POLÍTICA-TAILANDIA: Nadie quiere elecciones anticipadas

El primer ministro de Tailandia, Somchai Wongsawat, rechazó este miércoles las presiones de los militares para que renuncie y llame a elecciones anticipadas, afirmando que su gobierno es «legítimo» y continuará «trabajando para el país».

Los líderes de la opositora Alianza Popular para la Democracia (APD) llaman a un golpe de Estado. El miércoles anunciaron que el cierre del aeropuerto de la capital, ocupado por sus seguidores, era parte de una estrategia para derribar al gobierno de coalición encabezado por el Partido del Poder Popular (PPP).

El poderoso jefe del ejército, general Anupong Paojinda, pidió la disolución del parlamento y el llamado a comicios anticipados como salida a la crisis, pero esta alternativa también fue rechazada por la APD.

Su líder, Sondhi Limthongkul, dijo que no existe espacio para las negociaciones hasta que Wongsawat renuncie.

El gobierno señaló que aceptar las demandas de la oposición no sería saludable para la democracia. La coalición oficialista surgió de las elecciones de diciembre de 2007, que marcaron el retorno al estado de derecho tras el golpe militar de septiembre de 2006, el decimoctavo en la historia del país.
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Anupong descartó una intervención militar como la reclamada por la APD. "No podemos dar un golpe. Hemos hablado con funcionarios del gobierno, académicos y representantes del sector privado y nos dijeron que ésa no es la solución", afirmó.

Mientras la nación aguarda los próximos movimientos del oficialismo y la APD, existe consenso acerca de que la ocupación del aeropuerto por los manifestantes opositores, que obligó a suspender sus operaciones, ha dañado severamente a la ya debilitada industria turística.

Más de 15 países han emitido alertas a los viajeros luego de las caóticas escenas que se vivieron en el aeropuerto, donde quedaron "varados" más de 3.000 turistas. El problema se vio agravado por la actitud evasiva de las autoridades de la terminal aérea para asistir a las aerolíneas con sus vuelos hacia y desde Bangkok.

Se estima que el país perderá 13,2 millones de dólares en ingresos por turismo por cada día que el aeropuerto permanezca cerrado.

El diario Bangkok Post señaló que "a causa de los mayores costos de los viajes y la agitación interna, los arribos de turistas extranjeros se redujeron 16,5 por ciento, mientras que la tasa de ocupación de las plazas hoteleras cayó a 45 por ciento".

Los ingresos por turismo representan seis por ciento del producto interno bruto y se esperaba que llegaran este año a 21.000 millones de dólares, "una meta muy improbable de alcanzar ahora", señaló el Bangkok Post este miércoles.

El sitio del aeropuerto comenzó el martes a la noche, cuando centenares de seguidores de la APD, que vestían camisas amarillas como señal de lealtad a la monarquía, bloquearon los dos extremos de la carretera que corre frente a la terminal aérea.

Los líderes de la APD montaron un escenario móvil para despotricar contra el gobierno. Algunos de sus seguidores, armados con palos, barras de hierro y cuchillos ingresaron al aeropuerto para establecer su autoridad. Varios llevaban pasamontañas negros para ocultar su identidad.

Centenares de policías cedieron ante los manifestantes, como lo habían hecho el lunes a la noche ante miles de seguidores de la APD que sitiaron el edificio del parlamento para impedir que los legisladores sesionaran. Al mismo tiempo, la oposición ocupó el segundo aeropuerto, al norte de la capital, para evitar una reunión de gabinete.

Esas tácticas respondieron al éxito que logró la APD en agosto, cuando ocupó la sede del gobierno y la convirtió en escenario para sus protestas.

La oposición cuenta con el apoyo de las elites urbanas, los monárquicos y los burócratas conservadores. Su capacidad para violar la ley con impunidad responde a la protección que recibe de importantes figuras políticas.

La ocupación del aeropuerto "ha llevado las protestas a un nuevo nivel. Es anarquía", dijo Laurent Malespine, director de Don't Blink, una compañía de investigaciones políticas y de medios de prensa. "Esto es algo que los tailandeses no pueden aceptar", agregó.

"Este es el mayor chantaje político en la historia de Tailandia. Mantienen como rehén al país en su conjunto", señaló Sunai Phasuk, investigador de la organización Human Rights Watch.

"La APD ha violado principios locales e internacionales de derechos humanos. Han estado usando armas con la intención de matar. Este movimiento se está convirtiendo en una pandilla criminal", agregó.

Esta semana, seguidores de la APD fueron filmados mientras disparaban contra partidarios del gobierno. Detrás de los hombres armados con revólveres había otro que sostenía una fotografía del rey.

Dos miembros de la APD murieron en octubre, en un enfrentamiento con la policía cuando rodearon el parlamento para evitar que sesionara.

La campaña de la APD apunta a evitar que el ex primer ministro Thaksin Shinawatra (2001-2006) retorne a la política. Actualmente se encuentra en el exilio, para evitar el arresto por supuestos actos de corrupción cometidos durante su gestión.

Según la APD, el actual gobierno es un "títere" de Thaksin, quien fue derrocado por el golpe de Estado de septiembre de 2006.

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