La activa participación femenina en las elecciones del estado indio de Cachemira fue uno de los puntos más destacable en el extenso proceso, que comenzó el 17 de este mes y concluyó el miércoles.
De los 1.354 candidatos, apenas 67 eran mujeres. Pero representaron 60 por ciento del electorado del estado. Los resultados se anunciarán este domingo.
Las elecciones transcurrieron en relativa calma, a pesar del temor que desató la serie de atentados que acabó a fines de noviembre con 200 vidas en la occidental ciudad de Mumbai. La operación se atribuyó a la organización pakistaní Lashkar-e-Taiba, que lucha contra el gobierno indio en Cachemira.
La seguridad del proceso electoral también había sido puesta en duda por la tensión que suscitó la entrega de un terreno para la comunidad hindú. El hecho dio origen a protestas en el valle de Cachemira, de mayoría musulmana. Más de 50 manifestantes murieron en enfrentamientos con la policía.
Muchos efectivos fueron desplegados para garantizar la seguridad de las siete etapas de los comicios, en los que sufragaron más de 50 por ciento de los habilitados. Además se vieron filas de mujeres esperando para votar, como no se las vio en anteriores elecciones.
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"Votaron muchas más mujeres que hombres", dijo a IPS Nazir Ahmad Parray, asistente del jefe de la oficina electoral local. "El voto femenino representó en estas elecciones 60 por ciento del total."
"En esta parte del mundo, las mujeres no se han visto tan atraídas por la política", señaló el sociólogo Bashir Ahmad Dabla. "Eso se debe a que se considera a las mujeres menos competitivas o capaces de representar a las masas en una sociedad conservadora como la nuestra."
El líder político Mehboob Beig atribuye la poca participación de mujeres como candidatas a limitaciones religiosas y sociales.
"Ha sido una costumbre de nuestra sociedad no permitir a las mujeres participar en actividades que les impliquen exposición pública", explicó.
En las elecciones de 1983, sólo siete de los 505 candidatos eran mujeres. En 1987, mejoró un poco, 13 en 528, según la Comisión Electoral de India, a cargo de los comicios de Cachemira.
Las elecciones de 1996 fueron las primeras tras nueve años de gobierno federal directo, impuesto para contener el levantamiento armado iniciado en 1989. Eso redujo la participación femenina.
En los comicios de 2002, la situación mejoró un poco, 30 de los 709 candidatos eran mujeres.
En ese contexto apareció una fuerte voz femenina, Mehbooba Mufti, hija de Mufti Mohammad Sayeed, conocido político que fue ministro del Interior de India y primer ministro de Cachemira.
Mehbooba demostró sagacidad política al crear una coalición entre su Partido Democrático Popular (PDP) y el gobernante Partido del Congreso, y así sustituyó al Partido de la Conferencia Nacional que dominaba entonces la política de Cachemira.
El canciller de India, Pranab Mukherjee, se refirió a la coalición PDP-Partido del Congreso como la agrupación que cambió el curso de las relaciones indo-pakistaníes.
"Además de contribuir al desarrollo de Cachemira, la coalición ayudó a mejorar las relaciones indo-pakistaníes y los contactos personales entre los habitantes de ambas Cachemiras", señaló Mukherjee.
India y Pakistán tienen disputas acerca de la soberanía del ex principado, dividido entre ambos países desde la independencia en 1948 como parte del plan de cese del fuego propiciado por Gran Bretaña, la antigua metrópoli.
Dos tercios del estado quedaron bajo control de India y el resto bajo el de Pakistán. En la actualidad, ambas Cachemiras están divididas por un muro fortificado de 742 kilómetros a lo largo de la denominada Línea de Control, rechazado por todos los cachemires.
Muchos analistas atribuyen la gran participación femenina en estas elecciones al éxito de Mehbooba y a que ahora ellas sienten que pueden desempeñar un papel mucho más significativo para lograr la paz en este conflictivo estado.
Entre las 67 candidatas está Shabnum Gani Lone, hija de Abdul Gani Lone, popular líder asesinado por desconocidos antes de las elecciones de 2002. Ella dice que participa en los comicios para alzar la voz de muchas víctimas del movimiento por la libertad.
"Las elecciones no son la solución al problema de Cachemira. Se necesita una solución política que tiene que llegar mediante el diálogo entre las tres partes en disputa: India, Pakistán y los cachemires", señaló Shabnum.
"La gente no tiene derechos. Hay pobreza y desempleo, en especial en las zonas rurales. Nadie se ocupa de las personas que perdieron a sus seres queridos. Me gustaría trabajar para que esas voces sean escuchadas", añadió Shabnum.
Sus hermanos, Sajad Gani Lone y Bilal Gani Lone, dirigentes de un movimiento que aboga por un boicot a las elecciones hasta que se resuelva el estatus de Cachemira.
Los líderes separatistas y las organizaciones militantes de Cachemira, que creen que los comicios fortalecen el control de Nueva Delhi sobre la región, impulsaron otra vez un boicot al proceso electoral. Muchos de ellos fueron detenidos.
"No voy a decir nada sobre el boicot. Para mí, el asunto de Cachemira debe resolverse políticamente, pero tratemos de que la gente no sufra entre tanto", señaló Shabnum.
Muchas candidatas comparten su postura.
"Sólo participamos en las elecciones para plantear los problemas que aquejan a la población, en especial a las mujeres", remarcó Sabiya Qadri, candidata independiente.
"No existen cifras acerca de la cantidad de viudas y huérfanos, pero se estima que 35.000 mujeres perdieron a sus maridos y unos 80.000 niños y niñas a sus padres", señaló Rouf Mohi-u-Din, responsable de la no gubernamental Koshish.
"Las agencias gubernamentales y las organizaciones no gubernamentales todavía tienen que determinar la cantidad de mujeres afectadas y por ahora sólo entre 2.000 y 3.000 reciben algún tipo de asistencia de programas oficiales", dijo a IPS.
El gobierno estatal creó en 2000 una comisión para trabajar sobre los problemas que aquejan a las mujeres. Pero hace tres años y medio que carece de autoridades.
"Esa es la falta de seriedad con que se atienden las cuestiones de las mujeres", señaló Rohella Akhtar, de la Universidad de Cachemira.