Una semana después de los ataques terroristas en la occidental ciudad india de Mumbai, en los que murieron casi 200 personas, altos funcionarios de Estados Unidos redoblan esfuerzos para impedir una confrontación en Asia meridional.
La secretaria de Estado (canciller) estadounidense, Condoleezza Rice, se reunió el miércoles con líderes en Nueva Delhi, alertándoles que cualquier represalia con Pakistán, a cuyos militares vinculan con los atentados, podría tener "consecuencias no intencionadas".
Mientras, el presidente de la Junta de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, Michael Mullen, viajó a Islamabad con el objetivo de presionar a las autoridades civiles y militares pakistaníes para que cooperaran en una plena investigación sobre lo ocurrido. También les sugirió que tomaran medidas enérgicas contra cualquier grupo que sea hallado culpable de los ataques, seguramente el proscrito Lashka-e-Taiba (LeT), según el gobierno y analistas independientes.
"La respuesta del gobierno pakistaní debe ser de cooperación y acción", dijo Rice en conferencia de prensa el miércoles con el secretario de Relaciones Exteriores de India, Pranab Mukherjee, un día antes de partir a Islamabad para dar personalmente ese mensaje al presidente pakistaní Asif Ali Zardari y al jefe del Ejército, Ashfaq Parvez Kayani.
"Es tiempo de que todos cooperen y de forma transparente, y éste es especialmente el tiempo de que lo haga Pakistán", añadió Rice.
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El ataque y la toma de rehenes durante dos días en Mumbai, al parecer realizados por al menos 10 hombres de los cuales uno solo sobrevivió, arruinaron la esperanza estadounidense de lograr un acercamiento entre India y Pakistán, lo que es visto, sobre todo por los altos funcionarios del Pentágono y por los asesores del presidente electo, Barack Obama, como algo clave para estabilizar Afganistán y derrotar a la red extremista islámica Al Qaeda.
Desde su punto de vista, sólo asegurándole a Islamabad que Nueva Delhi no tiene intenciones agresivas y que no usará su creciente influencia diplomática y económica en Afganistán con fines hostiles, el gobierno pakistaní —y sobre todo su ejército y sus servicios de inteligencia— podrá ser persuadido de actuar en forma decisiva contra el movimiento islamista Talibán y contra Al Qaeda, cuyos líderes se cree tienen refugios seguros en las áreas tribales de la frontera afgano-pakistaní.
Además de proveerles refugio seguro, los servicios de inteligencia pakistaníes ayudaron a crear, entrenar y equipar al Talibán, al LeT (originalmente un grupo insurgente cachemiro) y a otros grupos islamistas en las últimas dos décadas como armas contra las supuestas ambiciones regionales de Nueva Delhi, según expertos en Washington.
La gran pregunta es cuán vinculados están los servicios de inteligencia pakistaníes con el LeT así como otros grupos, en el marco de los atentados de Mumbai, señaló Bruce Riedel, especialista en Asia meridional de la Brookings Institution y ex analista de inteligencia. "Es difícil creer que no se mantenga ninguna conexión", sostuvo.
Reidel y otros expertos estaban entusiasmados por los inesperados pasos concretos dados por Zardari en las semanas pasadas para acercarse a India, incluyendo negociaciones sobre la disputada provincia de Cachemira.
Zardari fomentó el diálogo, prometió ejercer más control sobre los servicios de inteligencia, dijo al periódico estadounidense The Wall Street Journal que "India nunca ha sido una amenaza para Pakistán" y sugirió que Islamabad estaba preparado para comprometerse a una política de "no usar primero" su arsenal nuclear.
Todos estos gestos despertaron ilusiones en Washington de que sería posible un acercamiento. Sin embargo, al mismo tiempo, expertos sabían que los pasos dados por Zardari podrían causar seria oposición dentro de Pakistán, particularmente entre los militares, que han considerado siempre que la geopolítica estratégica, sobre todo con India, es de su competencia, así como entre los grupos radicales.
"Es muy claro que acabar con el proceso acercamiento estaba entre los intereses de varios grupos", señaló un funcionario estadounidense que prefirió mantener el anonimato.
El LeT, originalmente respaldado por los servicios de inteligencia pakistaníes y que hasta ahora ha negado cualquier vínculo con los ataques, se opuso fuertemente a cualquier negociación con India que pudiera permitirle a ese país mantener el control de una zona disputada del subcontinente.
"Uno de los propósitos del ataque era asegurar que no hubiera negociaciones sobre Cachemira", según Stephen Cohen, otro experto en Asia meridional de la Brookings Institution y co-autor de "Four Crises and a Peace Process" (Cuatro crisis y un proceso de paz), libro sobre los esfuerzos de Washington para mediar entre India y Pakistán, publicado el año pasado.
Pero ése no es el único motivo posible, según Cohen y otros expertos, quienes sospechan que los servicios de inteligencia pakistaníes, como creadores e históricos impulsores del LeT, podrían estar detrás de los ataques, tanto con el objetivo de arruinar el acercamiento con Nueva Delhi como para socavar el gobierno civil de Zardawi.
El LeT está vinculado a los servicios de inteligencia de Islamabad, sostuvo la analista pakistaní Christine Fair, de la organización no gubernamental RAND Corporation, con sede en Washington, a la cadena Voice of America a comienzos de esta semana.
"La gran pregunta no es si el LeT hizo esto, sino si los servicios de inteligencia lo ordenaron", señaló, sugiriendo que los atentados no estaban destinados sólo a sabotear el gobierno de Zardari y los esfuerzos de acercamiento, sino también de servir de advertencia a Obama por sus posibles planes de incrementar la presión a Islamabad para que coopere más en la lucha contra el Talibán y Al Qaeda.
* El blog de Jim Lobe sobre política exterior estadounidense, y en particular sobre la influencia neoconservadora en el gobierno de George W. Bush, puede verse en http://www.ips.org/blog/jimlobe/.