AFGANISTÁN: «Matan mujeres como si fueran pájaros»

Es fácil entender por qué el calificativo de valiente por lo general acompaña al nombre de Malalai Joya. El pasado y presente de esta joven activista afgana, de baja estatura y actitud serena, resume el sufrimiento de sus compatriotas.

Malalai Joya. Crédito: Stephen deTarczynski/IPS
Malalai Joya. Crédito: Stephen deTarczynski/IPS
Después de pasar la mayor parte de su vida en campamentos para refugiados en Irán y Pakistán, Joya regresó a Afganistán en 1998 como voluntaria clandestina para educar a mujeres adolescentes, una misión muy peligrosa cuando el movimiento islamista Talibán controlaba casi todo el país.

Llamó la atención mundial en 2003, cuando en la Asamblea Constituyente a la que asistieron líderes de todo el país públicamente acusó a muchos de ellos de ser criminales de guerra, traficantes de drogas y partidarios del Talibán.

Joya también denunció a muchos de sus colegas parlamentarios cuando fue elegida para ocupar una banca en la Asamblea Nacional en 2005. Su franqueza y estilo directo le han granjeado admiradores en Afganistán y en el resto del mundo, pero también poderosos enemigos.

Esta mujer de 31 años fue suspendida del parlamento por haber criticado abiertamente a otros legisladores y sobrevivió a varios intentos de asesinato.
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En Australia, a donde llegó para promocionar su libro "Raising My Voice" (Elevando mi voz), dialogó con IPS.

IPS: ¿Cómo ve hoy la situación de las mujeres en Afganistán?

MALALAI JOYA: Las mujeres, los niños y las niñas fueron las primeras y principales víctimas, y todavía sufren mucha violencia. La razón primordial es que ahora están en el poder los fundamentalistas de la Alianza del Norte, que mentalmente son iguales al Talibán aunque físicamente diferentes.

Primero que nada, al igual que el Talibán, mezclan el Islam con la política para usarlo contra las mujeres de mi país. La situación de éstas es como el infierno en la mayoría de las provincias.

Es verdad que en determinadas ciudades grandes como Kabul, Herat y Mazar-i-Sharif algunas mujeres tienen acceso a empleos y educación, pero en la mayoría de las provincias no sólo no hay nada de justicia, sino que la situación se vuelve cada vez más desastrosa. Hoy en Afganistán se matan mujeres como si fueran pájaros.

IPS: En su libro cita el discurso del estado de la Unión en 2002 del ex presidente estadounidense George W. Bush (2001-2009), en el que afirmó que las madres e hijas de Afganistán estaban cautivas en sus casas por el Talibán y fueron liberadas cuando ese movimiento fue desalojado del poder. ¿Hoy ve a las afganas libres?

MJ: El gobierno de Estados Unidos miente y quiere fingir ante el mundo que por primera vez trajeron los derechos de las mujeres a Afganistán, y que éstas ya no usan burqas.

Después (de los atentados) del 11 de septiembre (de 2001 en Nueva York y Washington), el principal mensaje del gobierno estadounidense era que las mujeres no vestían más burqas, pero hoy, ocho años después, la mayoría las usan por seguridad. Yo la uso por seguridad.

En estos últimos ocho años, las mujeres afganas no gozamos ni siquiera de los derechos limitados que había en los años 70 y 80. Antes era como en los países occidentales. Las mujeres vestían lo que querían, como yo uso lo que quiero ahora (en Australia). Pero en Afganistán tengo que ponerme una burqa, y a la mayoría de las mujeres no les gusta eso.

Pero las burqas no son el único ni el principal problema de las mujeres. Las usamos ahora sólo para seguir vivas. Aun hoy son útiles; tenemos que usarlas. Es la principal táctica para seguir vivas, al igual que en el periodo del Talibán.

IPS: Usted se ha convertido en una figura de los derechos de las mujeres en Afganistán. ¿Hay otras que se arriesguen tanto como usted pero de las que no nos enteramos?

MJ: Incluso más que yo. Sólo cuando son asesinadas, el mundo se entera a través de los periodistas democráticos. Como dije de Sitara Achakzai (integrante del concejo provincial en Kandahar, asesinada en abril), no fue la primera ni será la última.

