Representantes de gobiernos y de la sociedad civil de 163 países reunidos en Manila acordaron, este jueves, que es hora de mirar más allá de los beneficios económicos de las migraciones para darle al fenómeno un «rostro humano».
Al cabo del Segundo Foro Mundial sobre Migraciones y Desarrollo, iniciado el lunes, hubo consenso en que se necesita "un enfoque basado sobre los derechos humanos" para los trabajadores migrantes, teniendo en cuenta los beneficios que ese flujo le brinda tanto al país de origen como al anfitrión.
La conferencia se concentró "en el rostro humano de las migraciones y en el aspecto humano del desarrollo" económico, dijo el canciller de Filipinas, Esteban Conejos, Jr, quien la presidió.
El debate pasó "del cálculo habitual y racional de los beneficios económicos" a "los migrantes, sus familias y sus comunidades".
El director general de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), William Lacy Swing, declaró en la conferencia que el respeto por los derechos humanos de los migrantes es "el cimiento de las contribuciones positivas de las migraciones para el desarrollo de los países de origen y de los países de destino".
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Los ministros que participaron en el foro fueron más allá, proponiendo compartir las mejores prácticas sobre cómo proteger los derechos de los trabajadores migrantes.
También coincidieron en la necesidad de formular acuerdos bilaterales y de reafirmar pactos como la Convención sobre los Trabajadores Migrantes de 1990, ratificada por apenas 37 países.
Como reflejo del aumento en la cantidad de las trabajadoras migrantes, los derechos femeninos fueron prioritarios en la agenda de la reunión de representantes de la sociedad civil celebrada el lunes y el martes, antes del foro de delegados gubernamentales.
Sus preocupaciones y recomendaciones fueron presentadas a Conejos y Peter Sutherland, representante especial del secretario general de la ONU sobre migraciones y desarrollo.
En una conferencia de prensa al cabo del foro, Conejos sostuvo que la sociedad civil conoce las realidades de primera mano y se acercan antes que los gobiernos a los trabajadores migrantes.
El foro es informal y no emite normas de carácter obligatorio. Su formación fue propuesta en 2006 por el entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan, y su representante especial en el Diálogo de Alto Nivel sobre Migración Internacional y Desarrollo.
En todo el mundo hay unos 100 millones de trabajadores migrantes, la mayoría de los cuales cruzaron fronteras para brindarles una vida mejor a sus familias.
Las remesas enviadas por los migrantes a sus países de origen equivalen a 250.000 millones de dólares anuales. El Banco Mundial estima que aumentarán 10 por ciento.
A pesar de sus enormes aportes, los trabajadores migrantes sufren abusos, desde los laborales a los sexuales. Las mujeres, que constituyen la mitad del grupo, son especialmente vulnerables.
La mayoría de las mujeres migrantes son trabajadoras domésticas y artistas en el sector informal, difícil de controlar y regular.
Aunque la necesidad de proteger a las mujeres migrantes se mencionó en las reuniones oficiales, los representantes gubernamentales prefirieron referirse a los trabajadores en general.
"Los derechos de las trabajadoras migrantes no fueron discutidos adecuadamente en el foro", dijo Sharu Joshi Shrestha, encargado regional de programa para las migraciones en el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (Unifem).
"Las preocupaciones de las mujeres son diferentes. Ellas necesitan mecanismos de seguridad diferentes", sostuvo.
Aunque la mayoría de las mujeres se desempeñan como trabajadoras domésticas, ni sus países de origen ni los de destino tienen políticas para protegerlas, dijo Shrestha.
"¿Cómo se puede presionar por los derechos de las trabajadoras domésticas en otros países si los suyos propios no tienen ese tipo de políticas de protección?", planteó.
Del foro tampoco surgió ningún tratado para crear un marco de trabajo institucional que ayude a proteger los derechos de los migrantes.
Sutherland observó que el foro representó "una conversación respetuosa entre los países", cuyos representantes se dedicaron a informar qué estaban haciendo más que recomendar qué hacer.
Otras organizaciones no gubernamentales organizaron una conferencia paralela donde criticaron profundamente a la reunión oficial.
"Afirmamos el principio de que el Estado debería ser el principal responsable de proteger los derechos humanos, brindar servicios sociales y promover un desarrollo centrado en la gente", declaró el foro de Acción Mundial de los Pueblos sobre las Migraciones, el Desarrollo y los Derechos Humanos.
"Reiteramos nuestro llamado a situar al Segundo Foro Mundial sobre Migraciones y Desarrollo en el ámbito de la ONU para asegurarnos de que adhiera a, y se construya sobre la base de, los existentes marcos de trabajo y obligaciones en materia de derechos humanos, incluido el derecho al compromiso con el desarrollo", agregó.
Patricia Santo Tomás, presidenta del Banco de Desarrollo de Filipinas y relatora general de la conferencia oficial, observó que los participantes expresaron la necesidad de una "voluntad política para volver operativa la responsabilidad de proteger los derechos de los migrantes".
Linda Wirth, directora de la Organización Internacional del Trabajo para Filipinas, cree que uno de los resultados positivos del foro fue que "abrió el diálogo entre los países".
"Hay diferentes puntos de vista a ambos lados. Hay problemas reales que enfrentan diferentes países. Necesitamos enterarnos a través de cada uno cuáles son las cosas que funcionan y las que no", destacó Wirth.
(* Este artículo fue producido por IPS-Asia Pacífico como parte de una serie sobre género y desarrollo, con el apoyo de la Oficina Regional para Asia Oriental y Austral de Unifem).