POLÍTICA-AMÉRICA: Lluvia de respaldos a Zelaya

Presidentes, parlamentos, organismos de integración, movimientos sociales y agrupaciones de derechos humanos de América condenaron el golpe de Estado contra el presidente de Honduras, Manuel Zelaya, y tendieron un cerco internacional sobre el gobierno que se instaló, encabezado por Roberto Micheletti.

En cambio, marchas, manifestaciones u otras protestas populares propias del paisaje político de la región demoraban en concretarse, haciendo que la ofensiva a favor de Zelaya avanzase principalmente a través de declaraciones a los medios de comunicación.

Apenas en Caracas el domingo unos 300 manifestantes afines al presidente venezolano Hugo Chávez acudieron a la embajada de Honduras y a la sede de gobierno para condenar el golpe en Tegucigalpa. En Panamá se organizaba una marcha de protesta contra los militares hondureños.

Los presidentes que primero se movilizaron fueron los de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA), del cual forma parte Honduras.

Desde el domingo por la noche se reunieron en Managua el mandatario anfitrión Daniel Ortega y sus pares Hugo Chávez, de Venezuela, Rafael Correa, de Ecuador, y el derrocado Zelaya, además del canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, que se adelantó al presidente Raúl Castro, quien llegó este lunes al mismo tiempo que Evo Morales, el gobernante de Bolivia.
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La capital nicaragüense también acogió una cumbre del Sistema de Integración Centroamericano (SICA), a la cual se sumó el presidente de México, Felipe Calderón, y se multiplicaban las reuniones del Grupo de Río, el principal foro político de América Latina, y de la Organización de Estados Americanos (OEA).

La condena más reclamada por los mandatarios de la región fue la de Estados Unidos, que llegó primero en la forma de una declaración de la secretaria de Estado (canciller) Hillary Rodham Clinton, quien cuestionó la expulsión de Zelaya "en un golpe de Estado".

Pero Clinton se distanció de sus vecinos del sur del continente porque reclamó "la restauración del orden democrático pleno", y estimó que "todas las partes tienen la responsabilidad de resolver los problemas subyacentes que han conducido a los acontecimientos de ayer (domingo)", con lo que no exime de culpas al propio Zelaya.

La conductora de la diplomacia estadounidense dijo que trabajará en la OEA en esa dirección y que su país no suspenderá la ayuda económica que presta a Tegucigalpa.

Pero este lunes el propio presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo que Zelaya sigue siendo el presidente de Honduras.

A su vez, el mandatario de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, expuso la posición que domina la región latinoamericana y caribeña: su país no aceptará ni reconocerá ningún gobierno de Honduras que no sea encabezado por Zelaya, "porque él fue electo directamente por el voto, cumpliendo las reglas de la democracia".

"No podemos aceptar más en América Latina que alguien quiera resolver sus problemas de poder por la vía del golpe", dijo Lula.

Honduras se arriesga a quedar aislada si el mandatario depuesto no retorna a la presidencia, advirtió el gobernante brasileño, quien dijo que había conversado sobre la situación con los presidentes Fernando Lugo, de Paraguay, y Michelle Bachelet, de Chile.

El aislamiento, como amenaza Lula, ya lo iniciaron los socios de Honduras en el ALBA, Antigua y Barbuda, Bolivia, Cuba, Dominica, Ecuador, Nicaragua, San Vicente y Granadinas y Venezuela, al ordenar el retiro de sus embajadores en Tegucigalpa hasta tanto regrese Zelaya.

Chávez, acusado por sectores hondureños de "inspirar" la conducta de Zelaya, dijo al conocer que uniformados habían agredido a su embajador en Tegucigalpa que, ante conductas como esa, podría disponer acciones militares, y aseguró que la Fuerza Armada de Venezuela permanece en estado de alerta por esa causa.

La posibilidad de una invasión a Honduras fue descartada de plano por el secretario general de la OEA, el chileno José Miguel Insulza.

"Zelaya había dicho que la OEA era un organismo obsoleto que no servía para nada, pero a la hora de las chiquitas ¿a dónde acudió? ¿a dónde van muchos corifeos de la izquierda en la región? Pues a la OEA", comentó a IPS el jefe de la cátedra de Derecho Internacional en la caraqueña Universidad Católica Andrés Bello, Adolfo Salgueiro.

