BIRMANIA: Visita de Ban crea expectativas de reforma política

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, volverá esta semana a Birmania, en una misión donde parece haber mucho en juego. Por ejemplo, la credibilidad del foro mundial para abrirse paso en un país donde la junta militar gobernante suele ignorar las presiones del exterior.

La visita de Ban, este viernes y sábado, constituirá la primera ocasión para que discuta formalmente con los líderes militares cuestiones clave como la liberación de unos 2.100 prisioneros políticos. Entre ellos, la de la líder pro-democracia y premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi.

También estará en danza el impulso a las estancadas conversaciones de reconciliación entre el régimen militar y la oposición, liderada por la Liga Nacional por la Democracia (LND).

El secretario general manifestó estar ansioso por regresar a Birmania para poder abordar directamente con la junta varios temas, entre ellos las históricas preocupaciones que representa para la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y para la comunidad internacional, dijo Michele Montas, portavoz de Ban, en un comunicado difundido previo a la visita.

Él cree que los asuntos de los prisioneros políticos, la reanudación del diálogo entre el gobierno y la oposición para lograr la reconciliación nacional y preparar el escenario para elecciones creíbles en 2010 "no pueden quedar sin abordar en esta coyuntura del proceso político del país", agregó Montas.
[related_articles]
La LND da la bienvenida a la visita, aunque su líder, Suu Kyi, sigue en la prisión de Insein, en Rangún. La activista, de 64 años, ha pasado 14 de los últimos 20 años bajo arresto domiciliario. Ahora es objeto de un proceso judicial por un extraño caso que involucra a un ciudadano estadounidense. A comienzos de mayo, éste se apareció sin invitación en su hogar, luego de atravesar un lago a nado para llegar allí.

"Le damos la bienvenida a la misión de la ONU. Ban Ki-moon necesita reunirse con nuestra líder Aung San Suu Kyi durante esta visita", dijo Nyan Win, portavoz de la LND, durante una entrevista telefónica desde Rangún.

Ese encuentro tan personal con ella será "importante para la estabilidad política en Birmania. Las cuestiones políticas tienen que ser discutidas", agregó.

Una reunión con este icono universalmente reconocido del movimiento birmano por la democracia será una prioridad para Ban, quien no tuvo la oportunidad de concretarla cuando realizó su primera visita al país del sudeste asiático en mayo del año pasado.

Ese viaje fue anunciado como una misión humanitaria, no política. Tuvo lugar luego que el poderoso ciclón Nargis devastó la zona del delta del Irrawaddy, matando a unas 150.000 personas y afectando a otro millón.

De todos modos, esa visita dio una mala imagen de Ban, por lo que ocurrió luego que el general Than Shwe, líder de la junta birmana, se comprometió a dar un mayor espacio a las tareas humanitarias en las áreas azotadas por el ciclón.

El régimen se echó atrás en cuestión de días, luego que un optimista Ban declaró que su misión humanitaria había generado un gran logro.

"He sido muy alentado por mis discusiones con las autoridades de Myanmar (como llaman a Birmania los militares gobernantes) en los últimos días", dijo Ban en una conferencia de prensa al final de su primera visita.

Than Shwe "accedió a permitir que todos los trabajadores internacionales de asistencia operen libremente y sin obstáculos", agregó.

El fracaso de una larga cadena de enviados especiales de la ONU a Birmania desde comienzos de los años 90 se suma al desafío que enfrenta Ban. Su misión era ayudar al país a encaminarse hacia la democracia tras la brutal ofensiva de un levantamiento pro-democracia en agosto de 1988, en el que murieron unos 3.000 manifestantes no armados.

Ibrahim Gambari, el enviado actual, no ha quedado libre de obstáculos políticos. Al diplomático nigeriano, que realizó ocho visitas a Birmania, se le negó el acceso a Suu Kyi desde agosto del año pasado, y no ha logrado reunirse con Than Shwe.

Pero esos inconvenientes no han hecho que un importante bloque regional buscara un mediador alternativo para lograr una reforma política en Birmania.

La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) declaró en su última cumbre, realizada en marzo en Tailandia, que tenía fe en que las misiones de la ONU lograran un cambio político y un mejor clima en materia de derechos humanos en Birmania, que también integra la agrupación.

Un diplomático asiático que habló a condición de no revelar su identidad dijo ver con buenos ojos el compromiso de la ONU en Birmania. "No se puede esperar que Ban haga milagros. Es importante que la ONU se comprometa para ganar la confianza de los líderes de Myanmar, a fin de empujarlo por el camino del cambio", señaló.

Pero quienes sufrieron a manos de los sucesivos regímenes militares birmanos, que controlan el país desde el golpe de Estado de 1962, tienen pocos motivos para sentirse optimistas. Temen que la junta use la gira de Ban para consolidar más su régimen opresivo.

"El señor Ban tiene que obtener un resultado de esta visita. Lo primero es la liberación de todos los prisioneros políticos, incluida Daw Suu Kyi", dijo Bo Kyi, líder de la Asociación de Asistencia para los Prisioneros Políticos en Birmania.

Además, Ban tiene que asegurarse de que se ponga en marcha un "diálogo tripartito" entre el régimen militar, la oposición y los líderes de las etnias del país, enfatizó Bo Kyi durante una entrevista telefónica desde la oficina de la Asociación en Mae Sot, un pueblo en la frontera con Tailandia.

"Tiene que presionar al régimen militar para (lograr) el cambio", opinó.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe