AFGANISTÁN-EEUU: Obama minimiza riesgo de empantanamiento

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, aprobó el despliegue en Afganistán de apenas 17.000 de los 30.000 soldados adicionales solicitados por el comandante de las tropas extranjeras en ese país, general David McKiernan.

Una fuente de la Casa Blanca explicó que McKiernan fue incapaz de explicar qué labor cumplirían las fuerzas que tanto él como el jefe del Comando Central, general David Petraeus, pretendían sumar a los 36.000 soldados estadounidenses ya apostados en territorio afgano.

Pero está previsto que Obama reciba nuevas presiones para enviar otros 13.000 soldados, tal como piden McKiernan y Petraeus, luego de que el gobierno estadounidense complete en marzo la revisión de la política sobre Afganistán y Pakistán.

La solicitud de 30.000 nuevos soldados había sido aprobada por el Estado Mayor Conjunto de las fuerzas armadas de Estados Unidos y por el secretario (ministro) de Defensa Robert Gates, antes incluso de la investidura de Obama, el 20 de enero.

El 13 de ese mes, el diario The Washington Post afirmaba desde su portada que el entonces presidente electo estaba decidido a avalar el pedido del Pentágono y los generales.
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El 30 de enero, el presidente del Estado Mayor Conjunto, almirante Mike Mullen, afirmó que "probablemente" se enviaría a Afganistán entre 20.000 y 30.000 nuevos soldados, y que la cantidad precisa se ubicaría más cerca de la segunda opción que de la primera.

Pero el propio Mullen indicó el 9 de febrero que el Pentágono anunciaría en breve el despliegue de tres brigadas, con un total de 16.000 soldados, serían enviados a Afganistán en los próximos meses.

Lo que había cambiado en los 10 días transcurridos entre uno y otro anuncio, según una fuente de la Casa Blanca, fue que Obama llamó a McKiernan personalmente para preguntarle cómo planificaba usar a los 30.000 soldados y consideró que la respuesta fue insatisfactoria.

El presidente retiró su apoyo a la solicitud luego de esa conversación.

El 28 de enero, reunido con Gates y el Estados Mayor Conjunto en el Pentágono, Obama preguntó "cuál es el final del juego" (el objetivo final) en Afganistán. Los generales le contestaron: "Francamente, no lo tenemos." Así lo informó la cadena de televisión NBC News.

A comienzos de ese mes, el presidente también se enteró de que Petraeus le había asegurado que Estados Unidos podría usar una base en Kirguisztán cuando aún no se habían completado las negociaciones en ese sentido. Por lo tanto, el abastecimiento de las tropas en Afganistán dependería de acuerdos políticos con Rusia e Irán.

Los 17.000 soldados prometidos por Obama eran el límite máximo establecido en la campaña electoral por el entonces candidato presidencial demócrata, según recordó a IPS su asesor Lawrence Korb.

El presidente no esperó a que estuviera totalmente delineada su política en Afganistán y Pakistán para decidir el nuevo despliegue de tropas con el objetivo de darle una señal a ambos países: que Estados Unidos no se retiraría de territorio afgano, explicó Korb.

McKiernan recordó ante la prensa el miércoles que los 17.000 soldados representaban apenas dos tercios de los solicitados, y sugirió así que nada aseguraba el envío de los 13.000 adicionales luego de la revisión de marzo.

La autorización de Obama atiende "necesidades urgentes y de corto plazo en el terreno", y "no prejuzga o limita las opciones que se recomendarán en la revisión", según declaraciones de un funcionario del gobierno al diario The Wall Street Journal.

Obama tal vez se esté actuando con cautela ante la previsión de empantanarse en una guerra sin posibilidades de victoria, a pesar de su fuerte compromiso de la campaña electoral de desplegar más tropas en Afganistán.

"Debemos decidir con mayor precisión nuestro objetivo" en Afganistán, dijo el miércoles el ex consejero de seguridad nacional y asesor de Obama Zbigniew Brzezinski al diario electrónico The Huffington Post. "Estamos corriendo cada vez más riesgos de empantanarnos en Afganistán y en Pakistán en busca de objetivos inalcanzables."

Brzezinzski afirmó que el gobierno debe establecer "objetivos muy específicos y acotados".

La revisión de los objetivos en Afganistán tiene implicancias diplomáticas y políticas además de militares, dijo Korb a IPS. Una opción es prever la incorporación de elementos insurgentes en el gobierno en Kabul.

El experto recordó que el presidente afgano Hamid Karzai ha promovido en los últimos dos años negociaciones con el movimiento extremista Talibán.

El propio secretario Gates se mostró "muy preocupado" el 14 de diciembre ante la posibilidad de desplegar más de los 30.000 nuevos soldados solicitados por McKiernan. "Hasta cierto punto, comenzamos a parecer ocupantes", dijo luego, el 27 de enero, ante el Congreso legislativo.

El secretario de Defensa indicó entonces que la hoy disuelta Unión Soviética fracasó al ocupar Afganistán con 120.000 soldados.

* Gareth Porter es historiador y experto en políticas de seguridad nacional de Estados Unidos. "Peligro de dominio: Desequilibrio de poder y el camino hacia la guerra en Vietnam", su último libro, fue publicado en junio de 2005 y reeditado en 2006.

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