Fiji pasa por días de incómoda calma luego de que el presidente Ratu Josefa Iloilo derogara la Constitución, promulgara leyes de emergencia y devolviera al cabecilla del golpe de Estado de 2006, comodoro Frank Bainimarama, el cargo de primer ministro.
La administración de Bainimarama ya está gobernando por decreto y reprimiendo a los medios de comunicación.
El nuevo ciclo institucional en Fiji comenzó el jueves pasado, cuando un tribunal de apelaciones consideró ilegítima la designación de Bainimarama y de su gobierno interino por parte del presidente Iloilo luego del golpe de Estado de 2000.
Quien presentó la demanda fue el depuesto primer ministro Laisenia Qarase. Bainimarama e Iloilo habían salido airosos de la primera instancia del juicio.
Horas después del fallo, Bainimarama dijo en cadena de radio y televisión que regresaría a los cuarteles para cumplir con el dictamen judicial y esperar a que el presidente moviera la siguiente pieza.
[related_articles]
Al día siguiente, Iloilo abolió la Constitución, decretó el estado de emergencia, despidió a los jueces y se designó por sí y ante sí jefe de Estado de acuerdo con el nuevo "orden legal".
El sábado, como era de prever, designó a Bainimarama como primer ministro interino y se ganó una amplia y generalizada condena internacional. Las reacciones más duras procedieron de las potencias vecinas.
El ministro de Relaciones Exteriores de Nueva Zelanda, Murray McCully, consideró que estos acontecimientos constituían un grave retroceso que "sólo complica los problemas de los fijianos de a pie".
El primer ministro australiano Kevin Rudd dijo que los actos de Bainimarama, como la suspensión de la libertad de prensa, convirtieron a Fiji virtualmente en una dictadura militar que socavará la prosperidad del pueblo.
Como es su costumbre, el comodoro Bainimarama no pareció prestarle atención a la reacción internacional. El sábado, en un discurso por radio y televisión, anunció que las elecciones se celebrarán en 2014.
Considerado un paraíso del Pacífico sur, Fiji ha sufrido cuatro golpes de Estado en los últimos 20 años, atribuidos a la tensión entre los fijianos indígenas y los descendientes de indios.
Los fijianos nativos constituyen 56,8 por ciento de los 837.000 habitantes, y los indofijianos, descendientes de personas de Asia meridional llevados a la isla en la era del Imperio Británico a trabajar en los campos de caña de azúcar, representan 37,5 por ciento.
El coronel del ejército Sitiveni Rabuka lideró en 1987 dos golpes militares para impedir la consolidación de lo que él calificaba de gobierno de hegemonía indofijiana. El tercer golpe, en 2000, fue encabezado por el empresario George Speight, también en nombre de los nativos.
La población indofijiana, que constituía 51 por ciento del total en 1986, decreció desde entonces por la gran emigración que determinaron los golpes de Estado, así como por la baja tasa de natalidad en esa comunidad.
Bainimarama describió el último golpe como una "campaña de limpieza" contra lo que calificó de gobierno racista y corrupto. Pero la comunidad internacional, con Australia y Nueva Zelanda al frente, rechazaron esta posición.
Como las acusaciones de corrupción contra Qarase no han sido demostradas, desde el exterior surgió una enorme presión sobre Bainimarama con el fin de que se comprometiera a convocar a elecciones para marzo de este año.
La andanada de fallos y decisiones procesadas desde la semana pasada tomaron por sorpresa a Canberra y a Wellington, que confiaban en que la Mancomunidad Británica de Naciones, que reúne a Gran Bretaña y a buena parte de sus antiguas colonias, y el Foro de Islas del Pacífico obligarían a Bainimarama a renunciar.
El tiro parece haberles salido por la culata. Bainimarama no sólo se consolidó en el poder. También impuso duras restricciones a las libertades civiles para afianzarse.
En todas las salas de los medios de comunicación se instalaron el sábado policías de civil y funcionarios para vetar noticias consideradas como "instigación" a la rebelión.
El principal diario de la isla, The Fiji Times, dejó en su edición del domingo espacios en blanco donde esas noticias debían aparecer. Y el canal Fiji Televisión no emitió su informativo de las 18 horas.
Bainimarama dijo que podría comprometerse para recibir cooperación de otras naciones, pero sin dejar de lado el año 2014 como fecha para las próximas elecciones.
El primer ministro de Papua Nueva Guinea, Michael Somare, declaró en enero, en una reunión ministerial del Foro de Islas del Pacífico, que la suspensión de Fiji del bloque, propuesta por Australia, sería inútil.
"Creo con fuerza que adoptar un enfoque aislacionista no ayudará", anotó Somare en un comunicado que hizo circular entre los 15 ministros del Foro.
Nueva Zelanda anunció que no considera sanciones económicas, pero Australia no descarta medidas de castigo.
La situación económica de Fiji es complicada. El Banco Central anunció que no lograría el proyectado 2,4 por ciento de crecimiento económico para este año.
Las inundaciones masivas de enero golpearon las cuentas fiscales y se redujo el flujo de turistas a causa de la crisis internacional. La industria azucarera, otrora columna vertebral de la economía nacional, también tiene profundos problemas.