La corrupción gubernamental y el rechazo a cooperar con la política antidrogas de Estados Unidos están agravando el problema del narcotráfico en Venezuela, afirma la oficina de investigaciones del Congreso legislativo estadounidense.
El reporte, presentado este lunes por la Contraloría General de los Estados Unidos (GAO, por sus siglas en inglés), puede crispar las ya frías relaciones entre los dos países, que experimentaron una modesta mejora con la investidura del presidente Barack Obama, el 20 de enero.
El informe señala que los logros del Plan Colombia, adoptado por Washington en 2000 para combatir el narcotráfico y la insurgencia y al que le ha destinado 6.000 millones de dólares, se ven debilitados por el "ambiente permisivo" que Caracas otorga a organizaciones insurgentes colombianas, especialmente a las izquierdistas FARC, una guerrilla campesina que se sostiene en parte con ingresos del narcotráfico.
"Según funcionarios estadounidenses, ese ambiente permisivo es posible por el alto grado de corrupción del gobierno venezolano, el ejército y otras entidades que deben aplicar la ley y contribuir a la seguridad", afirma la GAO.
Los 2.000 kilómetros de frontera que comparten Venezuela y Colombia han sido durante mucho tiempo una ruta preferida de los narcotraficantes colombianos. Pero el informe de la GAO sostiene que el problema ha empeorado.
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Colombia es el primer productor mundial de cocaína, y su principal mercado es el estadounidense. Los embarques colombianos de esa droga hacia la vecina Venezuela pasaron de 60 toneladas en 2004 a 260 toneladas en 2007, buena parte con rumbo a Estados Unidos y Europa.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, considerado un antiestadounidense, pero cuyo gobierno ha mostrado interés en lograr mejores relaciones bilaterales, rechazó las conclusiones de la GAO, que se filtraron a varios medios de prensa la semana pasada.
Chávez consideró que el informe es una calumnia y acusó a Estados Unidos de hipocresía, porque el narcotráfico es alimentado por la enorme demanda estadounidense.
"Éste es un tema difícil para que Estados Unidos sermonee a América Latina, porque Estados Unidos no ha hecho su parte", dijo Michael Shifter, vicepresidente de políticas de la entidad académica Diálogo Interamericano, con sede en Washington.
"Aquí hay dos cosas: la demanda (de drogas) y la no aplicación de la ley. Estados Unidos también merece ser criticado", agregó.
En el pasado, Estados Unidos y Venezuela cooperaron en la lucha contra las drogas, pero esa cooperación se redujo a medida que la relación política se deterioraba, especialmente a partir de 2002, cuando el gobierno de George W. Bush (2001-2009) respaldó un fugaz golpe de Estado contra Chávez.
En consecuencia, en 2005 Chávez expulsó de Venezuela a los funcionarios de la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA) a los que acusó de espionaje.
El mandatario dijo que el combate de Venezuela al narcotráfico siguió siendo intenso sin la presencia estadounidense. Pero el informe de la GAO pone en duda esa afirmación, observando que las fuerzas venezolanas de seguridad son conocidas por aceptar sobornos a cambio de hacer la vista gorda ante el contrabando o por complicidad con ese delito.
El Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos "informa que miembros de las unidades especiales antinarcóticos de la Guardia Nacional y de la policía federal de investigación (posiblemente el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas) facilitan a menudo o están ellos mismos vinculados al narcotráfico", señala el informe.
"Además, si bien el gobierno venezolano informa que confisca e incinera cocaína, una parte puede ser robada por funcionarios o devuelta a los narcotraficantes", agrega.
Según el Informe Mundial sobre las Drogas 2009, de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), las confiscaciones de cocaína en Venezuela pasaron de 58 toneladas en 2005 a menos de 32 toneladas en 2007.
Tal vez la acusación más fuerte contra Caracas se refiera al presunto "salvavidas" brindado a las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).
"Al permitir que no sean capturados y al brindarles apoyo material, Venezuela ha extendido un salvavidas a grupos armados ilegales colombianos", lo que "pone en peligro los logros colombianos en seguridad, obtenidos con ayuda de Estados Unidos, según funcionarios gubernamentales estadounidenses y colombianos", afirma el reporte.
