ARGENTINA: Causa Cromañón, culpables, inocentes y disturbios

Casi cinco años después de ocurrido el incendio que mató a 194 personas en la discoteca República Cromañón, en la capital argentina, la justicia condenó en primera instancia a varios de los imputados, pero absolvió a otros y con ello provocó una airada reacción de familiares de víctimas.

Los tres jueces del tribunal oral que enjuició a 15 acusados, tras un año de actuaciones, resolvieron por unanimidad este miércoles sentenciar a penas de entre 18 y 20 años de prisión al gerente del local nocturno, Omar Chabán, al oficial de policía Carlos Díaz y a Diego Argañaraz, mánager de la banda de rock Callejeros que tocaba la noche de la tragedia, el 30 de diciembre de 2004.

También recibieron condenas de dos años de prisión otros uniformados, ex funcionarios y un asistente de Chabán.

Pero para indignación de familiares de algunas víctimas presentes en la sede del juicio y alrededores, los jueces absolvieron a los integrantes de Callejeros y a otros imputados, otorgándoles el "beneficio de la duda".

La fiscalía había pedido 15 años de prisión para los músicos, pero el tribunal los liberó en esta instancia de toda culpa.
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La sentencia por esta tragedia que provocó además 1.432 lesionados, quedará firme sólo después de las apelaciones que presentarán los abogados defensores y querellantes, que podrían demorar varios meses. Por eso, aún los condenados a prisión seguirán en libertad hasta que se confirme el fallo, aunque no podrán salir del país y deberán reportarse ante los jueces periódicamente.

En diálogo con IPS, el abogado José Iglesias, padre de Pedro, de 17 años, uno de los que murió en la discoteca, y representante de la mayoría de las familias damnificadas, se manifestó enojado y sobre todo "frustrado". Consideró que la decisión de los jueces "es un escándalo", que lejos de cerrar heridas las reabre.

"Por lo visto, hacen falta más años y más muertos en hechos como este (del incendio de Cromañón) para que la sociedad y las autoridades logren los cambios que vamos a seguir exigiendo", dijo respecto de la falta de seguridad en los espacios públicos y a la absolución que les otorgaron a los músicos.

En tanto, Raúl Buganem, padre de un joven muerto en 1993 en la discoteca Kheyvis donde un parecido incendio mató a 17 adolescentes y causó heridas a otros 24, declaró a IPS que al menos en el caso Cromañón "hubo un juicio".

En cambio, añadió, en Kheyvis el proceso prescribió sin que la justicia culpe a los responsables del siniestro.

La lectura del fallo fue seguida en silencio por el público hasta que llegaron las absoluciones a los músicos. Entonces, en el recinto, algunos familiares que llevaban camisetas con la imagen de sus hijos increparon a los jueces y cambiaron insultos con seguidores de la banda de rock que celebraban la decisión judicial.

Los familiares dijeron sentirse "provocados" por los simpatizantes de la banda, que festejaron las absoluciones de los músicos arrojando trozos de papel en la sala como se acostumbra en los estadios de Argentina cuando los equipos de fútbol salen al campo o convierten un gol.

Afuera del edificio fuertemente custodiado, allegados a las víctimas por un lado y seguidores de Callejeros por otro también protagonizaron fuertes refriegas que derivaron luego en choques con la policía.

Algunos familiares voltearon las vallas metálicas que protegían las puertas e intentaron ingresar por la fuerza a la sede judicial donde se leía la sentencia.

Los uniformados reprimieron a los manifestantes desde carros lanza aguas y los activistas respondieron arrojando piedras hasta que comenzaron a dispersarse.

Enseguida fueron saliendo de la sala los primeros familiares de los jóvenes que murieron aquella madrugada en el incendio. Muchos de ellos insultaban y lloraban por la absolución a los músicos, a los que la querella había acusado de fomentar el uso de pirotecnia en sus recitales.

La madrugada del 30 de diciembre de 2004 murieron 194 personas, en su gran mayoría jóvenes, y centenares quedaron heridos en el incendio que se desató en la discoteca a causa de las bengalas y candelas que impactaron en una tela plástica ubicada junto al techo del escenario. Al quemarse, el material emanó cianuro de hidrógeno y otros gases altamente tóxicos.

El público había colmado el local para el recital de Callejeros. Se estima que la noche del incendio había más de 3.000 personas en la discoteca, muchos más de lo que permitía la habilitación correspondiente. Por su parte, Chabán señaló al comenzar el recital que había "más de 6.000" y que se abstuvieran de usar bengalas para evitar un incendio.

Al comenzar el fuego, y sobre todo el humo tóxico, los asistentes procuraron escapar en avalancha, pero las puertas de salidas de emergencia estaban cerradas con trabas metálicas. Muchos murieron asfixiados contra esas salidas.

La policía, encargada de la seguridad, fue condenada por aceptar sobornos de Chabán. Y Argañaraz, quien gestionó la realización del espectáculo junto al gerente del local, fue considerado "partícipe necesario en el incendio doloso" agravado por los muertos y lesionados.

Los familiares enojados con la sentencia consideraron inexplicable que el mánager del grupo de rock haya sido sentenciado a 18 años de prisión y los músicos absueltos.

Por el incendio de República Cromañón, el entonces jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, fue destituido en marzo de 2006 por un juicio político que le siguió la legislatura comunal por "mal desempeño". Asumió en su lugar el vicejefe de Gobierno, Jorge Telermann, quien completó el mandato en 2007.

No obstante, sí hubo condenas para integrantes de la gestión de Ibarra. La entonces subsecretaria de Control Comunal, Fabiana Fiszbin, y sus subordinados, Ana María Fernández y Gustavo Torres, fueron sentenciados a dos años de prisión por "incumplimiento de deberes de funcionario público".

El tribunal consideró que los funcionarios debieron responder con mayor pericia a las advertencias de otros organismos del Estado acerca de las irregularidades del local donde se produjo la tragedia, y mantener inspeccionada la discoteca.

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