COMERCIO-COSTA RICA: China viene con todo

Los gobiernos de Costa Rica y China suscribirán en abril un tratado de libre comercio (TLC), en lo que las autoridades locales presentan como un gran avance en las relaciones con su segundo socio comercial, mientras los empresarios no se ponen de acuerdo sobre sus beneficios.

Costa Rica es el único país de América Central que mantiene relaciones diplomáticas con la potencia asiática, desde apenas 2007. Pero eso no ha impedido que la penetración comercial china en todo el área se haya afianzado en la última década.

Las negociaciones sobre el TLC concluyeron el día 10, tras 14 meses de negociación y seis rondas de discusión y la firma del acuerdo se realizará en Beijing, después que se redacten los textos legales que recogerán lo convenido en el encuentro definitivo, en esta capital.

El jefe negociador costarricense, Fernando Ocampo, aseguró que el acuerdo tiene en cuenta las asimetrías en el desarrollo de las dos economías y establece, por ello, plazos y condiciones de desgravación diferentes para los dos países.

En cuanto el TLC entre en vigor, 58 por ciento de los productos que China vende a este país quedarán exonerados de aranceles, explicó. Se trata principalmente de productos básicos, electrónicos, insumos agrícolas y electrodomésticos.
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Otro 32 por ciento se beneficiará de exoneraciones en plazos de cinco a diez años, mientras 10 por ciento de las ventas chinas quedaron excluidas del TLC.

Se trata de café, lácteos y productos metalmecánicos, mientras que los frijoles chinos tendrán una salvaguarda especial y solo se adquirirán cuando haya déficit local de producción.

En tanto, China liberará de inmediato 99,6 por ciento de los bienes procedentes de Costa Rica que compra en la actualidad. Pero, en realidad una muy alta porción es de productos fabricados en este país por la firma transnacional electrónica estadounidense Intel, con dos plantas de producción en este país, y no de oferta exportadora propia.

Las flores, los cueros y las salsas también se beneficiarán de una exoneración inmediata, pero la carne costarricense deberá esperar cinco años para tener acceso liberado al mercado chino y 10 años el café. El azúcar quedó excluido del acuerdo, en una medida que adopta China en todas sus negociaciones de liberalización comercial.

Pero, si se tiene en cuenta el total de bienes que produce Costa Rica, con independencia de los que ya vende a China, la desgravación inmediata será tan solo de 66 por ciento del universo arancelario y, al concluir la liberalización en 10 años, de 94 por ciento. En tanto, el arancel cero inmediato beneficiará a 63 por ciento de la oferta china.

Con independencia de que los demás países del istmo centroamericano no tengan nexos diplomáticos con Beijing –al mantenerse entre el grupo de 24 naciones que en el mundo tienen vínculos con Taiwán—, eso no ha impedido el afianzamiento del comercio con la nación asiática.

China es ya uno de los tres grandes socios comerciales de América Central, solo por detrás de Estados Unidos en cuanto a exportaciones, y el tercero en importaciones. En el primer caso precedido por Estados Unidos y en el segundo también por México.

En 2008, las compras del área a China totalizaron 2.820 millones de dólares, 450 más que el año anterior, según datos del Sistema de Integración Económica Centroamericano, en que participan Costa Rica, El Salvador, Guatemala y Honduras.

La balanza exportadora no tuvo el mismo comportamiento ascendente ese año, cuando las ventas de los cuatro países sumaron 1.169 millones de dólares, 350 millones menos que en 2007, en unos datos que además de China continental incluyen Hong-Kong.

Costa Rica encabeza las relaciones comerciales con China dentro del istmo. Es más, mientras las cifras de ventas Estados Unidos, su principal socio comercial, sufrieron un significativo descenso en 2009, las exportaciones hacia el gigante asiático siguieron en ascenso, en un año en que las importaciones se moderaron.

El ministro de Comercio Exterior, Marco Vinicio Ruiz, quien dirigió las negociaciones y suscribirá el acuerdo en abril, afirmó que el país se asegura un crecimiento sólido de sus exportaciones a China y dio por hecho que la Asamblea Legislativa ratificará sin problemas el TLC.

"El apoyo en la Asamblea será masivo", pronosticó Ruiz a IPS, para quien con este acuerdo Costa Rica se abre un acceso preferencial al mercado más dinámico y de más crecimiento en el mundo.

Pero en el sector empresarial, ese apoyo no es igualmente homogéneo. El presidente de la Cámara de Industria de Costa Rica, Juan María González, mostró su oposición a un acuerdo con China durante todas las negociaciones y critica el TLC pactado como "no satisfactorio" y "desequilibrado".

"China no era, ni es, un socio confiable", argumentó el empresario y, pese a que China aceptó la mayoría de las cláusulas de exclusión en la liberalización planteadas por San José, se mostró convencido que el acuerdo hipoteca el futuro productivo y comercial del país.

Para el jefe del gremio de los productores de bienes industriales de Costa Rica, en el acuerdo "se han incluido las sensibilidades actuales, pero no se han incluido las necesidades de desarrollo a futuro".

"Se le ha dado a China la práctica totalidad de las líneas arancelarias (universo de bienes producidos en el país) a cero", dijo González, lo que a su juicio obliga a la industria de Costa Rica a quedarse en las parcelas donde tiene un nicho consolidado actualmente.

La baja calidad de los productos chinos y los subsidios a la producción industrial que mantiene el gobierno de Beijing es otro de los argumentos de González para estar en desacuerdo con este TLC, que recordó que Costa Rica no tiene con que establecer medidas de apoyo similares a las manufacturas locales.

Pero los exportadores costarricenses tienen una opinión muy diferente. La presidenta de la Cámara de Exportadores, Mónica Araya, respalda el acuerdo y afirma que el sector está "satisfecho" con la negociación y con lo acordado.

Araya también asegura que gracias a los encadenamientos productivos que hoy existen entre los países centroamericanos, este tratado favorecerá a toda la subregión.

En la calle, la negociación y el acuerdo no despertó ninguna controversia, a diferencia de lo que sucedió con el Tratado de Libre Comercio de Estados Unidos con América Central y República Dominicana (conocido como CAFTA por sus siglas en inglés) que movilizó en contra a sectores de la izquierda y de movimientos sociales.

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