El ALBA, en la proclama que cerró su reunión de este lunes y en términos que Chávez repitió ante los micrófonos, llamó al pueblo hondureño a la insurrección.

El líder cubano Fidel Castro afirmó que "con ese alto mando golpista no se puede negociar", por lo cual "hay que exigirle la renuncia y que otros oficiales más jóvenes y no comprometidos con la oligarquía ocupen el mando militar".

En un artículo en el diario oficial Granma, Castro aseguró que "los golpistas, acorralados y aislados, no tienen salvación si se enfrenta el problema con firmeza".

En Bolivia, el vicepresidente Álvaro García Linera pidió al hemisferio "una acción conjunta para impedir esta aventura cavernaria", incluida la imposición de sanciones al gobierno provisorio de Honduras, al que el senador oficialista Antonio Peredo le anticipó una semana de vida.

Leonilda Zurita, dirigente de la boliviana Confederación Nacional de Mujeres Bartolina Sisa, pidió convocar manifestaciones callejeras en la región, y el llamado lo multiplicaban declaraciones y mensajes de otras entidades sociales y populares en el grupo ALBA.

Desde Chile, una red de organizaciones no gubernamentales de derechos humanos y trabajo social en la región difundieron textos de condena al golpe en Honduras, entre ellas la dirección regional de la Federación Sindical Mundial y la Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap).

La Felpa y organizaciones no gubernamentales como Reporteros sin Fronteras han protestado por las agresiones que sufren periodistas que cubren los acontecimientos en Tegucigalpa y el silencio forzado por el cierre de algunos medios de comunicación en ese país.

La presidenta Bachelet declaró que había "conversado con el presidente Zelaya, a quien le transmití el apoyo decidido y enérgico tanto del gobierno de Chile como de todos los gobiernos de Unasur", la novel unión de las 12 naciones sudamericanas en la que Santiago ocupa la secretaría temporaria. En México, el gobierno condenó el derrocamiento del presidente hondureño e hizo "un llamado a todas las partes involucradas para que se restablezca a la brevedad el estado de derecho, la institucionalidad y los valores democráticos, y en particular a que se permita el regreso del presidente Manuel Zelaya".

Se descuenta que México, cuyo presidente Calderón viajó a la reunión del SICA, puede ser clave para destrabar la crisis política hondureña, habida cuenta de su tradicional ascendiente político sobre el istmo centroamericano.

También la Unión Europea condenó el golpe contra Zelaya, mientras que el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, expresó su preocupación, y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos condenó sin ambages la acción militar.

Algunas voces han discordado de la posición mayoritaria en la región, como la agrupación de extrema derecha Unoamérica (Unión de Organizaciones Democrática de América) que respaldó a Micheletti, en tanto partidos de Chile y Venezuela criticaron la presunta injerencia de Chávez en los asuntos de Honduras.

"Lamento la responsabilidad que el propio Zelaya ha tenido en el deterioro institucional de Honduras. Rechazamos el quiebre institucional en ese país, deplorando la intervención de Chávez en asuntos internos", declaró el presidente de la derechista Unión Demócrata Independiente de Chile, Juan Antonio Coloma.

En Venezuela, dirigentes de los partidos opositores, el socialdemócrata Acción Democrática y Primero Justicia, de raíz socialcristiana, deploraron el golpe, pero a la vez criticaron "el ‘injerencismo’ de Chávez en asuntos internos de otros países".

También, medios de comunicación de línea opositora, como el diario Tal Cual y la estación de TV Globovisión recordaron en algunos mensajes que Chávez surgió a la vida pública precisamente a la cabeza de una cruenta sublevación militar en 1992 "frente a un presidente (Carlos Andrés Pérez, 1974-1979 y 1989-1993) tan democráticamente electo como su pupilo Zelaya", según el editorialista Teodoro Petkoff.

*Con aportes de Franz Chávez (La Paz), Fabiana Frayssinet (Río de Janeiro), Daniela Estrada (Santiago), Patricia Grogg La Habana) y Emilio Godoy (México).

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