Estados Unidos considera a las FARC una organización terrorista.
"Para cualquier gobierno, apoyar a un grupo como las FARC es muy serio", dijo Shifter a IPS. "Estar comprometido en el comercio de drogas es preocupante, pero esa culpa no se limita a Venezuela. En cambio, el apoyo a las FARC tiene consideraciones políticas y estratégicas más graves", opinó.
Lo que dice este informe "aumentó mi preocupación por la corrupción en el gobierno de Venezuela", afirmó el senador Richard Lugar, del opositor Partido Republicano, miembro del Comité de Relaciones Exteriores que encargó el informe a la GAO.
"Estas constataciones requieren, por lo menos, una revisión general de la política estadounidense hacia Venezuela", añadió Lugar.
El momento más conflictivo entre Washington y Caracas se produjo en septiembre de 2008, cuando Venezuela expulsó al embajador estadounidense, acusándolo de espionaje. Estados Unidos replicó con una medida equivalente.
El clima mejoró desde entonces. Chávez aplaudió la victoria electoral de Obama en 2008, y los dos mandatarios se saludaron cálidamente en abril, cuando se conocieron en la Cumbre de las Américas.
Los embajadores de los dos países volvieron a sus legaciones el mes pasado.
Lugar, un moderado que ha pedido al gobierno avanzar hacia la normalización de relaciones con Cuba, había solicitado a la GAO que determinara si Venezuela "está en camino de convertirse en un 'narco-estado', dependiente o endeudado con el comercio internacional de drogas ilegales".
"Espero que el gobierno de Venezuela entienda que lo constatado en este informe requiere una firme acción correctiva", dijo Lugar este lunes. "El presidente Chávez aprobó hace poco el regreso de nuestros respectivos embajadores. Espero que vea esto como una oportunidad de ampliar el diálogo en áreas de interés común, pero también en asuntos donde hay claras diferencias", agregó.
Pero esas diferencias parecen estar, una vez más, ampliándose velozmente, sobre todo a raíz de la crisis que se desató el 28 de junio en Honduras, con el golpe de Estado contra el presidente Manuel Zelaya, un aliado regional de Chávez.
Si bien Obama y Chávez reclamaron la restitución de Zelaya, el reclamo del venezolano de acciones más agresivas, así como sus acusaciones de que agencias estadounidenses estaban detrás del golpe y su claro escepticismo ante la mediación que intenta el mandatario de Costa Rica, Óscar Arias, han irritado a Washington.
En este contexto, el informe de la GAO será seguramente blandido por las envalentonadas fuerzas antichavistas de Estados Unidos, encabezadas por la derechista comunidad del exilio cubano, que tiene en Otto Reich, ex secretario adjunto para Asuntos Hemisféricos, a una de sus figuras principales.
Reich prestó claro apoyo al golpe de 2002 contra Chávez y también se ha expresado contra Zelaya, al que describió como un títere del presidente venezolano.
Para Adam Isacson, especialista en Colombia del Centre for International Policy, el reporte de la GAO debería preocupar a Caracas.
"Venezuela tiene este creciente problema y ni siquiera tratará con la DEA", dijo Isacson a IPS. "Si uno tiene esa cantidad de cocaína pasando a través de su país, corre el riesgo de terminar con México, con una poderosa criminalidad y violencia. Ningún gobernante quiere violencia", indicó.
Más que un apoyo rotundo al narcotráfico, lo de Venezuela parece provenir de la escasa capacidad interna para lidiar con el problema, dijo Isacson, subrayando que, a pesar de los enormes ingresos petroleros del país, el gobierno no ha abordado de forma apropiada la seguridad pública.
"Lo hemos visto en Colombia, México y América Central. Cuando un país no combate el dinero del crimen, el narcotráfico le pasa por encima como una aplanadora. Lo mismo podría ocurrirle a Venezuela", advirtió Isacson.
El informe de la GAO indica que una parte de la cocaína colombiana que transita por Venezuela se dirige a países africanos como Guinea, Guinea Bissau y Sierra Leona, en su camino a Europa, a la que ingresa por España. La cantidad de cocaína que pasa por África se ha multiplicado por 10 en los últimos años.
*Con aportes de Jim Lobe (Washington).