Agricultores senegaleses protestan por la falta de asistencia y la mala calidad de las semillas de maní que emplearon en la siembra de este año en la región central de Kaolack.
La producción de 2008 cayó más de 47 por ciento, según el último informe de la asociación de productores de maní.
Los precios de este alimento son cada vez más bajos en Europa, su principal mercado, según la asociación de productores. La sequía y la degradación del suelo, demasiado severas para corregirlas con fertilizantes, son el origen de las dificultades que padece la agricultura de Senegal.
Si el campo está plagado de problemas es por culpa de los agricultores que esperan asistencia del gobierno para todo, señaló Samba Ka, director regional del Consejo Nacional para el Diálogo y la Cooperación de los Campesinos.
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"Los agricultores de Senegal no lograron inculcar en sus hijos el amor a la tierra y el aprecio al ganado", explicó. "No se cultiva, se rasguña. Ya no se cuidan los animales, sólo se los usa", dijo a IPS.
Sin embargo, Ka reconoce la urgente necesidad de crear nuevas políticas que garanticen el suministro de semillas de calidad y su revisión periódica. También recomendó ofrecer a los pequeños agricultores variedades básicas de maní, mijo, sorgo, maíz y fertilizantes de buena calidad a precios subsidiados, así como nuevas herramientas.
Al visitar campos de mijo, maíz y maní en Thiaré, cerca de Kaolack —capital de la región homónima y ubicada 200 kilómetros al sudeste de Dakar— IPS pudo comprobar que los campesinos no cuentan con apoyo técnico.
Los pequeños agricultores no tienen buenas semillas para plantar este año, aseguró Malick Seck, del Sindicato de Cultivadores y Horticultores de Senegal.
"El Estado ya no nos ayuda. Las semillas que nos dieron este año no son buenas y además, no nos apoyaron. Somos pequeños agricultores y nos endeudamos comprando pesticidas. Devolvemos el dinero después de la cosecha, pero son más las veces que tenemos problemas porque la producción no es buena", se lamentó.
Apuntando hacia su campo de maní, Seck explicó a IPS que las plantas que no son densas indican que las semillas eran de mala calidad. "¡Observe la diferencia entre este cultivo y aquel", señaló. "¿Ve que los brotes de allá son más densos que éstos?", insistió.
Habib Ndiaye es un agricultor de Thiaré preocupado por la venta de su cosecha. "Estamos obligados a vender la producción a precios bajos en los mercados semanales y terminamos más endeudas", explicó a IPS.
"Vendemos el kilogramo de maní al equivalente de unos 0,22 dólares, en vez de 0,29 o 0,33 que es lo que necesitamos para cubrir las necesidades familiares", indicó Ndiaye, lamentándose de la falta de apoyo para comercializar la producción de cacahuete en muchas zonas.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) lanzó el 7 de octubre una iniciativa de "mecanismo alimentario" para ayudar a los campesinos más vulnerables, con apoyo de la Unión Europea, que aportó unos 22,6 millones de dólares.
El programa permitirá incentivar la producción y mejorar la seguridad alimentaria de los pequeños agricultores, señaló el director regional del PMA para África occidental, Thomas Yanga.
"Es una misión de seguridad alimentaria y de bienestar social", explicó.
La Asociación Senegalesa para la Promoción del Desarrollo (Asprodeb, por sus siglas en francés) creó el año pasado un programa para acopiar semillas de calidad que funciona en la mayoría de las localidades de la cuenca manisera.
Asprodeb, con sede en Dakar, reúne a varias organizaciones y está asociada al Ministerio de Agricultura de Senegal.
"El gobierno, en colaboración con sus socios privados, apoya a los productores de maní del septentrional valle del río Senegal", en la frontera con Mauritania, señaló Cheikh Fall, integrante de la junta directiva de Asprodeb.
"La iniciativa apunta a garantizar la disponibilidad de 79.000 toneladas de semillas de maní antes de diciembre de 2010, con certificación N2" (nuevas variedades apropiadas para el suelo y el clima locales), explicó.
También existe un programa de investigación para diversificar las semillas certificadas para poder cultivarlas en Senegal, señaló Macoumba Diouf, director general del Instituto de Investigación Agrícola, con sede en Dakar. La iniciativa apunta a recuperar prácticas agrícolas tradicionales que se fueron perdiendo o que se dejaron de usar hace 30 años.
"El programa no sólo permitirá que los productores sigan usando las semillas y otros recursos conocidos, sino que ofrecerá a los campesinos la posibilidad de mejorar la producción hasta entre cinco y seis toneladas por hectárea en predios experimentales o entre 500 kilogramos y 1,5 toneladas en el campo", añadió.
