Los 2.000 habitantes de la aldea rural zimbabwense de Chitsa, a unos 250 kilómetros de Harare, tienen dificultades para realizar las compras de bienes y contrataciones de servicios más cotidianas.
La población tarda en adoptar el sistema de múltiples divisas, creado por el gobierno nacional en febrero último porque el valor del dólar zimbabwense continuaba en catastrófica caída.
El uso de múltiples monedas es cada vez más común en ciudades y pueblos, pero su implementación en áreas rurales se ha vuelto muy complicada.
En Chitsa, por ejemplo, se ha vuelto común pagar en especie por bienes y servicios. En el Centro Comercial Mutema, los dueños de los puestos de venta aceptan con gran frecuencia este tipo de pago. Sólo aceptan dinero en efectivo si no es necesario dar cambio al cliente.
Trymore Mutisi, maestro en la cercana Escuela Primaria de Mutema, fue aun más allá: el trueque se ha vuelto una forma de vida, dijo a IPS. "En tiempos de dificultades, la gente aprende a improvisar, y aquí han hecho eso desde hace mucho tiempo", explicó.
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Mutisi cobra en especie las clases particulares que imparte a estudiantes del último grado escolar. "Recibo lo que sea que los padres me puedan dar. Cabras, harina de maíz, arroz
Simplemente, tomo lo que sea que puedan ofrecer, porque sé que no hay ningún modo de que puedan conseguir dinero", enfatizó.
El uso de divisas como el rand sudafricano, la pula de Botswana, el dólar estadounidense o la libra británica ha perjudicado a la población rural, pues quienes residen lejos de las fronteras no tienen acceso a ellas. Pero hallaron la salida en el trueque.
"El gobierno debería introducir una política en que a la gente que vive en el medio de la nada, como nosotros, se les permita intercambiar bienes por servicios. No es culpa de nadie, pero las cosas deben hacerse de modo que todos resulten satisfechos", reclamó Mutisi.
En el Centro Comercial Mutema solamente hay tres negocios abiertos. Uno de ellos es el comercio de botellas de Abel Zinyeka, quien describió la situación en el área como "negocios bajo su propio riesgo".
"Aceptamos el trueque con la esperanza de que lo que obtengamos sea intercambiado por efectivo en la ciudad y nos dé la oportunidad de reabastecer a nuestros comercios", explicó.
"No hay nada que podamos hacer, porque, simplemente, la población carece de acceso al dinero. Si actuáramos de otro modo tendríamos que cerrar los comercios", explicó.
El concejal Munyaradzi Mandivheyi dijo a IPS que adaptar la vida al nuevo régimen monetario ha sido muy difícil para la población de Mutema.
Las dificultades son causa de enojo para la población, "pero nosotros estamos contentos de que el empresariado comprenda nuestra situación. La vida dista de ser normal aquí", según él.
Muchos residentes en aldeas rurales como Chitsa son campesinos que dependen de sus cultivos para sobrevivir. Los campesinos practican el trueque para que el maíz sea molido, a fin de elaborar el alimento básico, típico del lugar, llamado "sadza".
Algunos se ven obligados a entregar un cubo de 20 litros lleno de tomates a cambio de un viaje al cercano pueblo de Masvingo. En esos casos, el intercambio no es equitativo, pues el valor habitual de un cubo quintuplica el del traslado.
Empresarios dijeron a IPS que los agricultores ofrecen voluntariamente sus productos a cambio de otros bienes y servicios. Pero el agricultor Claudius Chimwanda aseguró que lo hacen porque no tienen alternativa.
"No hay nada que podamos hacer", dijo Chimwanda a IPS. "Si usted quiere ir al pueblo tiene que darle a la gente del transporte lo que quiere. Si usted quiere jabón de tocador, pan, aceite para cocinar o cualquier cosa, los propietarios de los comercios deben obtenerlas."
"Somos como una tribu olvidada en las áreas rurales. Todo ocurre en Harare y sólo nos enteramos cuando las decisiones están tomadas. Nunca nos consultan sobre nada, pero somos los que más sufrimos", agregó.
El director de la organización humanitaria Oxfam Internacional en Zimbabwe, Peter Mutoredzanwa, advirtió este año a la prensa que canjear alimentos por servicios puede dejar a muchos en riesgo de padecer escasez alimentaria.
El no gubernamental Consejo de los Consumidores de Zimbabwe pretende que el gobierno sirva mejor a la población rural bajo el actual régimen financiero.
"Estamos haciendo consultas para que el sistema pueda ser mejorado", dijo a IPS la directora del Consejo, Rosemary Siyachitema.