El Instituto Nacional de Parques de Venezuela prepara medidas de vigilancia y contención de los 100.000 turistas esperados para la temporada de vacaciones escolares de agosto y septiembre en el Parque Nacional Médanos de Coro, 400 kilómetros al noroeste de Caracas. Esas 40.000 hectáreas contienen el único desierto de Venezuela, con hermosas dunas amenazadas por la incursión de motocicletas y otros vehículos que remueven las arenas con sus ruedas.
Las dunas «se formaron durante millones de años de erosión eólica sobre las rocas y cualquier remoción de arenas afecta la vegetación, que es refugio y hábitat de un centenar de especies de mamíferos, aves, reptiles y numerosos insectos», dijo a Tierramérica la bióloga Miriam Díaz, quien dirige el instituto regional de investigación de zonas costeras.
El oso melero (Tamandua tetradactyla), el zorro común (Cerdocyon thous) y la comadreja (Marmosa xerophila) están entre las especies más amenazadas.
