China se concentrará en asegurarse la estabilidad de su economía antes de considerar siquiera ser el salvavidas de la comunidad internacional, que se hunde por la crisis financiera.
El primer ministro chino Wen Jiabao declaró este viernes, en su única conferencia de prensa prevista par este año, que la prioridad de Beijing será velar por los intereses nacionales.
En la gestión de las enormes reservas de divisas de China, "nuestra primera consideración son los intereses nacionales", afirmó el gobernante en el Gran Salón del Pueblo de Beijing al cierre de la sesión anual de ese órgano legislativo.
Sin embargo, "tenemos que considerar la estabilidad del sistema financiero internacional, pues los dos elementos están relacionados", agregó.
Ante la caída libre de los mercados y la falta de crédito que asfixian cada vez más a las economías de muchos países, los dos billones de dólares de reservas de China son la esperanza del mundo.
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Pero el primer ministro chino dejó bien claro que Beijing pone condiciones para extender su mano.
Ante la consulta de si China consideraría aumentar su contribución al fondo de rescate del Fondo Monetario Internacional (FMI), Wen respondió que ese compromiso debe ser voluntario y en función de las condiciones individuales de cada país.
"Creo que el aumento de contribución al FMI no debe corresponder a un solo país", remarcó, "sino a todos en función de su cuota", aportada a ese organismo multilateral de crédito.
Además expresó claramente su preocupación por la seguridad de las inversiones chinas en Estados Unidos cuando pidió al gobierno del presidente Barack Obama que "cumpla sus promesas de garantía".
"Le prestamos una enorme cantidad de dinero a Estados Unidos", alegó Wen, "y para ser honesto, estoy un poco preocupado". En tanto que mayor acreedor de ese país, China tratará de "evitar los riesgos" y salvaguardar sus propios intereses, aseguró.
China invirtió 696.000 millones de dólares en bonos del tesoro de Estados Unidos al 31 de diciembre.
El primer ministro dedicó una cantidad considerable de tiempo de la conferencia de prensa de dos horas, preparada de antemano, a defender la política de Beijing en el marco de la crisis financiera internacional y señaló que las autoridades estaban dispuestas a tomar medidas adicionales para impulsar su economía, la tercera del mundo.
China tiene "municiones adecuadas" para reforzar la frágil confianza del público y puede aumentar su paquete de estímulo de 585.000 millones de dólares en cualquier momento, aseguró el primer ministro.
Consciente del impacto que la permanente difusión de datos negativos tiene sobre la confianza depositada en el gobierno, Wen subrayó varias veces la necesidad de reforzar ese aspecto.
"La confianza es más importante que el oro y que el dinero", declaró durante la conferencia, televisada a todo el país.
"Lo primero y lo más importante es fortalecer la confianza. Sólo cuando lo hayamos logrado, tendremos más valor y fuerza y recién cuando tengamos valor y fuerza podremos superar las dificultades", sostuvo.
Pero cuatro meses después del anuncio del primer paquete de estímulo, la situación sigue igual de precaria. El producto interno bruto (PIB) creció 6,8 por ciento el año pasado, el más bajo desde 2001 y la mitad del contundente 13 por ciento de 2007.
Las inversiones superaron los pronósticos de 26, 5 por ciento en los primeros dos meses, respecto del mismo periodo del año anterior, pero la caída de las exportaciones significó la peor contracción comercial en muchos años.
El principal indicador de actividad económica de China de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) cayó a su nivel más bajo en sus 26 años de historia, superando el bajón de 1989, año de la brutal represión de una manifestación pro democrática en la plaza de Tiananmen.
El Congreso Nacional del Pueblo aprobó este viernes el paquete de estímulo y un déficit presupuestal sin precedentes para este año, a fin de lidiar con la depresión. "Estamos preparados para una crisis prolongada y muy difícil", declaró Wen.
Uno de los "problemas más graves" de la debacle económica para el gobierno chino es el aumento del desempleo.
Unos 11 millones de trabajadores inmigrantes siguen sin empleo tras su regreso a China después del descanso de año nuevo, en enero según el calendario lunar, de acuerdo con estadísticas oficiales divulgadas esta semana.
Al Partido Comunista le preocupa la posibilidad de aumento del descontento social entre inmigrantes y los seis millones de universitarios que se recibirán este año y que no podrán encontrar trabajo.
"El acuerdo alcanzado entre el Partido Comunista y los intelectuales tras las manifestaciones pro democráticas de 1989 parece cada vez más frágil", señaló Ian Buruma, profesor de derechos humanos del Bard College de Nueva York.
Las autoridades les permitieron enriquecerse a cambio de un acuerdo tácito de que se mantuvieran al margen de la política, señaló Buruma esta semana en Beijing. "Pero ese pacto está a punto de romperse pues depende, en gran parte, de la promesa de prosperidad permanente".
Wen Jiabao reafirmó el compromiso del gobierno para lograr que el crecimiento del PIB sea de ocho por ciento este año, aun si las economías de Estados Unidos y Japón se contraen. El objetivo es "difícil, pero posible", si "nos esforzamos lo suficiente", dijo.