La primera de las cinco reuniones especiales de este año para alcanzar un acuerdo sobre cambio climático no avanzó en cuanto a compromisos de reducción de la contaminación que está causando el recalentamiento global. Países ricos y pobres volvieron a chocar sobre las obligaciones que competen a cada uno en la reducción de la contaminación climática.
La reunión especial de miembros de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, celebrada entre el 29 de marzo y el 8 de abril en Bonn, buscaba avanzar en el texto de un nuevo pacto que debería firmarse en diciembre en Copenhague, destinado a evitar una alteración grave e irreversible del clima del planeta.
Los gobiernos del mundo han aceptado las bases científicas de ese acuerdo: para que el aumento global de la temperatura no sea mayor de dos grados, el umbral del desastre, se necesita llegar a 2020 con una reducción global de las emisiones de gases de efecto invernadero de 40 por ciento por debajo de los volúmenes de 1990.
El nuevo acuerdo sustituiría las principales provisiones del Protocolo de Kyoto, que expiran en 2012 y sólo obligan a recortes de emisiones a las potencias industriales que lo ratificaron, dejando fuera a Estados Unidos, uno de los mayores contaminadores.