La cumbre del Grupo de los 20 (G-20) países industriales y emergentes, celebrada el jueves y este viernes en Estados Unidos, sirvió al menos para catalizar los componentes de la complicada negociación de la Ronda de Doha, el prolongado proceso de liberalización del comercio que promueve la OMC.
Después de dos días de sesiones en la nororiental ciudad estadounidense de Pittsburgh, resultó claro que todos los países en desarrollo miembros de la OMC (Organización Mundial del Comercio) favorecen la conclusión de Doha en 2010.
Esas 88 naciones que a través de ocho grupos diferentes defienden sus intereses particulares pero que a la hora crítica de las negociaciones se funden en una sola voz, dirigieron un mensaje al G-20 reclamando "liderazgo real y acción enérgica" para sacar a Doha del atolladero.
La declaración conjunta de los grupos de países en desarrollo que actúan en la OMC fue aprobada esta semana en Ginebra y enviada al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, para que la pusiera en conocimiento de los gobernantes y otras personalidades que asistieron a la reunión del G-20.
Con esta reacción, los países en desarrollo demuestran que no proviene de sus filas la oposición a cerrar el acuerdo de Doha en 2010.
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Roberto Azevedo, jefe negociador de Brasil ante la OMC, dijo a IPS que algunos países industriales habían solicitado sumarse a la declaración de las 88 naciones del Sur en desarrollo. Pero esa variante hubiera exigido una segunda negociación, más compleja y prolongada, explicó.
Otro punto saliente del mensaje transmitido a través de Lula comprueba que los países en desarrollo aceptan continuar las negociaciones basándose en los textos que se presentaron en diciembre.
Es la primera vez que un borrador que está sobre la mesa de negociaciones cuenta con el apoyo de la amplia mayoría de los miembros de la OMC, industrializados y en desarrollo, observó Azevedo.
Una gran cantidad de países industriales también apoyan el paquete, precisó.
El embajador brasileño se negó a comentar las afirmaciones de algunos expertos que siguen de cerca las negociaciones de Doha, que atribuyen a Estados Unidos un rechazo rotundo a los borradores de diciembre.
Sin embargo, "lo que puedo decir sin sombra de duda es que yo oí por lo menos de un país frases o declaraciones que dicen que el paquete que está sobre la mesa no es suficiente para ellos".
"Lo que ese país no fue nunca capaz de decir es qué falta en esos borradores para su interés, y menos aun lo que está dispuesto a pagar para conseguir lo busca", afirmó.
"Es un poco ingenuo suponer que alguien va a conseguir concesiones adicionales de otros socios comerciales, sin hacer ninguna", agregó.
En los borradores de diciembre, que supuestamente Estados Unidos cuestiona, quedaban pendientes aún varios aspectos por resolver. En agricultura se mencionan las objeciones estadounidenses a las pretensiones de India en el mecanismo de salvaguardias especiales, que le permitiría reducir las importaciones de ese rubro cuando conspiren contra la supervivencia de sus campesinos.
En productos industriales, Estados Unidos y otros países del Norte reclaman, en los mismos textos de diciembre, la aplicación de una política sectorial para reducir hasta cero los aranceles de determinadas actividades manufactureras. Brasil, China, India, Sudáfrica y otras naciones sostienen que esas concesiones solo pueden ser voluntarias.
Aunque sin aparente convicción, a causa de la desazón provocada por la ausencia de voluntad política de los actores clave, la OMC elaboró un programa de negociaciones que incluye reuniones de funcionarios de alto rango enviados por las capitales en los meses de octubre, noviembre y diciembre.
Otra posibilidad de avanzar surge de la conferencia ministerial que los 153 estados miembros de la OMC celebrarán entre el 30 de noviembre y el 2 de diciembre en Ginebra.
Azevedo estimó que en los tres meses venideros puede ocurrir que las partes lleguen a identificar las diferencias que permitirían cerrar un acuerdo.
Otra perspectiva es que se reconozcan las divergencias, pero que la brecha sea de una magnitud que haga imposible un entendimiento. En ese caso, se pueden buscar formas de trueque de concesiones en otras áreas. Esta variante no excluye la posibilidad de un desacuerdo total, que detenga la negociación, dijo.
El último escenario se configura cuando se desconoce el tamaño de la brecha entre las aspiraciones de los países. "Esa es para mí la peor perspectiva, porque sobreviene cuando el barco está a la deriva", describió.
"En mi opinión, este último es el escenario que tenemos hoy en la Ronda de Doha", sostuvo Azevedo.
"Si llegamos a noviembre o diciembre en la misma situación que tenemos hoy, creo que es muy preocupante. Ese puede ser el fin de la perspectiva de concluir Doha en 2010", dedujo.
La movilización de esta semana de los países en desarrollo miembros de la OMC entusiasmó a negociadores comerciales que vieron la posibilidad de insuflar vigor a la estancada ronda.
Las mismas fuentes aseguraron que el gobierno de Brasil estudia con interés la posibilidad de convocar a una reunión de ministros de esos 88 países en noviembre, antes de la conferencia ministerial de la OMC.
Preguntado si ese grupo de países va a seguir actuando en coordinación en los próximos tres meses, Azevedo observó que "ese es un grupo muy heterogéneo. Tiene intereses negociadores diferentes".
"Es difícil imaginar que ese grupo va a ser armónico, negociando las mismas cosas de manera semejante. Nunca fue el objetivo del grupo ni tampoco hubo un intento de conseguirlo", abundó.
Los 88 países firmantes de la declaración dirigida al G-20 participan de un grupo homónimo, otro G-20, pero esta vez de países en desarrollo unidos por intereses afines en materia de agricultura, bajo la coordinación de Brasil.
Otro grupo es el G-33, que defiende posiciones sobre la agricultura de subsistencia. En el NAMA 11 se agrupan países que pretenden sostener a sus industrias incipientes. El grupo de África, Caribe y Pacífico (ACP) abarca a ex colonias europeas aun dependientes del comercio con sus antiguas metrópolis.
Los países menos avanzados (PMA) responden a una categoría creada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para identificar a las naciones con índices más bajos de desarrollo económico y social.
Siguen el Grupo Africano, el grupo de economías pequeñas y vulnerables, integrado por estados isleños y frágiles, y finalmente el grupo Algodón-4, formado por Benín, Burkina Faso, Chad y Mali, que reclaman la eliminación de los subsidios de Estados Unidos y la Unión Europea al cultivo y exportación de esa fibra, y compensaciones por los daños ocasionados.