La guerra entre Georgia y Rusia detonó una crisis política en Ucrania. Tras el colapso de la coalición gobernante, se programaron nuevas elecciones, pero ahora éstas se encuentran demoradas en medio de graves dificultades económicas.
Los desacuerdos dentro de la coalición de las "fuerzas democráticas" teóricamente pro-occidentales, integrada por el sector Nuestra Ucrania, del presidente Viktor Yushchenko, y el bloque de la primera ministra Yuliya Timoshenko, se volvieron irreconciliables luego de que tropas rusas intervinieran en territorio georgiano en agosto.
Ante esto, se programaron elecciones anticipadas, pero estos planes están suspendidos mientras el país se hunde en una crisis económica. Yushchenko espera realizar los comicios el año próximo, con el objetivo de que los votantes castiguen a la primera ministra en las urnas por las dificultades económicas.
Timoshenko y Yushchenko libran una batalla de poder desde hace un año, para consternación de Occidente.
Ahora necesitarán tomarse un descanso. Entre las economías emergentes, Ucrania es uno de los países más afectados por el colapso financiero mundial. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha extendido un préstamo de emergencia a Kiev.
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"Todos los políticos comprenden que ahora es más importante estabilizar la situación económica", dijo a IPS Valeriy Chaly, subdirector general del Centro Razumkov, organización de expertos en política con sede en Kiev.
Casi 80 por ciento de los ucranianos se oponen a que haya elecciones anticipadas, que serían las terceras legislativas en tres años. A la mayoría de la población le gustaría que los políticos optaran por la neutralidad y se centraran en la economía de Ucrania.
El silencio de Timoshenko en torno al conflicto georgiano y su oposición a limitar los movimientos de la armada rusa en el sector del mar Negro correspondiente a Ucrania alentaron a los asistentes de Yushchenko a acusarla de traición a cambio de apoyo político y financiero de Moscú en futuras elecciones.
La república ucraniana de Crimea alberga a la flota rusa del mar Negro, cuya presencia es regulada por un acuerdo interestatal. La mayor parte de la población de Crimea es rusa y su economía gira en torno a las actividades de la base a cuyo arrendamiento Yushchenko quiere poner fin en 2017.
El presidente ucraniano dice que Crimea, otrora parte de Rusia y entregada en 1954 a la República Socialista Soviética de Ucrania como gesto amistoso, podría ser el nuevo blanco de Moscú, aunque el Kremlin niega tener ningún reclamo territorial.
Las fuerzas favorables al presidente acusaron a Rusia de conceder masivamente pasaportes a la población de la región, a fin de justificar una futura intervención militar, algo que también niegan los funcionarios del Kremlin.
Pero el presidente, abrumadoramente impopular, fue condenado por sus oponentes por alinearse demasiado rápidamente con Georgia luego que estalló el conflicto, y de tensar innecesariamente los vínculos con Rusia.
Yushchenko es el padrino de los hijos del presidente georgiano Mijaíl Saakashvili, y el más fervoroso proponente dentro del país de que Ucrania se integre a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Rusia, el socio económico más importante de Ucrania, está furiosa con la retórica pro-OTAN de Yushchenko y su apoyo a Saakashvili, y acusó a Kiev de comprometerse en un comercio ilegal de armas con Georgia.
La televisión rusa difundió imágenes con presuntas pruebas de la presencia de mercenarios ucranianos entre los efectivos militares georgianos, y también de vehículos de combate de infantería modernizados en Ucrania, desplegados en el Cáucaso.
El Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) respondió acusando a sus contrapartes rusos de intentar deliberadamente retratar a Ucrania como una parte del conflicto.
El Ministerio de Defensa de Ucrania también confirmó que los efectivos ucranianos fueron entrenados en Georgia previo al conflicto, lo que señala un alto grado de cooperación entre los dos países aspirantes a la membresía de la OTAN.
Los funcionarios ucranianos admiten vender armas tanto a Rusia como a Georgia, pero niegan violar cualquier tratado internacional.
"Ucrania comerció con Rusia y Georgia. Y nosotros vendimos mucho más volumen a Rusia", dijo el presidente del SBU, Valentyn Nalyvaychenko, a la prensa local.
Pero una comisión parlamentaria ucraniana ad hoc concluyó que Kiev había vendido armas a Georgia antes del conflicto, a precios irrazonablemente bajos, con participación del presidente, y señaló que hubo casos de contrabando de armamento.
El SBU rápidamente interrogó a Valeriy Konovalyuk, presidenta de la comisión ad hoc y parlamentaria de la oposición, y confiscó el servidor de un sitio web que revelaba presuntos secretos de Estado conectados a las ventas de armas.
La exhibición de un documental sobre la venta de armas ucranianas a Georgia, organizada por Konovalyuk con la ayuda de la embajada rusa en Kiev, también fue prohibida por el SBU.
En el futuro podría ocurrir más. La semana pasada, el presidente Yushchenko pidió al SBU que examinara "las acciones de ciertos individuos que continúan las insinuaciones en torno al comercio de armas entre Ucrania y Georgia".
A ojos de Occidente, las ambiciones de Ucrania y de Georgia en relación a la OTAN se vieron debilitadas por la reciente guerra del Cáucaso.
Pero el presidente y sus partidarios creen que fue el hecho de que la OTAN no les concediera a ambos países un plan de membresía en la cumbre que el bloque realizó en abril en Bucarest lo que alentó el avance ruso sobre Georgia.
Ellos ven en la reciente guerra una razón adicional para acelerar la membresía de Ucrania a esa alianza para protegerla de una "inminente amenaza rusa", y su alarmismo es una manera de presionar a Occidente para que le dé la bienvenida en sus estructuras de seguridad.
Pero Chaly duda que algo se decida en la inminente cumbre de la OTAN, que se realizará en diciembre en Bruselas, como espera Yushchenko.
"Cualquier decisión será más realista cuando Ucrania tenga un gobierno y un parlamento efectivos. Los expertos y políticos ucranianos que son realistas ahora no piensan en un calendario para la membresía, sino en cómo mantener el nivel de cooperación con la OTAN", dijo a IPS.
El entusiasmo está menguando. La propia Timoshenko, antes vista como pro-occidental, adoptó una posición más neutral que podría impulsar su imagen ante el electorado ucraniano, sustancialmente pro-ruso, y ayudarla a negociar un precio favorable para el gas ruso, con el que Ucrania mantiene una alta dependencia.