Un radiodrama de la cadena pública británica BBC basado sobre la vida real del periodista, dramaturgo y actor srilankés Richard de Zoysa formula nuevas preguntas sobre su brutal asesinato, cometido hace 19 años.
La investigación realizada para esta producción revela hechos poco conocidos sobre su vínculo con un grupo insurgente, que hoy es legal y constituye el tercer partido político de Sri Lanka.
De Zoysa fue secuestrado de su casa en Colombo por un escuadrón de la muerte afín al gobierno el 18 de febrero de 1990. Al día siguiente, el periodista fue hallado asesinado en una playa.
Ésos eran tiempos de brutal represión contra el rebelde Frente de Liberación Popular (JVP, por sus siglas en cingalés).
El radiodrama producido por BBC Radio, titulado "The Last Time I Saw Richard" ("La última vez que vi a Richard) fue presentado el 28 de noviembre, pero pocos lo supieron en Sri Lanka, donde la mayoría de la población escucha y ve estaciones de radio y canales de televisión locales.
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El programa de 60 minutos, basado sobre entrevistas por personas que conocieron a De Zoysa o trabajaron con él, narra su huída permanente de las fuerzas armadas, que lo perseguían por sus vínculos con rebeldes cingaleses refugiados en India, donde él mismo llegó a radicarse.
También cuenta que De Zoysa fue violado por un policía.
"Richard era inteligente y guapo. Era homosexual en un país donde la homosexualidad sigue siendo ilegal. Su carisma iluminaba todo lugar al que iba. Intelectual y políticamente, era liberal, humanitario, riguroso en sus creencias socialistas pero sin apego a ninguna ideología partidaria", dijo el productor del programa, Roger Elsgood.
El radiodrama informa sobre la identidad sexual de Richard De Zoysa de modo directo, algo inusual en Sri Lanka. "Muchos de los que conocían a Richard muy bien y se movían en su círculo lo sabían, pero no el público en general", dice uno de los entrevistados.
El conocido analista Pakiasothi Saravanamuttu, director ejecutivo del Centro para Políticas Alternativas y primo de De Zoysa, dijo que ese dato tal vez no sea chocante para los srilankeses ahora, dado el avance de la tolerancia en este país.
El cuerpo de De Zoysa apareció en la playa Lunawa, cerca de Colombo, con un disparo en la cabeza y marcas de quemaduras en todo el cuerpo. El entonces corresponsal y editor de IPS en Sri Lanka se preparaba para trabajar en las oficinas de esta agencia de noticias en Portugal.
El asesinato, que causó conmoción en Sri Lanka y en todo el mundo, fue el punto de inflexión en la represión contra el JVP, muchos de cuyos miembros fueron asesinados.
El saldo del conflicto entre 1987 y 1991 fue de entre 40.000 y 60.000 muertos, según organizaciones humanitarias. Otros muchos miles sufrieron tortura. Pero el JVP también cometió graves violaciones de derechos humanos.
Los escuadrones de la muerte progubernamentales solían colgar los cuerpos de postes o decapitar a las víctimas y exhibir las cabezas a la vera de las carreteras como señal de advertencia al JVP.
Finalmente, esa organización insurgente salió de la clandestinidad para dedicarse a la actividad política legal, y es hoy es una poderosa fuerza en el parlamento y en la sociedad.
"Debemos convencer a los estudiantes universitarios de luchar contra el gobierno y contra los escuadrones de la muerte. Tu familia es conocida e influyente. Eso ayudará", le dice, en el radiograma, un militante del JVP a De Zoysa, encarnado por el actor srilankés Jehan Aloyius.
En otro tramo del programa, mientras escribe un artículo a máquina, De Zoysa dice: "Si llego a Lisboa, podré decir la verdad. Si me quedo aquí, todos sabrán quién soy."
Saravanamuttu consideró que la obra refresca las interrogantes sobre la desaparición de De Zoysa.
El portavoz del Movimiento Medios Libres (FMM, por sus siglas en inglés), Sunanda Deshapriya, dijo que el corresponsal de IPS fue una excepción entre los periodistas asesinados en aquel periodo, pues en su mayoría cayeron en manos del JVP.
En cambio, De Zoysa murió a manos del Estado. Al parecer, las fuerzas regulares de seguridad temían que el periodista divulgara en Lisboa la información que poseía sobre abusos y masacres cometidas por sus miembros.
El gobierno de entonces, bajo la presidencia del luego asesinado Ranasinghe Premadasa, negó cualquier involucramiento en el crimen, el que atribuyó a una disputa entre homosexuales.
De Zoysa procedía de la clase media acomodada de Sri Lanka, por lo que su asesinato conmocionó a las elites y fue "el punto de inflexión de la actividad represiva", según Saravamuttu.
Pero las difíciles condiciones de trabajo para la prensa no cambiaron mucho. Unos 20 periodistas y trabajadores de medios de comunicación murieron asesinados en el último decenio por razones vinculadas con su labor. Esos crímenes siguen impunes.
El actual presidente, Mahinda Rajapakse, estaba entonces a la vanguardia de las protestas contra los escuadrones de la muerte. Presentó el caso de muchas de sus víctimas ante la justicia e incluso ante la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas en Ginebra.
Sin embargo, su propio gobierno es acusado hoy de represión y hostigamiento contra la prensa y la oposición política.
"La situación, de hecho, es peor hoy que en los años 80 y 90", sostuvo Deshapriya.
Cuatro policías acusados del asesinato de De Zoysa fueron absueltos en noviembre de 2005, luego de un extenso juicio, por falta de evidencias.
El radiodrama incluye una escena en la que De Zoysa se encuentra en Nueva Delhi con un amigo íntimo, luego de huir de Sri Lanka, y el periodista le informa que regresará a su país. "¿Por qué me dejas, Richard, luego de dos años de compartir la cama? Tengo miedo. Si vuelvo, me matarán", es la contestación.
Otro tramo de la obra reproduce la agresión sexual que sufre De Zoysa en una playa de Sri Lanka a manos de un grupo de policías, frente a sus amigos.
Además, el radiograma revela que Bélgica le ofreció asilo político.
"El gobierno había resuelto que la mejor manera de aterrorizar al JVP era masacrando jóvenes y apilando los cuerpos", evaluó una amiga de De Zoysa. "El JVP quería aterrorizar al público, también a través de asesinatos bárbaros. Nadie quería controlar la situación."