Para frenar la pérdida de la diversidad biológica y de los recursos naturales es necesario realizar cambios profundos en nuestro sistema económico y en la comunicación de cuestiones científicas, según la ecologista holandesa Louise Vet.
Vivimos en una economía lineal de "toma, fabrica y desecha" que agota los recursos naturales y destruye los ecosistemas, señaló Vet, profesora de ecología evolutiva en Holanda.
Pero el choque entre los intereses económicos y ecológicos se puede conciliar mediante la llamada "economía circular", propuso.
La directora del Instituto de Ecología de Holanda conversó con IPS sobre las soluciones concretas que ofrece la economía circular para evitar mayores pérdidas ecológicas y permitir obtener beneficios comerciales.
IPS: Usted es una investigadora profesional en cuestiones ecológicas, pero también trata de arreglar un buen casamiento entre la economía y la ecología. ¿Cómo lo logra?
LOUISE VET: Hacer las cosas de otro modo es ante todo un desafío empresarial. Muchas personas ahora piensan y tratan de innovar en beneficio del planeta, de la economía y de las personas al mismo tiempo, conocido triple resultado.
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Los políticos tienen tendencia a escuchar más a empresarios e industriales que a los ambientalistas, y por eso hacemos muchas cosas con ese sector.
Por ejemplo, cuando hace un par de años se formó un nuevo gobierno en Holanda, unos 80 empresarios de multinacionales comenzaron a subrayar la importancia de la sustentabilidad a la hora de decidir la integración del nuevo gabinete. La noticia apareció en la portada del periódico holandés más importante, NRC, con las firmas de todos ellos.
Antes se consideraba que la sustentabilidad era una temática de la izquierda, pero como lo presentamos como un desafío a la innovación con posibilidades de beneficio, y no como un problema, la derecha comenzó a interesarse.
Con mis compañeros tenemos almuerzos regulares con políticos holandeses y hablamos sobre deforestación y programas pesqueros con el fin de introducir esos temas en su agenda.
IPS: ¿Cuál es el mayor obstáculo para alcanzar ese acuerdo?
LV: Le prestamos muy poca atención a los objetivos a largo plazo, algo difícil para la industria actual. Uno de los principales obstáculos es la forma en que nuestra economía valora las cosas. Gravamos el trabajo, no los recursos.
Si cambiamos nuestro sistema financiero, lo que creo que deberíamos hacer, otras cosas se valorarán. Hay una gran cantidad de recursos en nuestro planeta que son limitados y que, por lo tanto, hay que elevar su precio.
Tratamos de obtener un tipo de cálculo económico financiero diferente, por ejemplo, pagar por cada pedazo de molécula de carbono utilizada. Cuánto más raro sea, más caro será y más impuestos habrá que poner. Eso cambiará el sistema financiero por completo y, por lo tanto, los beneficios serán diferentes.
IPS: ¿Cuánto tiempo más se necesita?
IPS: Espero que los países occidentales puedan reunir dinero para salvar las selvas que son tan importantes para nuestro planeta. Un árbol se valora sólo por la cantidad de madera que se le puede extraer. Pero cuando se los valora según sus servicios al ecosistema es enormemente importante para todos los habitantes del planeta.
La tala tiene consecuencias a largo plazo sobre los servicios del ecosistema. Absorbe dióxido de carbono, filtra el aire, tiene importancia en materia de micro fauna y flora e importancia para la diversidad. Un árbol tiene mucho más valor que una simple pieza de madera para una mesa y una silla.
IPS: Usted invitó hace poco a todo el mundo a hacer sus necesidades en su centro de investigación ¿Por qué?
LV: Uno de nuestros recursos más limitados es el fósforo, que está en todas las células, en nuestro ADN (ácido desoxirribonucleico), en todos los organismos vivientes, plantas o bacterias. Lo usamos en nuestros fertilizantes artificiales para facilitar la agricultura y alimentar a la población mundial.
Perturbamos el círculo del fósforo en el mundo, pese a que sólo nos quedan 80 años antes de que se acabe y su disponibilidad se limite a pocos lugares. En cuanto eso ocurra, no tendremos más fertilizantes artificiales, lo que será un desastre para la producción alimenticia.
El fósforo será en el futuro como el agua potable.
En Holanda, las aguas servidas corren por un sistema de alcantarillas que cubre todo el país. Los desperdicios fangosos contienen grandes concentraciones de fósforo, pero no lo aprovechamos.
Tratamos de reconstruir un nuevo modelo para recuperar el fósforo de la orina y de los excrementos cerrando el ciclo de nutrientes. Tenemos inodoros de vacío, que apenas usan agua porque emplean la de origen subterráneo y no la potable.
Los excrementos van a tanques de fermentación y tras producir energía del "agua negra", como la llamamos, el resto queda allí con todos sus minerales. Luego va hacia las algas que toman los valiosos nutrientes como el fósforo. Tras ser cosechadas vuelven al suelo como fertilizantes.
Seremos el primer laboratorio de ese tipo.
IPS: Usted señala que "vivimos en una economía equivocada". ¿A qué se refiere?
LV: Tenemos un sistema económico de toma-fabrica-desecha, sin pensar en lo que usamos del planeta y qué hacemos luego con ello. Esa economía lineal es la que está tan mal. No valoramos lo suficiente nuestros propios recursos.
La energía no es el verdadero problema, podemos resolverlo, son los recursos. Estamos en una nave espacial, tenemos pocas cosas en el planeta y si las destruimos, será virtualmente imposible vivir aquí.
Tenemos que tener una economía circular para, por lo menos, mantener la actual cantidad de recursos limitados, en vez de disminuirlos más.