Antes de Sitara Achakzai, Safia Amajan fue asesinada en Kandahar (en 2006, maestra y funcionaria pública de 63 años). En la misma provincia, Malalai Kakar (oficial de policía) fue asesinada.

En la provincia de Herat, Nadia Anjaman, una gran poeta y activista, fue también ultimada (con 25 años en 2005). En Parwan, Zakia Zaki, una joven periodista de radio que tenía muchos partidarios, personas que la amaban, fue asesinada en su casa (en 2007).

IPS: ¿Estos asesinatos indican que hay un temor de que las mujeres en Afganistán eleven su voz? ¿El Talibán y otros tienen miedo de mujeres como usted?

MJ: Por supuesto que tienen medio. Es por eso que están contra el papel de las mujeres, que son la mitad de la población del país. Es por eso que digo que la sociedad es como un ave, con un ala masculina y otra femenina. Cuando un ala está herida, ¿puede el ave volar?

Para la sociedad también es imposible. Es por eso que quieren que la mitad de la población esté siempre en tinieblas, que no tenga educación, que no desempeñe ningún papel y que sólo esté en la casa y tenga bebés.

Las mujeres para ellos son como máquinas. No nos ven como humanos.

Cada año, el 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer con mucha esperanza y felicidad. Pero en mi país, este año tres mujeres se inmolaron con fuego ese día. Y eso no es nada. Decenas de mujeres todos los meses se suicidan.

Hace 13 años, el comandante fascista Gulbuddin Hekmatyar lanzó ácido en la cara de mujeres y adolescentes que reclamaban empleo y educación. Esos mismos crímenes están ocurriendo ahora, bajo el nombre de la democracia.

IPS: ¿Hay otros individuos o grupos que luchan por los derechos de las mujeres en Afganistán?

MJ: Déjeme contarle de la RAWA (Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán). Es una organización política de mujeres, cuya líder Meena, en mi opinión una heroína de mi país, fue asesinada por fundamentalistas. Aún tienen proyectos y activistas clandestinas. Los mismos problemas que (existían) con el Talibán.

IPS: ¿Cuál es su mensaje para el resto del mundo?

MJ: Mi mensaje siempre para el pueblo democrático alrededor del mundo es que apoyen educativamente a la gente de mi país, a los activistas de mi país, a los demócratas de mi país, porque son la alternativa para el futuro de Afganistán. Son capaces de luchar contra el terrorismo y el fundamentalismo aun arriesgando sus vidas. Como siempre digo, son mis heroínas y héroes secretos.

He dado muchas veces condolencias en nombre de mi pueblo a esas familias en Australia, en Estados Unidos y en todo lugar donde he ido que perdieron sus hijos y esposos en Afganistán. Pero he dicho que las condolencias no son suficientes. Por favor, eleven primero su voz contra todas las políticas erróneas de sus gobiernos. Esto es un crimen de guerra.

(Las fuerzas de Estados Unidos) bombardearon la (occidental) provincia de Farah en mayo. Más de 150 civiles murieron, la mayoría mujeres y niños. Incluso usaron fósforo blanco, pero ahora apenas dicen "lo siento", y nada más. Ni siquiera quieren dar los informes exactos, sólo han dicho que 20 o 30 personas fueron asesinadas, mientras autoridades del gobierno (afgano) señalan que murieron más de 150 civiles.

Algunos de los niños tenían apenas tres años de edad, pero las autoridades del gobierno no quieren incluirlos en la lista. ¿Los niños y niñas de tres años no son humanos?

IPS: ¿De dónde saca su valor?

MJ: Primero, la verdad por sí misma da valor. Y también las penas y los dolores de mi pueblo, especialmente la condición de las mujeres. La historia de mi país y los principios como la democracia y los derechos de las mujeres me dan esperanza. Y creo que estas cosas no tenemos que esperarlas de otros.

Pero, lamentablemente, el gobierno de Estados Unidos y sus aliados nos han echado del sartén al fuego. No obstante, somos nosotros los primeros responsables.

El silencio de las buenas personas es peor que las acciones de las malas personas. Es por eso que no le temo a la muerte, sino que le temo al silencio político contra la injusticia. Estoy segura de que un día alcanzaremos estos principios, pues nuestra historia muestra que nunca aceptamos una ocupación y que tenemos muchos héroes y heroínas en nuestro país que nos enseñaron que sentarnos en silencio no es el camino.

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