El Parlamento Centroamericano (Parlacen) quedó otra vez en el centro de la polémica a raíz de la deserción de Panamá, cuyo nuevo gobierno derechista pidió el retiro formal y con ello puso en evidencia, una vez más, sus precariedades históricas.
Lo que comenzó como una promesa de campaña del hoy flamante presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, se concretó este mes de la mano del canciller Juan Carlos Varela, quien entregó a su par de Guatemala, Haroldo Rodas, la nota oficial en la cual inicia el trámite para abandonar definitivamente el parlamento regional con sede en la capital de este país.
El expediente será enviado a la Secretaría General del Sistema de Integración Centroamericano (SICA), que es el marco institucional del cual es parte el Parlacen, que, a su vez, la trasladará a los presidentes de la región para su conocimiento y deliberación.
Esta decisión ha desatado una serie de reacciones en la región, donde prevalece la idea de solicitarle al gobierno de Martinelli que revea su postura.
No obstante, también ha traído a colación las debilidades de origen del Parlacen como el hecho de no tomar decisiones de acatamiento obligatorio.
[related_articles]
El Parlacen está integrado por los ex presidentes y ex vicepresidentes y 20 diputados de cada uno de los estados miembros, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Panamá, junto a República Dominicana que no forma parte de la región geográfica.
Costa Rica no lo ha querido integrar por considerarlo un organismo que "gasta mucho" y "obtiene poco". Representantes de México, Puerto Rico, Taiwán y Venezuela participan como observadores.
Para Renzo Rosal, subdirector del Instituto Centroamericano de Estudios Políticos (Incep), la reacción de Panamá es una alarma por la ineficacia del Parlacen, cuya responsabilidad recae directamente sobre los mandatarios de la región, quienes constituyen el órgano supremo del SICA.
"Es una instancia que está casi de adorno, es deficiente, cara y que en momentos claves como la crisis hondureña no ha podido mínimamente poner el dedo para decir algo al respecto", dijo a IPS sobre este legislativo cuyo presupuesto anual sobrepasa los 10 millones de dólares.
Rosal reconoció que "es lamentable" la posición panameña, pero señaló que "evidencia cómo el tema de la integración centroamericana está desdibujado en las agendas de los gobiernos del área".
Como ejemplo de esa debilidad citó que no existe una estrategia para atender el tema migratorio a nivel regional, "porque la ciudadanía está pidiendo medidas concretas y no discursos".
"El gobierno panameño está actuando con prejuicio en contra del Parlacen sin hacer una acuciosa investigación de su valor histórico para el proceso de paz y consolidación democrática", dijo a IPS Vinicio Cerezo, presidente de Guatemala de 1986 a 1990 y ex diputado del Parlacen.
"Respeto la decisión del presidente (Martinelli) porque comprendo que fue una promesa de campaña", añadió, a la vez que sostuvo que "hay que buscar un mecanismo mediante el cual los mandatarios de la región le pidan que reflexione sobre esta medida".
Cerezo explicó que se ha criticado al Parlacen cuando los mismos presidentes de las naciones que lo integran no le han otorgado las atribuciones necesarias para aprobar leyes de carácter y obligatoriedad regional, aunque admitió que "grupos económicos y de interés local no quieren que se legisle para regular sus procesos internos".
Además se quejó de que este organismo ha sido criticado porque supuestamente otorga inmunidad a los ex presidentes que han estado involucrados en hechos de corrupción. Sin embargo, "por lo menos tres ex presidentes de la región han sido juzgados en sus países sin obstrucciones del Parlacen".
Sus comentarios se derivan de las declaraciones emitidas por el presidente panameño, quien calificó a este ente regional como "un órgano inoperante" que constituye "una cueva de inmunidades".
Juan José Rodil Peralta, diputado independiente del Parlacen y designado como portavoz para el tema de Panamá, dijo a IPS que organismos como el Parlamento Europeo han tardado 50 años en desarrollarse, razón por la que consideró injusta la intención del gobierno de Martinelli. El Parlamento Centroamericano se creó en 1991.
"Las instituciones son como los niños cuando van a la escuela, a un pequeño de cinco años no le van a enseñar la teoría de la relatividad", ejemplificó.
Rodil aclaró que el Parlacen no es precisamente un órgano legislativo "porque los presidente no han querido darle esa funciones". Sin embargo, indicó que "en 2008, en el protocolo de El Salvador, se aumentaron las funciones para que tenga que oírse ese cuerpo antes de tomar ciertas resoluciones".
De cualquier manera, el camino para que Panamá pueda abandonar el foro regional es todo menos llano. La razón es que el tratado constitutivo del Parlacen no contempla la renuncia a este foro de ninguno de sus miembros, según Rodil.
En ese caso, "se debe aplicar la Convención de Viena sobre Derechos de Tratados de 1969, que en su artículo 54 dice que cuando un tratado no tiene cláusula de renuncia uno de los miembros se puede retirar si todos los demás le dan su aprobación para que lo haga", explicó.
Con este panorama, Panamá ve lejos su retirada efectiva, ya que hasta ahora el resto de los países miembros han manifestado su rechazo a esa solicitud y han pedido al gobierno de Martinelli que reflexione.
"Tenemos que convencer al nuevo presidente de Panamá de que ese país tiene que seguir siendo parte (el Parlacen)", dijo el presidente de República Dominicana, Leonel Fernández, en su intervención en la Decimoctava Conferencia Centroamericana y del Caribe de Partidos Políticos, que se celebró esta semana en esa capital.
La ex presidenta panameña Mireya Moscoso (1999-2004) dijo que el Parlacen ha generado excelentes iniciativas aunque no se cumplen por no existir una reglamentación al respecto.
José Dávila, analista de política centroamericana y ex embajador de Nicaragua en Alemania y Suiza, comentó a IPS que efectivamente el Parlacen "tiene pecados originales", con relación a la falta de atribuciones. Sin embargo, "la decisión política de Panamá es lamentable, porque Centroamérica debe más bien acelerar su integración regional y no dar pasos atrás", apuntó.
A criterio del experto, este ente regional necesita más bien el consenso de los presidentes para darle las facultades necesarias para funcionar como un verdadero parlamento, como es el caso del Europeo que tomó tiempo para convertirse en lo que es hoy.
Sin duda alguna, Panamá tiene un camino difícil que recorrer para apartarse del Parlacen, pero más allá de ello, está por verse si este organismo regional responde a los intereses de los habitantes de los países que lo integran.