Violentos choques entre musulmanes y cristianos de Egipto despertaron en julio el aplacado fantasma de la discordia religiosa. A pesar de su escasa gravedad, estos incidentes revelan la persistencia de cierta tensión en este país de gran predominio islámico.
"Mientras la comunidad cristiana sufra de la predisposición estatal en su contra, la tensión entre comunidades continuará", dijo a IPS el abogado Naguib Gabriel, miembro de la Iglesia Copta y director de la Unión Egipcia para los Derechos Humanos, con sede en El Cairo.
Las relaciones entre comunidades religiosas han sido tradicionalmente pacíficas en este país. Las estadísticas no son precisas. Se estima que entre seis y doce por ciento de los 82 millones de habitantes son cristianos, la mayoría seguidores de la Iglesia Ortodoxa Egipcia, también llamada copta.
Casi todo el resto de la población pertenece a la comunidad islámica sunita, vertiente religiosa mayoritaria en el mundo árabe.
De todos modos, se registran algunos episodios de animosidad entre grupos religiosos, a veces violentos. En la primera semana de julio se registraron varios en diferentes áreas del país.
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En la provincia de Daqliya, en el delta del río Nilo, un grupo de cristianos mataron a un musulmán, lo cual desató choques entre familias de ambas comunidades en el área, que aún continúa bajo control de las fuerzas de seguridad.
En la cercana provincia de Gharbia, varias personas terminaron heridas en una batalla campal, luego de que circularon versiones de un romance entre una mujer cristiana y un hombre musulmán.
Pocos días después, los heridos fueron seis en la central ciudad de Beni Sueif. La policía arrestó a 15 personas de ambas comunidades. El conflicto se originó porque la comunidad islámica objetó la intención de la cristiana de construir una iglesia sin autorización oficial.
Los últimos episodios "confirman la persistencia de fricciones entre congregaciones", dijo a IPS el experto Nabil Abdel-Fattah, del semioficial Centro Al-Ahram de Estudios Políticos y Estratégicos. "Ya llegó a un estadio en que una discusión trivial puede escalar en un conflicto abierto."
El viernes 24, cuatro civiles y dos policías resultaron heridos en un episodio de violencia en la ciudad de Minya, luego de que un cristiano intentó, sin autorización oficial, convertir su vivienda en una iglesia.
La construcción de mezquitas no requiere permiso, pero la de iglesias, sí, de acuerdo con la legislación egipcia. Muchos coptos se quejan de los obstáculos burocráticos que se les imponen cuando se embarcan en el trámite.
"Es absurdo que sea preciso obtener licencia simplemente para seguir los ritos de la fe", dijo Gabriel. "Noventa por ciento de los problemas entre cristianos y musulmanes se originan en la construcción de iglesias."
El abogado copto urgió al gobierno a promover leyes que equiparen las condiciones para el emplazamiento de mezquitas con el de los templos cristianos.
Desde su creación bajo el patrocinio del gobierno del Consejo Nacional de Derechos Humanos, esta institución reclama la sanción de una ley única relativa a la construcción de templos que establezca iguales condiciones para todos.
Pero Abdel-Fatah recordó que esa recomendación cayó en saco roto.
A pesar de que los conflictos son esporádicos, en ocasiones tuvieron consecuencias fatales.
Un persona murió y 14 resultaron heridas, entre ellas varios policías, en los choques registrados en el poblado de Udaysat, unos 500 kilómetros al sur de El Cairo, detonados por la construcción sin permiso de una iglesia copta.
En 2007, 10 personas sufrieron heridas y decenas de viviendas y comercios propiedad de cristianos fueron arrasadas en la localidad de Bemha, 70 kilómetros al sur de El Cairo. En ese caso, el incidente se inició cuando residentes musulmanes intentaron detener la construcción de un templo.
En un esfuerzo por minimizar estos conflictos, en 2005, el presidente Hosni Mubarak delegó en los gobernadores provinciales la asignación de permisos de renovación o ampliación de iglesias, una facultad antes limitada al propio jefe de Estado.
"No hubo ningún avance" tras el decreto, dijo Gabriel. Los gobernadores fueron tan omisos en su tarea como lo había sido antes la oficina del presidente.
La "predisposición oficial" de las autoridades contra la población cristiana se manifiesta también en la escasa representación de la comunidad en el gobierno y el sistema educativo, según el abogado y activista.
"Una ley estableció este año la cuota en las listas de candidatos para mejorar la representación femenina en el parlamento, mientras el derecho de los coptos a una representación acorde en ese órgano continúa siendo ignorado", se lamentó.
"Los últimos choques reflejan esos prejuicios y esa persecución", sostuvo Gabriel.
En cambio, Abdel-Fatah calificó de infundadas las acusaciones de "predisposición o persecución oficial" en el estricto sentido de esos términos. "Pero Egipto ha presenciado cinco décadas de tensión religiosa como consecuencia de los mecanismos erróneos que ha aplicado para tratar algunos problemas", dijo.
Entre esos "problemas" mencionó, además de las restricciones para la construcción, renovación y ampliación de iglesias, la falta de cristianos en altos puestos del Estado, la menguante representación parlamentaria de esa comunidad y actitudes contra los coptos habituales entre empleados públicos de bajo rango.
"Todos esos problemas serían fácilmente resueltos, y los expertos, tanto del gobierno como de la sociedad civil, elevaron numerosas recomendaciones con ese fin. Pero las instituciones del estado parecen carecer de voluntad política o de imaginación para implementar soluciones", agregó.
"Por lo tanto, si la discordia religiosa estalla en Egipto será responsabilidad del Estado y de la falta de una legislación inteligente", concluyó.