La reacción del Mercosur a la crisis financiera internacional se limita por ahora a observar los «posibles impactos» en los mercados financieros, la producción y el desempleo y a «mantener canales fluidos y ágiles de comunicación» sobre las medidas nacionales.
El bloque reunió este lunes en Brasilia a su Consejo Mercado Común, compuesto de los ministros de economía y finanzas, cancilleres y presidentes de bancos centrales, para discutir la crisis y las posibles respuestas para mitigar sus efectos.
El Mercosur (Mercado Común del Sur) está conformado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, con Venezuela aún en proceso de adhesión como miembro pleno.
Las propuestas presentadas en esta VII Reunión Extraordinaria del Consejo y otras posteriores serán discutidas en un nuevo encuentro fijado para el 15 de diciembre, víspera de la Cumbre de América Latina y el Caribe convocada por Brasil el 16 y 17 de diciembre en Salvador, capital del nororiental estado de Bahía.
Brasil sugirió convocar a una reunión ministerial del Consejo Económico y Social de la Organización de las Naciones Unidas, organismo que la diplomacia brasileña busca fortalecer, mientras Venezuela propuso una cumbre mundial de jefes de Estado y de gobierno, según el comunicado conjunto del Consejo Mercado Común.
[related_articles]
El canciller chileno Alejandro Foxley defendió que el Grupo de los Ocho países más poderosos amplíe el capital de las instituciones financieras internacionales de fomento, en particular del Banco Interamericano de Desarrollo, para atender a la región latinoamericana.
Con la presencia de representantes de los miembros plenos y asociados del Mercosur, además de observadores de Guyana y Suriname, la reunión comprendió a delegados de toda América del Sur.
El consenso expresado en el comunicado final destaca "la necesidad de una reforma profunda y amplia de la arquitectura financiera internacional" y de "perfeccionar la regulación prudencial de los mercados de capitales". Además, defiende la conclusión "equilibrada" de la Ronda Doha, de la Organización Mundial del Comercio, suspendida en julio ante discrepancias expresadas sobre todo entre India y Estados Unidos.
La declaración del Mercosur reconoce que América del Sur vive hoy "mejores condiciones que en el pasado" para enfrentar la crisis financiera, gracias a sus buenos "fundamentos macroeconómicos". Profundizar la integración, el comercio y la cooperación financiera en la región puede ser "decisivo" para "preservar y ampliar las conquistas económicas y sociales de los últimos años", agrega.
"Fortalecer el patrimonio de la integración mitiga los efectos de la crisis", al mantener el flujo comercial y financiero, dijo el canciller brasileño, Celso Amorim, en rueda de prensa tras el término de la reunión.
Foxley rechazó las "políticas proteccionistas" como respuestas a la crisis, arguyendo que agravarían los problemas sociales.
También el senador brasileño Aloísio Mercadante, economista del gobernante Partido de los Trabajadores, condenó las tentaciones proteccionistas, alegando que las salidas individuales a la crisis son engañosas.
Las declaraciones de los brasileños y del canciller chileno tenían como blanco al gobierno argentino, que tiende a adoptar barreras, como ha hecho varias veces en los últimos años, para defender su mercado contra la invasión de productos importados. Un aumento del Arancel Externo Común del Mercosur fue una de las propuestas de Buenos Aires.
La fuerte devaluación de la moneda brasileña, de más de 30 por ciento desde agosto, agravó los temores argentinos de se acentúe el desequilibrio en el comercio bilateral. Entre enero y agosto de este año, el superávit brasileño en el intercambio con Argentina alcanzó 3.570 millones de dólares, 40 por ciento más que en igual período de 2007, pese al auge de la sobrevaluación del real, tendencia invertida desde agosto.
El Mercosur "debería adoptar decisiones comunes", pero ante la imposibilidad de hacerlo, al menos tendría que establecer "directrices" en alguna dirección para las medidas que adopte cada país ante los efectos de la crisis financiera iniciada en Estados Unidos, dijo a IPS Tullo Vigévani, director de la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Universidad Estadual Paulista.
El Mercosur sufrió una "crisis aguda" en 1999, cuando se produjo una fuerte devaluación de la moneda brasileña y el proceso de integración ya se había debilitado ante la pérdida de expectativas iniciales, pero "el bloque no se volvió inviable", recordó.
Ahora la situación es más grave, con el estancamiento del Mercosur, pero todos los países miembros ya se convencieron de que la asociación entre ellos es fundamental para el desarrollo de cada uno y "deben darse cuenta de que interesa a todos que ningún socio se debilite", resumió Vigévani.
El investigador en relaciones internacionales, que acompaña el proceso de integración latinoamericana, recordó que un acuerdo adoptado por el Mercosur en 2005 establece el principio del equilibrio en las relaciones comerciales dentro del bloque.
Esta crisis y la devaluación del real podrían representar una oportunidad para definir límites al desequilibrio comercial, con una "banda ancha" de tolerancia y medidas compensatorias a favor del país deficitario, observó.
La gran dificultad es que los efectos de una desaceleración económica en Brasil, prevista a partir del próximo año a causa de la crisis financiera mundial, repercutiría de forma brutal en los países vecinos, con economías mucho más pequeñas, mientras el efecto no es notable en sentido inverso, observó.