ELECCIONES-KUWAIT: Algo de democracia

Las elecciones legislativas de este sábado en Kuwait, la primera monarquía parlamentaria del golfo Pérsico o Arábigo, podrían resultar inútiles para acabar con el caos político, la razón por la que fueron convocadas.

Desde la instauración de la Constitución y de la democracia parlamentaria en 1962, la Majlis al-Umma o Asamblea Nacional (legislativa) fue disuelta seis veces.

Las últimas riñas políticas han sometido al sistema a una gran tensión. Desde 2006, se eligieron tres parlamentos y se formaron cinco gobiernos, el último de ellos por apenas dos meses.

En marzo, el emir Sabah VI Al-Ahmad Al-Jaber Al-Sabah disolvió, en su carácter de jefe de Estado, la Asamblea Nacional que llevaba 10 meses en funciones, debido a los continuos choques entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, ya una tradición en Kuwait.

Las opiniones parecen más divididas que en ocasión de las elecciones del año pasado, lo que hace prever la formación de otro parlamento fragmentado, mientras los candidatos —ciudadanos comunes— y la familia real se muestran poco dispuestos a hacer concesiones mutuas.
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El ejecutivo de medios de comunicación Bassem Al-Loughani, quien se presentó sin éxito como candidato en las dos elecciones anteriores, cree que el proceso de disolución del parlamento y convocatoria a comicios fortalece el sistema político.

"Reiterar las elecciones es, por cierto, más productivo que tener el parlamento suspendido prolongadamente", dijo a IPS. "La Constitución fue aprobada luego de largas discusiones para combinar las aspiraciones democráticas del pueblo y las de la familia real, que no deben diluirse."

"Estamos predestinados a aprender gradualmente de nuestras equivocaciones. Este proceso de ensayo y error es el mejor camino para avanzar. La región no está preparada para cambios radicales, ni subversivos ni de promoción democrática", agregó.

El peculiar sistema institucional kuwaití no admite partidos políticos. Por lo tanto, se forman grupos diversos en representación de empresarios, corrientes religiosas como la salafista, grupos nacionalistas y tribus para postular sus candidatos.

La relativa debacle de la oposición islamista, sector que amortiguó el avance de las fuerzas liberales, y el ascenso del tribalismo elevaron las disputas entre el parlamento y la familia real, que domina el gobierno.

La Asamblea Nacional tiene facultades legislativas y de control, pero no influye en la composición del gabinete, integrado por miembros de la familia real, uno de los cuales lo preside.

Los legisladores pueden convocar a ministros para interpelarlos, e incluso la Asamblea puede censurarlos. El choque con la familia real ha sido constante.

En la crisis en curso también influyen las diferencias dentro de la corte. Esas desavenencias derivaron en cuestionamientos públicos a las instituciones monárquicas, e incluso desafíos a la autoridad del emir Sabah IV.

Cuatro candidatos fueron arrestados por esa razón en las últimas seis semanas.

Al disolver la Asamblea Nacional, Sabah IV la acusó de abusar de sus facultades constitucionales. "No vacilaré en medidas para salvaguardar la seguridad del país", dijo el monarca.

La disolución del parlamento por un periodo prolongado "puede haber sido precipitada y contraproducente", dijo a IPS el analista político independiente Ali Jaber Al-Sabah y miembro él mismo de la familia real.

"Debemos concentrarnos en corregir los problemas inherentes del sistema, no en postergar indefinidamente las soluciones", añadió.

El día 8, último para la presentación de candidatos y para la depuración de las listas, permanecían sólo 211 en carrera —entre ellos 36 miembros de la Asamblea Nacional disuelta— para ocupar 50 escaños, bastante menos de los 275 del año pasado y los más de 300 de 2006.

Solo siguen compitiendo 16 mujeres. En las dos elecciones anteriores, hubo un promedio de 27 candidatas. Sin embargo, ninguna resultó elegida en esas ocasiones.

Observadores prevén que en estos comicios se consagrará al menos una, a pesar de que los salafistas llamaron a boicotear las candidaturas femeninas.

El clima de enfrentamiento que vive Kuwait siembra dudas sobre su carácter presuntamente ejemplar como democracia en Medio Oriente y en el Golfo.

"Los que se burlan del sistema parlamentario kuwaití ignoran la arraigada tradición democrática nacional", dijo el analista Al-Sabah.

"La participación pública está tan afianzada en la sociedad que, aun en ausencia de instituciones formales, el espíritu democrático se manifiesta vibrante en los medios de comunicación, los blogs, Internet y por mensajería instantánea", afirmó.

Cinco canales de televisión se han dedicado casi en exclusiva a cubrir las elecciones.

Al-Loughani sostuvo, de todos modos, que "la familia real debería abdicar de sus facultades ejecutivas".

"Los puestos del gabinete y el del primer ministro deberían estar a cargo de ciudadanos comunes elegidos como parlamentarios. La familia real, cuya contribución se reconoce y se respeta, deberían tener un rol de asesor", afirmó.

Pero es poco probable que el trono abandone el sistema de "media democracia" en un futuro cercano.

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