ALEMANIA: Afganistán podría poner fin al idilio con Obama

La gran aceptación que tiene en Alemania el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, podría disminuir si le pide al gobierno de este país europeo, al que visita este jueves y el viernes, que aumente sus efectivos en Afganistán.

En julio de 2008, cientos de miles de alemanes se habían reunido para escuchar al primer discurso de Obama en Berlín, en plena campaña interna del Partido Demócrata con vistas a las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre. Ochenta y nueve por ciento de los 1.000 alemanes encuestados en abril y mayo pasados para un estudio de World Public Opinion (WPO) dijeron confiar en que el ahora mandatario de Estados Unidos "hará lo correcto en materia de política exterior". Pero la confianza decae cuando se trata de las políticas militares en Afganistán, según el estudio. El WPO es un grupo de investigación dentro del Programa de Actitudes en Política Internacional (PIPA) de la estadounidense Universidad de Maryland, que se propone difundir la opinión de los ciudadanos del mundo sobre asuntos de interés internacional. Cincuenta y cuatro por ciento de los entrevistados desaprobaron el envío de más efectivos estadounidenses a Afganistán, ordenado por el gobierno de Obama. Dos de cada tres encuestados señalaron que Washington "usa la amenaza militar para sacar ventaja". El rechazo puede aumentar si, como se espera, el presidente estadounidense pide a Alemania que envíe más soldados para luchar contra el movimiento islamista Talibán. Obama dijo el año pasado que Alemania debería aumentar su contribución en Afganistán para haya más posibilidades de ganar. Las distintas encuestas de opinión realizadas después de que Estados Unidos invadió territorio afgano en 2001 y expulsó al Talibán muestran que dos de cada tres alemanes entrevistados se oponen a la guerra y quieren que su país retire a los soldados. Cincuenta y cinco por ciento de los consultados por WPO dijeron creer que "la mayoría de los afganos quieren que se retiren las fuerzas de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte)". Setenta y cuatro por ciento señalaron que la misión debía terminar. Hay unos 4.000 efectivos alemanes estacionados en Afganistán. Eso incluye a unos 100 soldados de las fuerzas especiales que participan en la Operación Libertad Duradera, encabezada por Washington, en el sur de ese país. Unos 3.500 efectivos integran la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad, de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que protege a los trabajadores que participan en la reconstrucción del norte. Alemania también aportó seis aviones de reconocimiento. Treinta soldados alemanes murieron en los ocho años que este país lleva en Afganistán. Numerosos especialistas sostienen que la guerra contra el Talibán en es "imposible de ganar", según un informe divulgado el 26 del mayo por cinco importantes centros de estudios. El documento formó parte del Informe Alemán de Paz, coordinado por el Instituto de Desarrollo y Paz, de la Universidad de Duisburgo, 300 kilómetros al sur de Berlín. "La fuerza militar y la asistencia al desarrollo no son importantes desde el punto de vista estratégico en una guerra. Sólo contribuyen a la paz si sostienen un orden legal y una organización que sea respetada por la población", señala el informe "Ganarse a la gente en vez de pelear guerras". "En vez de seguir la estrategia de Estados unidos (de aumentar el número de soldados), Alemania debe crear una nueva política que apunte a la creación de estructuras civiles legítimas", dijo a IPS Michael Brzoska, director del Instituto de Estudios de Paz y Políticas de Seguridad, de la Universidad de Hamburgo. La seguridad se deterioró enormemente desde 2004. Entre ese año y 2008, "la cantidad de civiles y soldados muertos aumentó mucho", señaló. "En esos años, el número de atentados con bomba se multiplicaron por 10, y entre 2007 y 2008 y los ataques del Talibán se incrementaron casi 50 por ciento". El aumento de incidentes violentos es sólo un síntoma del verdadero problema de Afganistán, que es "el retroceso del desarrollo político y el déficit de las instituciones estatales", según Brzoska La lealtad de la población hacia un proyecto político incide en el resultado de la guerra, no las operaciones militares, explicó. De hecho, éstas pueden ser contraproducentes si causan un gran número de víctimas civiles o respaldan un régimen sin apoyo popular.

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