Las políticas de descentralización se presentan como una receta para tener más democracia, acceso de las mujeres al poder y mejores servicios. Pero experiencias como la de la indígena mexicana Eufrosina Cruz, a quien su comunidad le negó, por «usos y costumbres», el derecho a ser elegida alcalde, indican que no siempre es así.
Historias similares se registran en varios países. Incluso cuando las políticas de descentralización han derivado en leyes que obligan a que exista un porcentaje determinado de mujeres en los gobiernos locales, en ocasiones terminan ejerciendo cargos bajo el control directo de los hombres.
Así lo indica una investigación del no gubernamental Centro Internacional de Investigación para el Desarrollo (IDRC, por sus siglas en inglés), con sede en Canadá, organización que deliberó esta semana en la ciudad de México con la asistencia de unas 300 participantes de varios países, quienes debatieron sobre el impacto de la descentralización en los derechos de la mujer.
Aída Reynaga, activista peruana de la ciudad de Lima, relató a IPS que ha debido luchar por más de 20 años contra la corrupción y el chantaje de sus vecinos, algunos de los cuales son pequeños vendedores de drogas y al mismo tiempo autoridades locales.
"La descentralización ha sido un trampa en nuestro caso, pero ya vamos saliendo adelante", agregó Reynaga, presidenta de la Asociación de Pobladores del Fundo Quinta Francia, organización que aglutina a 149 familias de escasos recursos.
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Desde hace 40 años, este grupo que ocupa de manera irregular 32.000 metros cuadrados de una antigua hacienda de Lima pugna por obtener títulos de propiedad y servicios como agua, luz y alcantarillado.
"A pesar de la corrupción de los presidentes que tuvimos en nuestro grupo y las autoridades de la alcaldía de Lima que los apoyaron, logramos ya sacar los servicios de agua y luz, sólo porque las mujeres nos hemos parado y organizado", señaló Reynaga, una ex vendedora callejera de periódicos.
Según la mexicana Cruz, "la descentralización puede empeorar nuestra vida y ese es el caso de mi comunidad, pero hay que hacer la lucha".
Esta indígena de Santa María Quiegolani, comunidad de la etnia zapoteca en el sureño estado de Oaxaca, fue expulsada de esa localidad luego de que los hombres frenaron su aspiración de ser elegida alcaldesa en 2007. Por denunciar el hecho recibió amenazas de muerte, indicó a IPS.
La descentralización "ha dado paso a nuevas formas de representación y participación política, como elecciones locales y comités de desarrollo de aldeas. Estas reformas tienen por objeto propiciar un gobierno más accesible y receptivo y otorgar voz a los grupos marginados en las decisiones que les atañen", según la investigación del IDRC, realizada en diversos países entre 2004 y 2008.
En las dos últimas décadas, la descentralización "se ha promovido ampliamente como la fórmula mágica tanto para el desarrollo como para la democracia y la mayoría de los países del mundo en desarrollo han llevado a cabo reformas" al respecto, señala el estudio.
Sin embargo, "los resultados pueden ser bastante diferentes", advierte.
En el caso de Nepal, por ejemplo, la investigación precisa que las leyes que obligan a dar a las mujeres una determinada cuota de poder no se tradujeron en "incidencia en el proceso de toma de decisiones". Tanto las mujeres como los hombres tienden a pensar en la participación femenina como una cuestión exclusiva de asistencia a reuniones, explica.
En Pakistán, "donde las reformas a los gobiernos locales incluyen representaciones obligatorias femeninas —33 por ciento— la mayoría de las 345 concejalas elegidas que fueron entrevistadas resultaron ser voceras seleccionadas y controladas por un hombre de la familia", destaca la investigación del IDRC.
Las concejalas y la alcaldesa de la pequeña comunidad de Nabón, en Ecuador, relataron que al tratar con funcionaros hombres tenían que "subir la voz y soportar sus chistes y que ellos se resistían a que hubiera una mujer en el cargo".
En el sur de Sudán, donde 48 por ciento de las mujeres dan a luz sin atención especializada, "la descentralización de los servicios de salud impuso aranceles en las clínicas de salud, medida que se ha ligado al incremento de la mortalidad materna entre las mujeres más pobres", agrega el informe.
La descentralización tampoco ofrece garantías en materia de empoderamiento de las mujeres.
En el meridional estado indio de Kerala, donde un tercio de los escaños en la legislatura local está ocupado por mujeres, la mayoría de ellas "se ven a sí mismas como trabajadoras sociales y rara vez pasan a altos niveles de la política".
Asimismo, en algunas zonas de Sudáfrica, donde las mujeres reciben fondos del Estado para proyectos de desarrollo comunitario, no ocupan cargos públicos de relevancia y su participación se limita en muchas ocasiones "a roles domésticos tradicionales".
Reynaga, quien nunca antes había asistido a una reunión de mujeres como la realizada en México, consideró provechosa la experiencia "para aprender y ver que en todos los países hay corrupción como en el mío" y que la descentralización "no funciona como nos dicen".
Cruz dijo, por su parte, que "intercambiar puntos de vista sirve, pero veo todavía un poco de miedo para ir contra usos y costumbres como los de mi pueblo, pues se podría interpretar como un ataque a la autonomía indígena".
"Que no nos de miedo el tema de los usos y costumbres. No estamos en contra, sino en contra de quienes se amparan en eso para afectar nuestros derechos de mujeres, como a mi me sucedió", apuntó.
Tras las denuncias de Cruz, la legislatura de Oaxaca aprobó reformas legales para impedir que con el argumento de los usos y costumbres indígenas sean excluidas las mujeres de la participación política.
Oaxaca es uno de los estados más pobres de México y con mayor presencia indígena. Tiene 570 municipios y 418 de ellos se rigen por los llamados "usos y costumbres".
Varias asistentes a la reunión se comprometieron a establecer redes de información en Internet para mantener contacto y darse apoyo en su empeño por arrancar beneficios a la descentralización, que, según Cruz, "puede resultar una trampa si es que no sabemos cómo usarla y qué limitaciones tiene".