El gobierno de Costa Rica apuesta a elevar la generación eléctrica a partir de los yacimientos de vapor volcánico y promueve un proyecto de ley para perforar volcanes en parques nacionales, que despierta resistencias.
Se espera que comience a operar en 2011, aportando 35 megavatios a los 163,5 que ya proporcionan las cinco unidades de la central del volcán Miravalles, en funcionamiento desde 1994.
Ese mismo año se empezará a trabajar en un tercer proyecto, el Borinque, en la cara noroeste del volcán Rincón de la Vieja.
La geotermia aprovecha el vapor del subsuelo en las zonas volcánicas. Se obtiene extrayendo el calor interno de la tierra, en forma de un fluido con el que se mueven las turbinas. En cada caso se perforan dos pozos: de uno se obtiene el agua caliente, y en el otro se reinyecta el caudal, tras haberlo enfriado.
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En Costa Rica se trabaja con pozos de alta temperatura, (entre 150 y 400 grados centígrados), aunque los hay también de medias y bajas.
Incrementar el porcentaje de generación geotérmica que se vuelca en la red eléctrica es uno de los objetivos del ICE. Su presidente, Pedro Pablo Quirós, afirmó a Tierramérica que se han identificado sitios de donde extraer hasta 800 megavatios en el norte del país, desde el volcán Poás hasta la frontera con Nicaragua.
El problema es que las zonas a explotar se encuentran en parques nacionales, por lo que se necesita autorización parlamentaria, que estudia la Asamblea Legislativa. Las prospecciones son muy similares a las petrolíferas, perforando a 1,7 kilómetros de profundidad, pero se ha llegado hasta los 3,7 kilómetros.
Los disconformes con el proyecto son las organizaciones ambientalistas.
La presidenta de la Asociación Preservacionista de Flora y Fauna Silvestre (Apreflofas), Angerline Marín, expresó a Tierramérica su "desacuerdo con cualquier tipo de apertura" de los parques nacionales.
Marín cree que, al abrir los parques al turismo, empeorando su hábitat, el Ministerio de Ambiente, Energía y Telecomunicaciones ya demostró no tener capacidad para regular "en sentido precautorio". Apreflofas aboga por otro tipo de energías, como la solar o la eólica, "con menos impacto sobre el ambiente", dijo.
Marín teme repercusiones sobre la flora y la fauna, y que los nuevos proyectos eléctricos no estén orientados a cubrir la demanda nacional sino a la exportación.
Quirós aseguró que la energía será para Costa Rica. "No podemos decirle al país que deje de crecer", dijo.
Para ello son fundamentales los recursos naturales existentes y "reglas definidas en la protección del ambiente", sostuvo. El ICE es el que más dinero invierte en reforestación e intenta "tener proyectos amigables" con el ambiente, se defendió.
En Miravalles "no había un árbol, y hoy está completamente reforestado", dijo Quirós.
"Si no se puede tocar fuentes naturales como el agua o el vapor, sólo quedaría pensar en plantas nucleares", advirtió.
A su juicio, la geotermia reduce la dependencia energética de combustibles importados.
Durante la época seca, de diciembre a abril, el ICE consume 90 por ciento de la factura nacional de gasóleo, unos 260 millones de dólares, para hacer funcionar sus centrales térmicas. Ese gasto se reducirá a la mitad con la mayor participación de la geotermia, aseguró Quirós.
Otra ventaja es la generación constante, que no depende de las condiciones meteorológicas, como la hidroelectricidad, muy presionada por las reservas de agua en los meses más secos.
El geólogo Eddy Fernández, especializado en energía geotérmica, opina que es "el complemento ideal" para la hidroeléctrica, que aporta ahora aproximadamente 80 por ciento de la generación nacional.
Hay riesgos de contaminación en caso de fuga de gases tóxicos, pero hay una forma segura de operar, reinyectándolos a las vetas, dijo Fernández a Tierramérica.
América Central se puede destacar por la generación geotérmica, pues se encuentra en pleno Cinturón de Fuego Circumpacífico, un área de alta actividad volcánica en las costas del océano Pacífico, tanto en Asia como en América.
Y Costa Rica debe erigirse en líder del desarrollo geotérmico del istmo, pues "venimos investigando desde finales de los años 60", opinó Fernández.
La Cordillera Volcánica del Norte, en Guanacaste, es la más propicia, con los volcanes Miravalles, Rincón de la Vieja y Tenorio. Se trata de zonas rurales en las que se ayudaría "a su desarrollo, y donde no se incomoda a sus habitantes", aseveró.
* Este artículo fue publicado originalmente el 28 de febrero por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.
