Variados atuendos femeninos se pueden ver por las bulliciosas calles aledañas al Boulevard de Belleville, uno de los barrios de la capital francesa culturalmente más diverso. Hay vestidos veraniegos, jeans, velos, chadores y ropa típica africana, pero no las burqas que el presidente Nicolas Sarkozy quiere prohibir.
Risas fue la respuesta que recibió IPS tras consultar a un comerciante si vendía burqas, atuendo que cubre de la cabeza a los pies.
"Sí, tengo algunas, pero nunca vendí ninguna", señaló. "Hace como cuatro años que no vendo una. ¿Dónde están las burqas que quieren prohibir?".
El presidente francés declaró el mes pasado que ese atuendo no tenía lugar en Francia, y que su uso debía restringirse.
"La burqa no es un símbolo religioso, es un signo de sumisión de las mujeres. No será bienvenida en nuestro territorio", declaró Sarkozy ante senadores y diputados reunidos en el Palacio de Versalles el 22 de junio.
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Algunos legisladores se mostraron preocupados por el aumento del uso de ese atuendo y de que quizá no sea por propia elección sino por presión de fundamentalistas, por lo que urgieron al parlamento a tomar medidas al respecto.
Con el gobierno analizando formas de detener la propagación del uso de la burqa, incluida su prohibición, los comentarios de Sarkozy motivaron un acalorado debate público y una dura respuesta de una organización considerada a sí misma como filial de la red extremista Al Qaeda en el norte de África.
La organización consideró que la posición de Francia era una declaración de guerra contra las musulmanas y amenazó con tomar represalias.
El país está en alerta ante la posibilidad de un atentado terrorista, pero los franceses consideran que es un escándalo innecesario e incluso un intento de distraer la atención de la crisis económica.
"En ocho años quizá vi una vez a una mujer con burqa y eso que trabajo en un barrio de inmigrantes", señaló una trabajadora social que pidió reserva de su identidad.
"Creo que el gobierno trata de crear un problema donde no lo hay. Quiere distraernos de la crisis financiera y dijeron hablemos de la burqa. No se dieron cuenta que podíamos hablar de Michael Jackson".
En Francia viven unos cinco millones de musulmanes, la mayor comunidad islámica de Europa occidental. Desde hace tiempo existen tensiones entre ese sector poblacional y las autoridades. La actual polémica podría profundizar las divisiones.
"Toda prohibición será contraproducente y debilitará aun más la posición de las mujeres cuando las obliguen a llevar burqa o niqab", señaló Jean-Marie Fardeau, director del capítulo francés de Human Rights Watch (HRW).
"Será una restricción a la libertad de expresión y a la libertad de culto porque sabemos que algunas mujeres lo llevan por decisión propia", dijo Fardeau a IPS.
"También es una prohibición que apunta sólo a las musulmanas y será una discriminación tanto desde una perspectiva de género como de una religiosa. No le compete al Estado decidir por las mujeres", añadió.
Los periodistas inundan los barrios multiétnicos para saber qué opinan los musulmanes acerca de la burqa, lo que desconcierta y a veces irrita a los implicados.
"Es pura propaganda política", según Hafnaoui, gerente de un comercio que vende películas, ropa y libros islámicos. "Francia tiene problemas con el Islam en cuanto se hace visible. Quieren distraer a la gente de los problemas internos, entonces buscan un enemigo común. Siempre necesitan encontrar algo".
Nunca vio una burqa, dijo, "salvo en la televisión". Clientes del comercio se unieron a la conversación. Un hombre preguntó "por qué no hablan de las niñas musulmanas agredidas e insultadas por los franceses por usar velo".
Además, la misma palabra "burqa" pretende crear alarma. Hay otras palabras para referirse a la misma vestimenta como "niqab".
"El gobierno usa la palabra burqa porque está asociada al terrorismo", indicó Hafnaoui. "Saben que empeorarán el sentimiento anti-islámico".
Una comerciante con vestido y velo negro dijo sentirse "incómoda" cuando va a algunos barrios porque piensa que la gente está contra su ropa.
"La vestimenta islámica oculta el cuerpo de la mujer y es falso decir que es una prisión", dijo a IPS. "Es mi decisión".
Pero reconoció que a algunas mujeres las pueden obligar a usar velo y una "pequeña minoría" a llevar burqa.
"No hay mucha diferencia entre que te digan qué ponerte y que te digan qué no ponerte", apuntó. "Las mujeres deben poder elegir por sí mismas donde sea que estén".
Otra mujer consultada por IPS dijo que deben respetarse las costumbres francesas y que "no es correcto" llevar burqa en Francia.
Los legisladores aducen querer proteger a las mujeres obligadas a usar burqa, tal como ocurrió cuando quisieron proteger a las niñas de tener que llevar velo en la escuela.
Francia resolvió el asunto con una ley aprobada en 2004 que prohíbe a estudiantes llevar símbolos religiosos "ostentosos" en las escuelas estatales.
La ley tuvo partidarios y detractores. La cuestión de la burqa se perfila igual de divisiva, aun entre los ministros.
La secretaria de Estado encargada de política de la ciudad, Fadela Amara, está a favor de una prohibición total, en tanto el ministro de inmigración Eric Besson declaró que no sería práctico.
Algunos musulmanes creen que la prohibición puede llevar a las mujeres a llevar burqa o velo como forma de protesta y de defender sus derechos en un país que dice promover la libertad y la equidad para todos.
"Prohibir la vestimenta que la gente decide usar es realmente un exceso", señaló Lino, un francés de 26 años convertido al Islam. "Juegan con nuestras creencias. Es triste".