El economista y empresario bangladesí Mohammad Yunus, quien agitó varias conferencias mundiales al defender el microcrédito como un derecho fundamental de los pobres para iniciar pequeños proyectos, ahora crea una educación terciaria orientada a la acción.
"La educación debe integrarse a la vida, con verdaderas acciones y experiencias", señaló quien fuera conocido como el "banquero de los pobres", por promover el microcrédito para los más desfavorecidos y crear el Banco Grameen en Bangladesh en 1983, institución que ofrece pequeños préstamos a los campesinos sin exigirles garantía.
Por su esfuerzo en la promoción del desarrollo económico y social, Yunus fue laureado con el Premio Nobel de la Paz en 2006.
El economista de 69 años creó esta semana el Centro Yunus, en el Instituto Asiático de Tecnología (AIT, por sus siglas en inglés) de Bangkok, que promueve diversos programas de desarrollo.
Yunus tiene un vínculo de larga data con AIT, convencido de su misión como universidad regional a favor del desarrollo sustentable.
[related_articles]
El AIT aportará el grueso del presupuesto del Centro, con el que colaborarán otras organizaciones como la Agencia Sueca de Desarrollo Internacional.
La nueva institución, que abrirá a fines de este año, se propone contribuir a acabar con la pobreza rural impulsando a los campesinos a "manejar sus propios ingresos mediante proyectos agrarios gestionados por ellos mismos".
"Queremos atraer estudiantes interesados en marcar un cambio en sus sociedades mediante programas innovadores", explicó el economista al ser entrevistado por IPS el miércoles, tras el lanzamiento del Centro Yunus.
IPS: Acaba de lanzar un centro educativo que se propone contribuir a terminar con la pobreza. No es el primero con esas características, ¿cuál es su especificidad?
MOHAMMAD YUNUS: No sólo será un centro de investigación, sino de acción. No nos dedicaremos a producir documentos, queremos que los estudiantes se involucren y diseñen sus propios programas para ayudar a las comunidades locales. Podrán demorar uno o dos años, o un poco más, en terminar sus proyectos. Pero ése será el requisito para recibirse.
IPS: ¿Tiene en mente un nuevo sistema educativo?
MY: Sí. El aprendizaje se logrará mediante cuestionamientos a lo hecho y analizando lo que resta por hacer. Los profesores serán espectadores. Los estudiantes tendrán la iniciativa, deberán compartir sus planes con ellos y explicarles cómo piensan llevarlos a cabo. El objetivo del personal docente no será criticarlos, sino tratar de saber más.
IPS: ¿Qué lo motivó a emprender este camino?
MY: Siempre tuve en mente ese modelo educativo. Los jóvenes no tienen que estar en un salón de clases. Tienen una gran capacidad para realizar cambios y una tremenda energía. Deben salir y lidiar con los problemas reales y tratar de resolverlos.
IPS: ¿Puede ser que forme parte de su propio recorrido de trabajo con los más pobres? Aunque usted estudió economía, obtuvo un doctorado y dio clases en una universidad convencional.
MY: Así comenzó mi trabajo con el Banco Grameen. Es verdad, fue lo que hice al salir de la universidad y creé esa institución trabajando con comunidades campesinas.
Por eso digo que basta de escribir tesis. Hay mucha gente haciendo eso. Pero ahora se necesita gente que salga al terreno e identifique los problemas reales de las comunidades pobres, ya sean asuntos ambientales, de pobreza, agricultura, salud o vivienda, y trate de resolverlos.
IPS: ¿Quiere decir que las universidades y el ámbito académico tradicional no han logrado resolver ciertas cuestiones que a usted le preocupan, como la agricultura o la seguridad alimentaria?
MY: Hay muchos vacíos. Los profesores no tienen conocimientos prácticos. Viven en torres de marfil. Hay que integrar la vida a la educación porque cambia constantemente y los planes de estudio se quedan rezagados. Debería ir a la vanguardia y no difundir conocimiento viejo.
La educación implica difundir conocimiento del futuro para que la gente pueda aplicarlo en la realidad.
IPS: ¿Qué opina del aporte científico que significó la Revolución Verde, que según los investigadores resolvió el hambre en ciertas regiones?
MY: El mejor cambio tecnológico para la agricultura ocurrió en los años 60 gracias a la Revolución Verde. Hubo un aumento repentino de la producción agrícola, en especial del arroz. Pero la situación parece haberse estancado.
Desde entonces, no se registraron grandes avances. El mundo cambió, pero la agricultura no le siguió el ritmo. El suministro de alimentos aumenta despacio, mientras el mercado se expande.
IPS: ¿Por qué el conocimiento científico relacionado con la agricultura no siguió el ritmo de los cambios sociales?
MY: Porque hay áreas que resultan más interesantes para la ciencia y donde hay más dinero, como las tecnologías de la comunicación y los teléfonos móviles. Tienen un mercado muy grande y atraen a millones de personas que quieren tener celulares.
Las grandes inversiones fueron en esa dirección y no hacia la agricultura. Por lo que tiene que ser un emprendimiento social. Ésa es la idea que quiero impulsar con el nuevo centro. Se trata de lograr un impacto social, no de hacer dinero.
IPS: Pero va contra la tendencia de los jóvenes que emigran a las ciudades en busca de mejores oportunidades. ¿Cómo logrará que la vida rural les resulte atractiva?
MY: De la forma en que funciona la economía hoy, todo el mundo trata de saber dónde está el dinero. Quizá no vayan a una aldea porque allí no está. Pero cuando tratas de salirte del paradigma que dice que la vida tiene que ser así y te dices: "puedo ser feliz tratando de resolver los problemas de la gente", las cosas se ven de otro modo.
Te concentras en el impacto social, en un compromiso o una dedicación. Es algo que les saldrá del corazón y por lo que van a cobrar.