Para las pakistaníes de la Provincia de la Frontera Noroccidental este año fue especialmente duro y los pronósticos para el entrante no son más promisorios.
En un esfuerzo por negociar con el movimiento islámico afgano Talibán en el valle del Swat, el gobierno permitió que rigiera la shariá (ley islámica), pero lejos de pacificar la zona, los talibanes de Swat ocuparon el vecino Buner y se desató una masiva operación militar que obligó a miles de civiles a abandonar sus hogares.
Organizaciones de la sociedad civil se esfuerzan por hacer frente al enorme flujo de personas desplazadas.
IPS entrevistó a Ruskhshanda Naz, quien desde 1993 lucha por mejorar la situación de las mujeres en la Provincia de la Frontera Noroccidental. Esta abogada de profesión trabaja con la Fundación Aurat, que ayuda a la población femenina en zonas de conflicto y guerras.
IPS: El gobierno sostiene que tomó el control de muchas zonas que estaban bajo control de distintas facciones del Talibán. ¿Eso es así?
RUKHSHANDA NAZ: Pueden decirlo en algunas zonas, pero la cultura se desarrolló por la talibanización y las políticas del gobierno. La gente necesita tiempo para recuperarse y confiar otra vez en las autoridades.
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IPS: Este año comenzó con un acuerdo de paz entre el gobierno provincial y Tehrik-e-Talibán a cambio de que rigiera la ley islámica en Malakand, donde está el valle de Swat, en la frontera con Afganistán. ¿Cuál es la situación de las mujeres allí?
RN: No creo que haya muchas diferencias, salvo porque hay menos miedo al Talibán. El trauma está generalizado. La humillación por el desplazamiento es muy grande.
IPS: ¿Quiénes sufrieron más por los enfrentamientos entre combatientes del Talibán y efectivos del ejército, que terminaron expulsando a casi dos millones de personas, las mujeres o los hombres?
RN: Voy a responder con testimonios recogidos por mi equipo de trabajo.
"Hace dos años, a eso de las ocho de la noche, estábamos en mi casa conversando después de la cena cuando irrumpieron entre 15 y 20 chiitas", relató una mujer.
"Primero agarraron a mi cuñado y lo asesinaron frente a nosotros. Luego sacaron fuera de casa a mi hijo Mohammad de 15 años y también lo mataron. Todavía escucho sus gritos", se lamentó.
"El miedo me paralizó, pero mantuvo la voluntad y con mis tres hijas, dos nietos y una nuera nos escapamos", añadió.
Una mujer de la agencia de Parachinar Kurram (en las Áreas Tribales Administradas Federalmente) testificó que talibanes chiitas secuestraban a muchas de ellas para violarlas. Ellos creen que si mantienen relaciones sexuales con sunitas irán al paraíso
"Estoy contenta con el nacimiento de mi séptima hija", comentó otra. "Pero me preocupa la pobreza en que vivimos. Una de ellas perdió sus zapatos, no puedo comprarle nuevos y ahora anda por ahí descalza", añadió.
Otra del distrito de Bajaur contó lo siguiente: "Un día, una mujer llevaba un pollo cuando se detuvo un automóvil con talibanes. La obligaron a entrar y le pidieron que les cambiara el pollo por un poco de carne".
"Por el miedo, la mujer les entregó el pollo y se llevó la carne. Pero cuando llegó a su casa descubrió que le habían dado ¡senos de mujer!".
IPS: ¿Qué consecuencias tiene para las mujeres tener que abandonar sus hogares?
RN: Las mujeres de esas zonas acostumbran a vivir en la privacidad de sus hogares, como lo dictan las normas culturales. Y de repente se encuentran en un espacio público y obligadas a interactuar con otras personas, eso les genera una gran inseguridad psíquica.
IPS: Es esencial para las autoridades y la sociedad civil lograr la paz para alcanzar algunos de los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio como la equidad de género y el empoderamiento de las mujeres. ¿Cuál ha sido la respuesta de la sociedad civil?
RN: La sociedad civil implementa numerosas iniciativas. El gobierno maneja la avalancha de desplazadas gracias a la ayuda de las organizaciones. No sólo responden rápido a la necesidad inmediata de rehabilitación, sino también atienden varias cuestiones mediante programas de asesoramiento.
IPS: Así como escuelas, maestros y maestras han sufrido ataques de los bandos enfrentados, ¿ocurre lo mismo con voluntarios y trabajadores de organizaciones no gubernamentales?
RN: Algunos trabajadores fueron asesinados y secuestrados. A veces, las familias se aprovechan del terrorismo y de la violencia religiosa para arreglar disputas entre ellas y honrar casos de asesinato.
IPS: Hay que tener mucho coraje para defender la democracia y los derechos humanos, entre otros asuntos ¿no?
RN: No es difícil. Sólo tienes que creer y estar comprometido. Si eres sincero contigo mismo, es más fácil. Nunca me desanimo y eso me da fuerza y esperanza.
IPS: ¿Usted cree que la seguridad va a mejorar en 2010?
RN: No creo, pero tengo una esperanza, que haya más resistencia popular y más lucha por la paz y los derechos humanos.
IPS: ¿Usted cree que los programas del gobierno y las actividades de las organizaciones no gubernamentales podrán reanudarse y ayudar a la gente?
RN: En cierta forma, sí, pero se va a necesitar un mayor compromiso de ambas partes y tendrán que tener una mayor flexibilidad para cambiar de estrategia.