Una nueva erupción del sureño volcán Chaitén, acompañada de intensos ruidos, sismos, humo y cenizas, llevó al gobierno de Chile a movilizar recursos extraordinarios para evacuar a 29 adultos y 17 niños que no quieren abandonar la zona amenazada.
El último sobrevuelo realizado este viernes por especialistas del gobierno en el área del volcán permitió observar con claridad una fractura de más de un kilómetro en el domo de lava, con señales evidentes de colapso y emanación de gases y piroclastos, material incandescente conformado por gases y fragmentos rocosos y de lava que se cristaliza en contacto con el aire.
En el vuelo viajaba personal de la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior (Onemi) y del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), junto con la delegada presidencial, Paula Narváez, entre otras autoridades.
"Aquí estamos hablando de la constatación de uno de los escenarios que advirtió Sernageomin como probable, pero a la vez más complejo, porque todo lo que por ahí salga, donde ha quedado, por así llamarlo, una puerta, una ventana abierta para la salida de material, todo va en dirección de la ciudad de Chaitén", dijo a IPS la directora de la Onemi, Carmen Fernández.
A las 11 de la mañana del jueves, una explosión fue seguida de emisión de cenizas y flujos piroclásticos, que descendieron por el valle del río Blanco en Chaitén, ubicado en la Región de los Lagos, unos 1.300 kilómetros al sur de Santiago.
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"Es una alerta roja. La alerta roja implica peligro máximo", dijo Fernández.
Por la proximidad del volcán con la ciudad se constituyó el Gabinete de Emergencia del Gobierno Regional de Los Lagos, incluyendo autoridades militares, y el Comité Comunal de Operaciones de Emergencias, y se activó el Plan de Contingencia de Carabineros, la policía uniformada chilena.
El material emanado el jueves alcanzó grandes velocidades, acercándose peligrosamente a la ciudad.
"Podría perfectamente haber superado los 200 kilómetros por hora", observó Fernández. Se trata de miles de toneladas de material "que llegó a cinco kilómetros de distancia" de la zona urbana.
Si caen, como se prevé, lluvias intensas sobre el volcán, podrían producirse aluviones de gran magnitud. Por esto, las autoridades fueron categóricas en que nadie debe permanecer en la zona.
El Ministerio del Interior dio instrucciones de evacuación total. El jueves por la tarde salieron de la zona 160 habitantes, pero otros 26 se negaron a evacuarse y, pese a que este viernes continuó la actividad volcánica, varias personas retornaron a sus casas.
Según el último informe de la Onemi, se mantenían en el área amenazada 29 adultos y 17 menores de edad.
Informaciones de periodistas que lograron acertarse a la zona, hablan de unos 80 chaiteninos que rechazan dejar su ciudad y pertenencias.
El portavoz del gobierno, Francisco Vidal, señaló que las autoridades deben proteger la vida de los habitantes de la zona.
"La tarea del gobierno, en este minuto, es no correr ningún riesgo de que muera ningún chileno, menos porque ese chileno o chilena estima que no va a pasar nada, cuando está a ojos vistas lo que está pasando", dijo Vidal. "No vamos a permitir que haya gente que quiera inmolarse o suicidarse colectivamente".
Invocando el interés superior de la infancia y la Convención de los Derechos del Niño, este viernes las autoridades interpusieron un recurso de protección a favor de los menores que acompañan a las familias que se niegan a evacuar su ciudad, con el fin de que los tribunales ordenen su salida.
Los técnicos consideran que habrá nuevas erupciones, que tienen además consecuencias ambientales. El material expulsado del volcán contamina ríos, y los gases y cenizas afectan la agricultura, los animales y el sistema respiratorio humano.
"Se ha producido una fractura en el domo hacia el costado sur, que por sí sola está hablando. Yo creo que el resto es jugar al sordo o al ciego, y eso no nos parece correcto", advirtió la directora de la Onemi.
Las columnas eruptivas han alcanzado ocho kilómetros de altura, con una dispersión que se dirigió hacia el sureste, precipitando cenizas en la vecina ciudad de Futaleufú.
Las cenizas caídas allí, de un espesor de tres a cinco milímetros, son retiradas con camiones cisterna.
Además de estos daños y de la quema de bosques que ya se ha observado, el Sernageomin advierte sobre nuevos colapsos, explosiones laterales y más flujos piroclásticos.
MUDANZA POLÉMICA
La erupción ocurre en medio del debate sobre el lugar en que debería emplazarse la nueva ciudad de Chaitén, destruida por la explosión del macizo el año pasado.
Luego de cientos de años sin erupciones, en mayo de 2008 el Chaitén obligó a las autoridades a evacuar dos ciudades.
La presidenta Michelle Bachelet declaró entonces zona de catástrofe a Chaitén y Futaleufú, las dos comunas afectadas, y 7.000 personas fueron trasladadas. También designó a Paula Narváez como delegada presidencial para hacer frente a la emergencia.
La magnitud de la erupción alcanzó a percibirse el año pasado en las provincias del sur de Argentina, Chubut y Río Negro, con cenizas que llegaron al sur de la provincia de Buenos Aires.
A inicios de esta semana, el ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma, se reunió con el alcalde de Chaitén para analizar la posible reubicación de la ciudad, luego de protestas de algunos chaiteninos que se niegan a mudar el emplazamiento de la urbe.
El portavoz Vidal reafirmó este viernes que, ante la reactivación del volcán, "nadie discute que Chaitén no puede seguir donde estaba", señalando que la discusión se limita a decidir si será más o menos al norte de su ubicación actual.
El gobierno dispuso algo más de 37 millones de dólares para reubicar a Chaitén "y todo lo que sea necesario, porque la gente tiene derecho a vivir nuevamente lo más cerca del lugar donde trabajan y nacieron", agregó Vidal.
Según el Sernageomin, en el territorio chileno hay más de 2.000 volcanes, y más de 500 de ellos son geológicamente activos. En los últimos 450 años, hubo erupciones en 60.
