Una misión diplomática de Estados Unidos en Birmania, país dominado por una dictadura militar y sellado al escrutinio internacional, permitió esta semana dar alguna esperanza a las oprimidas minorías étnicas.
El subsecretario de Estado adjunto estadounidense Scot Marciel informó el jueves, reunido con diplomáticos, académicos y periodistas en la Universidad Chulalongkorn en Bangkok, que se reunió con "siete u ocho representantes de grupos étnicos minoritarios en Rangún".
Estos dirigentes "expresaron sus preocupaciones" acerca de las elecciones convocadas por el régimen para 2010 y sus temores a que "el gobierno trate militarmente" a sus comunidades en esa instancia, sostuvo el funcionario.
"Estamos comprometidos a iniciar un diálogo con el gobierno, la oposición y grupos étnicos", agregó Marciel, poco después de su visita de dos días a Birmania junto con el secretario de Estado adjunto (vicecanciller) Kurt Campbell.
"El propósito de ese diálogo es avanzar hacia una reconciliación nacional", afirmó.
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La visita de Campbell y Marciel, el martes y miércoles, fue la primera de altos funcionarios en Washington a Birmania desde 1995, año en que lo hizo la entonces embajadora en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y luego secretaria de Estado (canciller) Madeleine Albright.
El enfoque del gobierno estadounidense sobre Birmania se enmarca en el expuesto por el presidente Barack Obama respecto de los regímenes autoritarios —dialogar con ellos para alentar cambios políticos—, en contraste con la línea dura de su antecesor, George W. Bush (2001-2009).
De todos modos, el gobierno de Obama mantendrá las sanciones económicas impuestas por su país a Birmania desde mediados de los años 90, explicó Marciel.
El funcionario atenuó las esperanzas de cambio que despertó su misión, a la que calificó de "exploratoria", a pesar del éxito que supuso la inclusión de reuniones con el primer ministro, general Thein Sein, y con la líder de la oposición birmana, Aung San Suu Kyi, quien ha pasado más de 14 años en detención domiciliaria.
Sin embargo, la delegación no fue recibida por el hombre fuerte del régimen, general Than Shwe.
"Avanzaremos de ojos abiertos. No tenemos ninguna ilusión", dijo Marciel. "Nunca creímos que nuestro viaje a Birmania resolvería todos los problemas del país."
De todos modos, hubo muestras de beneplácito de la comunidad internacional por la reunión de Marciel y Campbell con representantes de minorías étnicas —entre ellas las shan, chin, mon, arakan y kachin— que representan casi 40 por ciento de los 56 millones de habitantes de Birmania y ocupan 57 por ciento de su territorio.
"Para nosotros fue una reunión importante. Nunca habíamos tenido una así. Tenemos muchas esperanzas", dijo Chin Sian Thang, miembro de la etnia chin y portavoz de la Alianza de Nacionalidades Unidas (ANU), conformada por 12 partidos políticos de base étnica.
"En los últimos dos años se nos prohibió reunirnos con enviados de la ONU", agregó Chin, entrevistado por teléfono desde Rangún. "Nos da esperanzas que podamos promover una reconciliación nacional que involucre a nuestras comunidades."
El último enviado especial de la ONU al que la junta militar le permitió visitar Birmania fue el diplomático malasio Razali Ismail, en 2004. El actual enviado, Ibrahim Gambari, de Nigeria se le ha prohibido el ingreso desde que asumió el cargo, a fines de 2006.
La misión estadounidense dialogó con los representantes de las minorías sobre la Constitución aprobada en un cuestionado referendo en 2008, las elecciones planificadas para 2010 y la presión de la dictadura a las milicias étnicas para que se conviertan en guardias fronterizas controladas por las Fuerzas Armadas.
"Dijimos que no estamos de acuerdo con la Constitución de 2008 porque el referendo fue una farsa" y "no tiene un solo artículo que proteja a los grupos étnicos", dijo Chin Siang Thang.
"La reconciliación hacia las elecciones del año próximo debe incluir a las minorías étnicas", dijo Soe Aung, portavoz del Foro para la Democracia en Birmania, una coalición de organizaciones que reúnen a exiliados políticos.
Negarles a los grupos étnicos un espacio rumbo a los comicios de 2010 "socavará la legitimidad que necesita el régimen", añadió Soe Aung, quien recordó que en las últimas elecciones generales, celebradas en 1990, "los partidos étnicos conquistaron 67 escaños parlamentarios".
El mosaico de minorías étnicas de Birmania supone un desafío de enormes proporciones para la gestión diplomática de Estados Unidos.
En el país existen más de 130 comunidades étnicas, las principales de las cuales son las chin, kachin, karen, mon, rakhine y shan. Sus miembros han sido víctimas de graves violaciones de derechos humanos a manos del régimen militar.
Las fuerzas armadas se han enfrentado con grupos insurgentes étnicos desde la independencia, lograda en 1948.
Hace unos 20 años, 17 organizaciones firmaron acuerdos de cese del fuego. Cinco de los mayores grupos separatistas, como los karen, se negaron a ponerse al servicio del ejército, como lo exige el régimen.