Brasil y Francia acordaron este martes una amplia alianza estratégica que permitirá al país sudamericano desarrollar su industria de helicópteros militares y submarinos, además de avanzar en energía nuclear y ganar apoyo de París a su protagonismo internacional.
Francia, por su parte, gana fuerza en la promoción de un mundo multipolar y conquista un mercado para su industria y tecnología, en momentos en que Brasil trata de recuperar su producción de equipos militares, con una mirada regional, y de fortalecer sus Fuerzas Armadas, con la intención de proteger la Amazonia y reservas de petróleo recién descubiertas en el océano Atlántico.
Los acuerdos, alcanzados en la visita a Brasil del presidente francés Nicolas Sarkozy, prevén la fabricación brasileña de 50 helicópteros para las tres ramas militares y de cinco submarinos, uno de propulsión nuclear.
La fabricación de los helicópteros, con tecnología francesa, tendrá un costo de 1.890 millones de euros (2.640 millones de dólares) y estará a cargo de la empresa brasileña Helibrás, subsidiaria de la europea Eurocopter.
Según el diario francés Les Echos, todos los contratos ascienden a 8.600 millones de euros (12.000 millones de dólares), pero ese monto fue desmentido por el ministro brasileño de Defensa, Nelson Jobim. Es sólo "especulación", no hay cifras definidas para los submarinos, dijo.
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Cerca de Río de Janeiro se construirá un astillero donde empresas francesas fabricarán los submarinos. El reactor nuclear de uno de ellos será brasileño, con tecnología desarrollada por la marina de guerra.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva elogió la disposición francesa a transferir tecnología, una condición que exige Brasil en sus adquisiciones de armas, pues busca a la vez modernizar sus Fuerzas Armadas y su industria bélica.
La fuerza aérea intenta hace años renovar sus aviones de combate para sustituir a los viejos Mirage franceses, adquiridos en la década de 1970.
Ya no es posible decidir asuntos importantes del mundo sin la participación de Brasil, China e India, que deben ser incluidos en el Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos del mundo, así como algún representante de las naciones árabes, dijo Sarkozy.
El mandatario francés reiteró su apoyo a la reforma de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con presencia brasileña permanente en el Consejo de Seguridad, y añadió que tampoco ese órgano puede continuar sin un miembro estable de África.
Los acuerdos de cooperación militar son resultado del deseo de "paz y seguridad en el mundo", compartido por ambos países, y Brasil es hoy un factor de estabilidad mundial, dijo Sarkozy.
Ministros y autoridades de los dos países firmaron también acuerdos de cooperación en energía nuclear, que fue presentada como una forma de "combate al cambio climático". Es un área en la que Francia ofrece la mejor tecnología, pues fue su opción energética, al contrario de Alemania y de otros países industrializados que han renunciado a ella.
Brasil tiene solo dos centrales nucleares. La segunda, Angra 2, es la única construida dentro del programa de cooperación nuclear firmado con Alemania hace 33 años para implantar ocho unidades en el siglo pasado. El gobierno decidió concluir la tercera, paralizada con equipos adquiridos y almacenados hace más de 20 años, y piensa desarrollar otras cuatro o cinco.
El desarrollo conjunto de la Amazonia, especialmente en la zona fronteriza entre el enclave colonial de la Guyana Francesa y el norteño estado brasileño de Amapá, forma parte de otro de los acuerdos firmados, que comprenden además la cooperación espacial, la enseñanza profesional y la celebración del Año de Francia en Brasil.
Instituciones de investigación de ambos países crearán un centro franco-brasileño de la biodiversidad amazónica para la capacitación y la ejecución de proyectos conjuntos.
Lula aseguró que los pactos de hoy no repetirán errores de acuerdos anteriores, como el que se firmó ocho años atrás para la construcción de un puente sobre el río Oiapoque, entre Guyana Francesa y Amapá, sin consecuencias hasta ahora. El puente se inaugurará en 2010, aseguró el mandatario.
El Año de Francia, una celebración que transcurriría entre el 21 de abril y el 15 de noviembre de 2009, es un programa de conocimiento mutuo de las culturas de los dos países, con espectáculos, muestras artísticas y otras actividades francesas en Brasil, en retribución del Año de Brasil en Francia, que tuvo lugar en 2005.
Lula también acordó con Sarkozy que sus países asumirán posiciones comunes en la reforma del sistema financiero internacional, que será discutida el 2 de abril en Londres, en la segunda Cumbre del Grupo de los 20 (G-20) financiero.
Además, ambos apoyaron la conclusión de la Ronda de Doha de negociaciones para liberalizar el intercambio internacional en la Organización Mundial de Comercio, si bien ocupan posiciones opuestas en la cuestión de los subsidios agrícolas, cuya eliminación o reducción, reclamada por Brasilia, enfrenta fuerte resistencia de París.
Sarkozy cumplió en su visita oficial del lunes y este martes su última misión en la presidencia semestral de la Unión Europea (UE).
El lunes se celebró en Río de Janeiro la II Cumbre Brasil-UE. En ella se acordó una colaboración en foros internacionales a favor del multilateralismo, una mejor regulación de una nueva arquitectura financiera y la adopción de medidas que combatan efectivamente el cambio climático.
