El vínculo entre Estados Unidos y América Latina pasa por su peor momento desde el fin de la Guerra Fría, pero la elección de Barack Obama «abrió el camino para un nuevo acercamiento», evaluó este martes la institución Diálogo Interamericano (IAD).
Esta organización de expertos con sede en Washington propuso al gobierno del presidente Obama una agenda de 10 puntos, incluida en el informe "A Second Chance, U.S. Policy in the Americas" ("Una segunda oportunidad: La política de Estados Unidos en las Américas").
Entre otros puntos para establecer una "relación nueva y mejor", IAD postuló la consulta a los vecinos del Sur sobre los pasos hacia el fin de la actual crisis financiera "hecha en Estados Unidos", y acabar con la cincuentenaria política de aislamiento a Cuba.
La institución también reclamó que Washington, en el marco de un " minucioso replanteo y revisión de la estrategia antidrogas", expanda "sustancialmente su cooperación con el gobierno mexicano" y que extreme tráfico de armas de Estados Unidos a ese país y otros de América Latina y el Caribe.
Estados Unidos, sobre todo, debería adaptarse a la "creciente independencia, confianza y competencia" de la región, cuyos días de distancia con Washington ya están lejos, según el reporte de 40 páginas.
[related_articles]
"No podemos restablecer nuestro rol tradicional en América Latina. Tenemos que avanzar", dijo el presidente de IAD, Peter Hakim.
El informe fue presentado cinco semanas antes de que Obama se reúna con sus pares latinoamericanos en la Cumbre de las Américas, que se celebrará del 17 al 19 de abril en Puerto España.
La mayoría de los expertos e instituciones académicas especializadas han urgido en los últimos meses a Obama a tomarse mucho más en serio que su antecesor, George W. Bush (2001-2009) a América Latina y a tratarla como socia plena y en igualdad de condiciones.
En mayo de 2008, por ejemplo, un equipo del Consejo de Relaciones Exteriores, con sede en Nueva York, sugirió a Washington reconocer que sus días de dominio sobre el resto de América habían terminado.
Pero el Consejo propuso también, dada la creciente influencia europea y china en la región, asumir como postulado que la política exterior de este país "ya no puede basarse sobre la presunción de que Estados Unidos es el actor externo más importante en América Latina".
Energía, cambio climático, migraciones, integración económica, narcotráfico y crimen organizado son asuntos propicios para construir una "asociación hemisférica", dijo el equipo codirigido por el ex presidente mexicano Ernesto Zedillo (1994-2000) y el ex embajador estadounidense en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Thomas Pickering, convocado por la Institución Brookings.
Países de América Latina y el Caribe han ganado "confianza y autonomía", lo cual los hace "mucho menos receptivos a las políticas estadounidenses, percibidas como dominantes, intrusivas y prescriptivas", indica el informe de este grupo, publicado tras la elección de Obama en noviembre.
Esos países "serán más receptivos a políticas en las que participen como socios en cuestiones de preocupación recíproca", señala el estudio de 32 páginas titulado "Rethinking U.S.-Latin American Relations" ("Repensando las relaciones estadounidense-latinoamericanas").
El último informe del IAD coincide en vastos tramos con los del Consejo de Relaciones Exteriores y la Institución Brookings, particularmente en su recomendación de que Obama ponga fin al embargo de casi 50 años sobre Cuba.
Pero esta organización dedicó mucha más atención a las consecuencias que tendría un agravamiento de la crisis económica para la región.
La presidencia colectiva del IAD está integrado por la ex representante estadounidense de Comercio Carla Hills y por el ex presidente chileno Ricardo Lagos (2000-2006). Sus vicepresidentes son el ex presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) Enrique Iglesias y el jefe de equipo del ex presidente estadounidense Bill Clinton (1993-2001) Thomas McLarty.
En su consejo también revistan el ex presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), Zedillo, el filósofo estadounidense Francis Fukuyama y la diplomática estadounidense retirada Donna Hrinak.
El informe sostiene que Estados Unidos debe reanimar su economía para restablecer la demanda de exportaciones latinoamericanas, aumentar las inversiones en esa región y garantizar la continuidad del flujo de remesas enviadas por inmigrantes a sus países de origen.
"Pero Estados Unidos también debe evitar medidas proteccionistas que reduzcan el acceso latinoamericano a sus mercados e inversiones, y debe usar su influencia para aumentar los recursos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de bancos multilaterales para garantizar que esa región en desarrollo y otras se aseguren el capital que necesitan para sus propios paquetes de estímulo", dice.
"Una América Latina económicamente floreciente es buena para la economía de Estados Unidos", agrega.
Las nuevas iniciativas comerciales no son una prioridad ni para Estados Unidos ni para la mayor parte de América Latina, pero el gobierno de Obama también debería hacer el intento de completar la agenda inconclusa que heredó de Bush en la materia, según el estudio.
En ese sentido, recomendó la ratificación de los acuerdos de libre comercio pendientes con Colombia y Panamá, y también restablecer las preferencias de Bolivia y buscar entendimientos con Brasil sobre "un enfoque común hacia las negociaciones mundiales y regionales" sobre el intercambio.
Por otra parte, sostiene, los esfuerzos por aislar a Cuba son "un anacronismo que sirve principalmente para aislar a Estados Unidos del resto del hemisferio".
"Nada hará más" que una apertura hacia Cuba "por convencer a los gobiernos de la región de que el gobierno de Obama está determinado a cambiar su enfoque sobre los asuntos hemisféricos", añade.
El estudio advierte que, para Estados Unidos, México surge como "la prueba más difícil en materia de política exterior en el hemisferio occidental", dada la violencia que podría "continuar escalando y amenazando la seguridad".
También observa que una crisis económica prolongada "complejizará el problema", y exige que los dos gobiernos desarrollen una "autoridad fronteriza conjunta para coordinar mejor las actividades de seguridad".
De modo similar, Washington debería intensificar su cooperación con otros países afectados por el crimen organizado.
Además de tomar medidas enérgicas contra el tráfico de armas, Washington debería reconsiderar su política de deportar a inmigrantes convictos a sus países de origen, lo cual, según los gobiernos latinoamericanos, equivale a exportar violencia a sus territorios.
Una exhaustiva reforma migratoria que legalice la residencia en Estados Unidos de unos 12 millones de inmigrantes indocumentados debería ser otra prioridad del nuevo presidente, según el informe.
IAD sugirió "suspender" en breve "la construcción del muro sobre la frontera estadounidense-mexicana y proteger mejor los derechos de los migrantes ilegales".
Estados Unidos también debería intentar aliviar las tensiones bilaterales con Venezuela, inicialmente ofreciendo reinstaurar los embajadores que fueron retirados en septiembre.
Al mismo tiempo, las expectativas de Obama deberían ser modestas, reconociendo que "la mejor manera de compensar las actividades de Venezuela en el hemisferio es potenciar la cooperación de Estados Unidos con otros países latinoamericanos". También debería normalizar sus vínculos con Bolivia, dice.
Advirtiendo que el próximo año será "un periodo de extremas penurias para Haití", el informe llama a suspender inmediatamente la deportación de inmigrantes indocumentados de ese origen —algo que Obama ha eludido hasta ahora—, aumentando la asistencia y alentando a los bancos multilaterales a condonar la deuda de ese país.