El comercio entre la Autoridad Nacional Palestina (ANP) e Israel aumenta pese a la negativa del Estado judío a cesar la construcción de asentamientos ilegales en Jerusalén oriental y Cisjordania.
El comercio entre Israel y la ANP creció 17 por ciento en 2008, llegando a 3.900 millones de dólares, según la Autoridad Impositiva Israelí. En 2007 fue de 3.300 millones de dólares, y en 2006 de 3.000 millones.
Las importaciones y exportaciones palestinas a través de puertos israelíes aumentaron cinco por ciento, llegando el año pasado a 1.200 millones de dólares, cifra superior a la de años anteriores.
"El comercio es algo que facilita la confianza y las relaciones políticas", dijo a IPS Ofir Gendelman, director de la Cámara Israelí-Palestina de Comercio e Industria.
"Esperamos que las cifras comerciales aumenten el año próximo a alrededor de 20.000 millones de shekels (5.300 millones de dólares). El cielo será el límite si hay paz", agregó.
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"Aún con el bloqueo a (la palestina franja de) Gaza (ocupada por Israel), el año pasado hicimos negocios por 2.000 millones de shekels (530 millones de dólares) con el territorio costero, y nuestra Cámara existe desde hace apenas seis meses", señaló Gendelman.
La reunión del ministro de Economía palestino Bassem Khoury con el viceprimer ministro israelí Silvan Shalom el 2 de este mes en Jerusalén, en el marco del Comité Económico Conjunto Israelí-Palestino, parecía una más.
Entre los asuntos abordados estuvo la concesión de visas israelíes a empresarios e inversores palestinos, la importación de mayores cantidades de carne y productos lácteos para las celebraciones del mes sagrado musulmán del Ramadán, y la comercialización de lácteos de Cisjordania en Jerusalén oriental.
Pero, tras el encuentro, ambas partes decidieron que las reuniones serán mensuales. Se crearon subcomités de turismo, industria, agricultura y salud.
"Creo que los palestinos finalmente comprendieron que no tenía sentido esperar, que esperar solamente los perjudica a ellos mismos", dijo Shalom, refiriéndose al congelamiento de las negociaciones.
El presidente palestino Mahmoud Abbas ha expresado reiteradamente su negativa a mantener negociaciones de paz con Israel si no se detiene el asentamiento de colonos judíos. El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu dijo que como mucho consideraría un "congelamiento temporario" de esa política de expansión en Cisjordania, y que la construcción en Jerusalén oriental continuará.
Khoury dijo que la reunión de negocios no indica de que la ANP retira su negativa a negociar. "No discutimos nada político, porque eso requiere un congelamiento de los asentamientos en Cisjordania y Jerusalén oriental, y el reconocimiento israelí de la solución de dos estados", señaló.
Según un informe del Centro Peres para la Paz, con sede en Tel Aviv, 90 por ciento de las exportaciones palestinas van a Israel, y representan 65 por ciento del producto interno bruto (PIB) palestino.
Los territorios palestinos también constituyen un importante mercado para las mercaderías israelíes.
"Las dos economías siempre han estado fuertemente conectadas", dijo a IPS Salah Awdi, director general de la Cámara de Comercio Ramalah-El Bireh.
Ramalah, la capital de facto de Cisjordania, es el centro de negocios de los territorios palestinos. "Pero enfrentamos fuertes impuestos israelíes a las importaciones, tanto desde Israel como desde otros países", señaló Awdi.
En el marco del Protocolo de París, firmado por israelíes y palestinos en 1994 como parte de los acuerdos de Oslo, Israel controla una unión aduanera que abarca a Gaza y Cisjordania. Recauda los aranceles a las importaciones que ingresan a ambos territorios, y además un impuesto al valor agregado (IVA) a los bienes y servicios de Israel destinados a Palestina, que debe luego entregar a la ANP.
Pero a menudo los israelíes retienen los fondos de estos impuestos como herramienta política, como ocurrió cuando el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) ganó las elecciones legislativas de 2006.
"El Protocolo perpetúa la dependencia económica palestina de la economía israelí, y preserva el control israelí sobre la economía palestina", señaló la organización israelí de derechos humanos B'tselem.
El control que Israel ejerce sobre los territorios palestinos le permite frenar unilateralmente el movimiento de importaciones y exportaciones palestinas.
El Protocolo confiere al Estado judío el poder único de recaudar impuestos a las importaciones de la ANP, lo que le permite frenar o suspender la transferencia de pagos como medio de presión o castigo.
El Protocolo también habilita a Israel a gravar unilateralmente los productos importados por los palestinos, dando preferencia a sus propios intereses económicos.
Ahora Israel ha limitado drásticamente la cantidad de obreros palestinos que pueden ingresar a su territorio para conseguir trabajo, pese al desempleo y la pobreza que se vive en Cisjordania.
Decenas de miles de palestinos perdieron su sustento cuando Israel limitó la cantidad de permisos de ingreso alegando motivos de seguridad, luego de una ola de atentados suicidas cometidos hace varios años.
Según el Banco Mundial, en 2000 la economía palestina era una de las que más dependía del envío de remesas desde el exterior, que constituían 21 por ciento del ingreso nacional bruto.
"También enfrentamos prolongadas demoras y revisaciones de seguridad en los cruces de frontera y puertos, lo que aumenta nuestros costos de transporte", dijo Awdi.
Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la Organización de las Naciones Unidas, Israel ha establecido más de 600 retenes carreteros, puestos de control y barreras en toda Cisjordania.
"Esto implica que un vehículo israelí atraviese el territorio de Israel hacia la frontera palestina, luego otro control de seguridad y otra demora, mientras los productos se cargan en camiones palestinos. Es común que se echen a perder o se dañen en el transporte", explicó Awdi.
