Carole tiene 18 años y vive en París. Descendiente de africanos, está preparando el examen de bachillerato. Su intención es abandonar Francia apenas se gradúe, preferiblemente rumbo a Estados Unidos.
"Aquí no hay perspectivas para jóvenes como yo", dice. "No creo que pueda conseguir trabajo."
Su amiga Yassine asiente. "Cuando solicitas trabajo, los empleadores dicen que te llamarán, pero no lo hacen", agrega. Ella también mira hacia el otro lado del océano Atlántico.
"Con Barack Obama como presidente, en Estados Unidos habrá más oportunidades para nosotros", sostiene Yassine, con una risa tranquila.
Carole, Yassine y la mayoría de sus amigos intentaron muchas veces obtener un empleo de medio tiempo durante las vacaciones y luego de la jornada de estudios para ayudar a sus familias, pero los ganó el desaliento.
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Hay muchos en esa situación. Francia tiene una de las más altas tasas de desempleo juvenil del mundo industrializado.
Más de 20 por ciento de la población económicamente activa de entre 15 y 24 años de edad no encuentran trabajo, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que reúne entre su treintena de miembros a todas las economías del mundo rico.
En los sectores más pobres de la población, en especial en las comunidades de inmigrantes y sus descendientes, esos porcentajes casi se duplican. Esa situación, según sociólogos, es la causa profunda de los disturbios que estallaron en todo el país en 2005.
El Instituto Nacional de Estadísticas y Estudios Económicos reveló la semana pasada que alrededor de la cuarta parte de los 2,2 millones de desempleados de Francia son menores de 25 años.
La desocupación a nivel nacional se elevó hace poco a 7,8 por ciento, poniendo fin a dos años de caída. En el cuarto trimestre del año pasado, se pulverizaron unos 117.300 empleos en las áreas metropolitanas.
Pero el desempleo juvenil en Estados Unidos, a donde Carole y Yassine quieren emigrar, aumentó el año pasado de 11 a 14 por ciento, según la OCDE, que tiene su sede en París. La tasa general de ese país es de 7,6 por ciento.
Asistir a la universidad ayuda a postergar el ingreso al mercado laboral. Pero los estudiantes en el último año de la enseñanza media ya se preocupan por un futuro al que perciben sin trabajo, en especial a la luz de la actual crisis económica mundial.
Eso llevó a la Unión Nacional de Estudiantes de Francia a convocar a la participación "masiva" en su segunda jornada de huelga nacional de este año, el jueves. Miles de jóvenes tomaron las calles.
"Queremos que el gobierno deje de recortar empleos, como lo hace, por ejemplo, en la enseñanza", dijo a IPS la portavoz de la Unión Juliette Griffond. "Muchos jóvenes quieren ser profesores, pero hay pocas vacantes."
Los estudiantes también pretenden ayuda económica del gobierno para los jóvenes que buscan trabajo, indicó Griffond.
"A la luz de la crisis, esperamos que el gobierno proteja a los jóvenes del aumento del desempleo, que afecta especialmente a quienes tienen entre 18 y 25 años", dijo la dirigente estudiantil. Griffond tiene 26, y espera comenzar a buscar trabajo dentro de un año o dos.
Pero la Organización Internacional del Trabajo (OIT) prevé que el desempleo en todo el mundo continúe elevándose en los próximos 18 meses. Los desocupados habrán pasado del año pasado a éste de 190 a 210 millones, según esta agencia.
Los más perjudicados serán los jóvenes, los inmigrantes, los obreros de baja calificación y los trabajadores de más edad, agregó la OIT. En España, por ejemplo, el desempleo juvenil ascendió a 29 por ciento a fines de 2008, y la tendencia es al alza.
La situación en Francia se complica por las leyes diseñadas para proteger a los empleados. Resulta difícil despedir trabajadores una vez que obtienen contrato definitivo y trabajaron varios años. Por lo tanto, los empleadores tienden a contratar jóvenes sólo temporalmente.
Los despidos cuestan a las empresas, por lo general, un mes de salario por cada año de trabajo, y el monto se eleva aun más luego de 15 años en el cargo, según el Movimiento de Empresas de Francia, la principal organización patronal de este país.
Muchas compañías prefieren mantener trabajadores de bajo rendimiento en sus nóminas a afrontar el costo del despido, dijo a IPS un empleador que solicitó reserva de su identidad.
Para peor, el gobierno anunció, en medio de intensas críticas, su plan de elevar la edad de retiro compulsivo de 65 a 70 años. Como consecuencia, quedarán menos vacantes para los más jóvenes.
Las medidas tomadas por sucesivos gobiernos en los últimos años fueron infructuosas.
En 2006, el entonces primer ministro Dominique de Villepin propuso un proyecto de ley que habría flexibilizado la contratación de jóvenes, así como su despido. Pero miles de estudiantes universitarios se manifestaron en las calles durante dos meses en protesta. De Villepin retiró su iniciativa.
El actual gobierno no ha dado señales de proponer un proyecto similar.
El presidente Nicolas Sarkozy, que entonces llegó a calificar a los manifestantes de "escoria", dijo estar tomando medidas para mejorar la situación.
El mes pasado, por ejemplo, anunció beneficios para los desempleados jóvenes, entre ellos el aporte gubernamental de 50 por ciento a un fondo de 3.000 millones de euros destinado a la recapacitación de trabajadores, propuesto por los sindicatos.
"Hemos hecho mucho para ayudar a los jóvenes diplomados", dijo a IPS la portavoz del Movimiento de Empresas, Isabelle Mariano. "Los jóvenes pueden realizar pasantías en nuestras compañías para conocer el mundo del trabajo."
Pero los estudiantes y los sindicatos no creen que esas medidas sean suficientes para proteger a los trabajadores, sean jóvenes o viejos, y la huelga del jueves fue un intento por presionar al gobierno y a las empresas para que extremen sus esfuerzos.
Jóvenes como Carole y Yassine no creen que las protestas las beneficien. Por lo tanto, persiguen lo que llaman "rêve Américain", el sueño estadounidense.
