Los gobiernos de Asia sudoriental apuestan al sector informal, en especial al agrícola, para crear puestos de trabajo y paliar las consecuencias de la crisis económica y financiera internacional.
El primer ministro de Malasia, Abdullah Badawi, expresó esa posibilidad al reflotar una vieja idea que data de la crisis financiera que asoló esta región en 1997.
La actividad agrícola ayudará al país a "amortiguar el impacto de la crisis económica", dijo esta semana frente a un grupo de agricultores malasios.
La agricultura representa alrededor de 60 por ciento del sector informal de Asia sudoriental, que emplea a unos 161 millones de personas, según un nuevo estudio sobre tendencias laborales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
"La agricultura emplea a 44,5 por ciento de los trabajadores de la región, aunque varía bastante de un país a otro, del uno por ciento, en Singapur, a más de 80 por ciento, en Laos", señala la investigación..
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En la década pasada, muchas ciudades de Asia sudoriental, de una rápida urbanización y pobladas por la migración del campo, se volvieron lugar de expresión del trabajo informal, añade.
Los vendedores callejeros de comida son un ejemplo. La mayoría son mujeres, lo que da un "rostro femenino" al trabajo "vulnerable".
El ejército de trabajadores informales aumentará a medida que se restringen las contrataciones de la industria y los servicios formales, señaló Gyorgy Sziraczki, economista de la OIT de la oficina para Asia Pacífico, con sede en Bangkok.
"Los patrones demorarán o dejaran de contratar empleados y los salarios aumentarán menos que en los últimos tiempos", apuntó.
"Este año se habrán creado unos 850.000 empleos menos que en 2007. Y en 2009, la cifra puede llegar a 1,27 millones", estimó Sziraczki. "El desempleo puede afectar a unas 18,5 millones de personas en 2009, respecto de los 16,5 millones en 2007."
Las funestas estimaciones contrastan con el sostenido crecimiento económico de la región hasta el comienzo del encarecimiento del petróleo y de los alimentos a principios de este año y la disparada de la inflación en algunos países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean).
Birmania, Brunei, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam integran ese bloque.
El crecimiento económico de Asean fue de 6,4 por ciento en 2007, el más alto en más de una década, afirma el estudio de la OIT "Tendencias Laborales y Sociales en la Asean 2008".
"El buen desempeño económico de la región en 2007 tuvo un impacto positivo en el empleo", señala el informe de 116 páginas. "Los puestos de trabajo en la Asean aumentaron de 260,6 millones, en 2006, a 268,5 millones al año siguiente, un aumento de tres por ciento, 7,9 millones de nuevos empleos."
Las consecuencias de la crisis financiera se sentirán en las exportaciones de países como Filipinas, que dependen de los mercados de Japón y Estados Unidos.
El Ministerio de Trabajo de Tailandia informó esta semana que 120 fábricas de alimentos, vestimenta y mobiliario cerraron entre enero y octubre de este año.
En Birmania también hay peligro de que cierren fábricas del sector de la indumentaria, que exporta a Japón y a la Unión Europea (UE), con los consiguientes despidos, según la Asociación de Fabricantes de Vestimenta de ese país.
Pero a diferencia de hace 10 años, los gobiernos parecen estar mejor preparados para lidiar con los despidos y la falta de trabajo en el sector formal, sostuvo Raj Kumar, de la Comisión Económica y Social de Asia Pacífico, órgano regional de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con sede en Bangkok.
"La crisis económica de 1997 sorprendió a los gobiernos, que no estaban preparados para ayudar a la población", apuntó..
"Aprendieron algunas lecciones desde entonces y ya están trabajando al respecto", dijo Kumar a IPS. "El diálogo actual acerca del papel que debe desempeñar la agricultura para absorber trabajadores expulsados del sector formal nunca se había discutido antes del crac del 97."
Pero la capacidad de que el sector informal, en especial el agrícola, promueva el retorno de emigrantes al medio rural y sirva de red de seguridad no es ilimitada.
Más aun cuando los países de la región ignoraron el campo en los últimos 10 años, sin invertir para mejorar la infraestructura y la producción agrícola.
"Se descuidó mucho la agricultura en la última década. Las inversiones disminuyeron", señaló Diderik de Vleeschauwer, portavoz de la oficina regional de Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). "La zona ya no es lo que era en el 97".
También disminuyó el área destinada a la agricultura, dijo a IPS. "Eso se debe a nuevos patrones de uso, a que la tierra fue vendida para otros fines, como la construcción de hoteles y de campos de golf, y a las graves consecuencias del cambio climático".
En Filipinas, un país muy vulnerable a los efectos de la crisis económica, no son muchas las esperanzas para las personas que deseen volver al campo.
"La agricultura en Filipinas está muy mal porque la inversión en ese sector no fue prioritaria para el gobierno", explicó Jillian Roque, de la Confederación Independiente de Trabajadores de la Administración Pública, sindicato de funcionarios de Manila.
"La única alternativa para los filipinos que terminan en el sector informal es buscar trabajo en el extranjero", señaló en entrevista telefónica.
"Cada vez son más las personas que quieren emigrar, aun cuando pueden sufrir abusos y explotación. La crisis instala una sensación de desesperación", remarcó Roque.