Ante la competencia de especies extranjeras, productores de pinos navideños nativos del sur de la capital mexicana luchan por mantener sus plantaciones a flote. “La temporada es aceptable gracias a la difusión, y ahora queremos lograr que elaboren un plan integral de desarrollo, que incluya capacitación, programas educativos y una mayor participación de los jóvenes”, dijo a Tierramérica Patricia Rodríguez, consultora que asesora a los plantadores.
En la zona de Ajusco, unos 200 sembradores cultivan el autóctono pino vikingo (Pinus ayacahuite) en unas 200 hectáreas, y que cuestan entre 19 y 46 dólares la unidad, según el tamaño.
En México se consumen anualmente unos dos millones de árboles navideños, de los cuales 1,6 millones provienen de Estados Unidos y Canadá.
Hace más de una década se inició un programa de plantaciones comerciales de estos árboles en el sur de la capital, principal mercado forestal.