueve activistas condenados a muerte.
A los funcionarios iraníes "no parece ocurrírseles que cuando declaran que su país es un bastión de la libre expresión, la justicia y la democracia, por sobre todo insultan la inteligencia de su propio pueblo", sostuvo Sadjadpour.
El lunes, cientos de iraníes que viven en Europa y América del Norte protestaron contra el empeoramiento de la situación de los derechos humanos en Irán, a apenas unas cuadras del edificio de la ONU en Ginebra, donde se estaba realizando la reunión.
El hecho de que Irán rechazara el informe del Consejo fue recibido con desilusión. "Esto muestra que no hay intenciones de concretar ningún cambio en el futuro inmediato", dijo a IPS una activista iraní en Ginebra.
El miércoles, las autoridades iraníes anunciaron que fortalecerían la cooperación con organizaciones de derechos humanos, pero no respondieron a los reiterados pedidos de Amnistía Internacional, la Campaña Internacional por los Derechos Humanos en Irán y otras organizaciones para reunirse con la delegación iraní.
Según activistas iraníes, las presuntas entidades no gubernamentales que viajaron con la comitiva oficial fueron en realidad grupos organizados por el gobierno.
"Los principales activistas y organizaciones de derechos humanos en Irán o bien son silenciados mediante una gran presión o bien residen dentro de la prisión de Evin, en Teherán", dijo a IPS un observador que solicitó mantenerse en el anonimato.