Muchas birmanas que huyeron a Tailandia por el conflicto y la represión en su país se convirtieron en una poderosa fuerza política en el exilio, según Hseng Noung, de la minoritaria etnia shan.
"La participación de las mujeres es imprescindible para cualquier tipo de paz y de reconciliación en Birmania", señaló Noung, una de las fundadoras de Womens League of Burma (WLB, Liga de Mujeres de Birmania), una red de 13 organizaciones femeninas en el exilio, con sede en esta norteña ciudad tailandesa.
La celebración del décimo aniversario de WLB en diciembre de 2009 es un fuerte indicador de la importancia de las organizaciones de mujeres.
"Trabajamos para crear un espacio político y democrático para que las voces y las opiniones de las mujeres de distintas etnias se escuchen y para crear un futuro mejor para nuestro país", añadió la activista de 48 años.
Noung abandonó Birmania en 1983 tras varios años de integrar una organización rebelde separatista en el nororiental estado de Shan.
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La activista, quien fue secretaria general de WLB, representa a la Red de Acción de Mujeres Shan (SWAN), conocida por divulgar las brutalidades del régimen militar de Birmania, como recurrir a la violación como arma de guerra.
"Licencia para violar", un perturbador testimonio publicado en 2002, desencadenó una condena de la comunidad internacional, incluidos Estados Unidos y las Naciones Unidas.
IPS conversó con Hseng Noung en la víspera de su partida a Nueva York para participar en un tribunal especial que estudia las violaciones y otro tipo de violencia contra las mujeres, empleadas por el régimen birmano contra las minorías étnicas.
IPS: Cuando usted creó la WLB hace 10 años, ¿qué espacio había para que las mujeres birmanas exiliadas incidieran en la agenda política de su país?
HSENG NOUNG: No hubo mucha participación femenina dentro de los grupos de exiliados. Y en los casos en que hubo, su contribución tuvo muy poco reconocimiento.
Entonces había muchas organizaciones de mujeres activas que habían participado en los asuntos internos del país en su época estudiantil. Por eso nos pareció que sería mejor reunirnos y fundar una organización que creara mayor espacio para nosotras e ir ampliándolo.
IPS: ¿La creación de la WLB fue considerada como un momento histórico?
HN: Sí. Fue un acontecimiento único para un país con los antecedentes históricos de Birmania. Sentimos la necesidad de contar con acciones e ideas colectivas para que las mujeres pudieran participar del cambio político, social y para garantizar la igualdad de género.
También fue importante para nosotras porque trabajar para el desarrollo de las mujeres es trabajar para el desarrollo de la comunidad.
IPS: Ahora que ya pasaron 10 años desde la creación de la WLB, ¿tienen razones para celebrar? ¿Lograron tener un impacto?
HN: Por supuesto. Vemos más mujeres en nuestras actividades que muestran nuevas y mejores habilidades para lidiar con muchos asuntos políticos. Un ejemplo de ello fue la participación femenina en las discusiones sobre el proyecto para una nueva Constitución en Birmania.
Gracias a sus antecedentes únicos de diferentes grupos étnicos, las mujeres contribuyeron a las discusiones sobre qué era mejor para los asuntos nacionales y estatales.
Nuestras integrantes proceden de zonas en conflicto donde hay que lidiar con la temática de los refugiados y de las diferentes formas de violaciones a los derechos humanos. El espacio creado por la WLB permitió hablar de esos asuntos, lo que no hubiera sido posible en Birmania.
IPS: Los conflictos que usted menciona revelan las profundas divisiones étnicas que existen en Birmania. Hay más de 130 comunidades y lograr cierta unidad ha sido un gran desafío histórico. ¿Estaba dentro de los objetivos de su organización salvar esas distancias?
HN: Está claro que queremos tenernos confianza y eso se logra trabajando en conjunto. Sabemos que es muy importante para lograr la paz en Birmania y para la reconciliación. Para ellos debemos comprendernos después de tantos años de guerra civil y conflictos y la propaganda del régimen de "divide y triunfarás" y las medidas contra nosotros, contra su propio pueblo.
IPS: ¿Ha sido fácil construir esa confianza? Después de todo, entre las integrantes de la WLB hay miembros de la comunidad mayoritaria de Birmania, cuyos integrantes forman parte del ejército que persigue a las minorías, una de las cuales usted representa.
HN: Nada de esto es fácil. Sabemos, por vivir bajo el régimen militar, que tenemos muchas experiencias para compartir y poder y poder trabajar juntas para crear una sociedad pacífica.
Las mujeres hablan la misma lengua, quieren paz. ¿Pero qué tipo de paz? No sólo la falta de guerra, sino la que ofrece mejores oportunidades para todos los grupos étnicos, para las personas diferentes y para todos los géneros.
IPS: ¿Existen organizaciones similares a la suya en Birmania, con los mismos objetivos?
HN: No.
IPS: Cómo aceptaron los hombres exiliados el cambio en el equilibrio de género que implicó que su organización adquiriera tanta incidencia en la agenda política e influyera en los temas a discutirse.
HN: Algunos hombres aplaudieron nuestra contribución. Otros hicieron comentarios positivos y algunos hasta se burlaron de nosotras. Ellos esperaban que nos concentráramos en cuestiones específicas como la trata de personas, la salud y el VIH/sida porque consideran que son temas femeninos.
A veces descartaron o pasaron por alto lo que hacíamos, como nuestras tres principales áreas de actividad: el programa para fomentar la paz y la reconciliación, el de violencia contra las mujeres y el que apunta a impulsar la participación femenina. Por eso llamamos a nuestro movimiento una "lucha dentro de la lucha".
También probamos nuestra capacidad para difundir nuestros problemas al mundo mediante redes internacionales. Antes, esa gente no tenía mucha idea de lo que hacía el régimen militar, el uso de la violencia sexual y de la violación como arma de guerra.
Pero cambiamos su opinión gracias al trabajo de documentación realizado por nuestras organizaciones y elaborando informes sobre violaciones a los derechos humanos. Eso ayudó a contrarrestar la propaganda del régimen.
IPS: Aung San Suu Kyi es una gran luchadora por la democracia, ¿cómo influye ella en su organización?
HN: Es una inspiración para todo el mundo. Ella no sabía que estábamos creando la WLB. Estoy segura de que estará orgullosa de nosotras y la vamos a apoyar.
IPS: ¿Usted cree que el régimen birmano será capaz de tolerar organizaciones como la suya?
HN: Tendrán que hacerlo tarde o temprano, aunque me dijeron, no lo escuché yo directamente, que el régimen tiene algunas emisoras de radio FM en el país para denunciar a las organizaciones que no le gustan y la WLB fue mencionada.