ECONOMÍA-EE.UU: Se aprueba un rescate edulcorado

Detractores del plan de rescate de Wall Street aprobado este viernes por el Congreso de Estados Unidos dicen que éste es muy similar al original enviado por el gobierno de George W. Bush, salvo por unos 100.000 millones de dólares adicionales y la financiación de proyectos de particular interés para algunos legisladores.

"Decidieron que el proyecto tenía que ser un regalo de Navidad anticipado", sostuvo Steven La Tourette, representante del gobernante Partido Republicano.

El proyecto de ley de Emergencia de Estabilización Económica, cargado de "incentivos" para agradar a los senadores, aprobado el miércoles por 74 votos a favor y 25 en contra, volvió este viernes más edulcorado a la Cámara de Representantes, donde fue aprobado finalmente por 263 votos contra 171. En este recinto había sido sorpresivamente rechazado el lunes.

Esta iniciativa de destinar 700.000 millones de dólares para salvar al sector financiero fue elaborada por el secretario del Tesoro (ministro de Hacienda), Henry Paulson, quien señaló la necesidad de sostener a Wall Street (el mercado financiero que toma su nombre de la calle de Nueva York donde se ubica la Bolsa de Valores), a punto de colapsar.

El plan fue primero enviado a la Cámara de Representantes a instancias de líderes de ambos partidos, pero allí fue rechazado el lunes por 228 votos en contra y 205 a favor, incluidos legisladores del propio Partido Republicano y un tercio de los del opositor Partido Demócrata.
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Senadores influyentes que aprobaron el proyecto lo consideraron mucho mejor que el original. "No se rescata a Wall Street, se rescata a todo el país", señalo el líder de la mayoría demócrata del Senado, Henry Reid.

Pero el representante demócrata Peter DeFazio sostuvo que el mayor problema del plan, que ya es ley, es que está pensado para beneficiar al sector financiero, pero ignora los profundos problemas económicos que aquejan a Estados Unidos.

"Es puro maquillaje", sentenció DeFazio. "Le agregaron algunos recortes impositivos para que los republicanos lo votaran y una cláusula de salud para atraer a progresistas y liberales. Pero es el mismo proyecto viciado que la Cámara de Representantes rechazó a principios de semana".

Ahora la propuesta incluye recortes impositivos y fondos para proyectos que interesan en particular a algunos legisladores sólo para conseguir su voto favorable, como ocurrió.

Por ejemplo, el proyecto concede un recorte impositivo de dos millones de dólares a un fabricante de flechas de juguete de madera del occidental estado de Oregon, de 100 millones a pistas de carreras de automóviles y 192 millones al ron importado de Puerto Rico e Islas Vírgenes, según el análisis de la organización Taxpayers for Common Sense (contribuyentes por sentido común).

"No hay ni una pequeña ayuda para los propietarios que luchan por llegar a fin de mes. Mis votantes no lo entienden y yo tampoco", alegó el senador demócrata Ron Wyden, quien se opuso al proyecto.

El plan tiene grandes vacíos que seguirán permitiendo la excesiva indemnización de gerentes generales y los multimillonarios seguros de los que gozan para su jubilación. No destina ni un centavo a los propietarios que pierden sus viviendas ni permite que los jueces locales introduzcan cambios a las malas hipotecas cuando la gente se presenta a los tribunales por casos de lanzamiento.

El secretario del Tesoro tiene libertad para distribuir los fondos a las empresas que más lo necesiten. Además, compañías de Wall Street serán contratadas para ayudar en el proceso de distribución y no se les aplicarán las normas federales de contratación.

En lo que al control respecta, el ministerio deberá informar a una nueva comisión del Congreso legislativo y será auditado por la Contraloría General de Estados Unidos (GAO, por sus siglas en inglés), que opera de manera independiente en la órbita del parlamento.

Habrá un seguro para las cuentas bancarias superiores a 250.000 dólares, y no de 100.000 dólares como ahora.

El senador independiente Bernie Sanders trató de convencer a sus compañeros de gravar a los millonarios como forma de financiar el rescate. Pero como muchos senadores son millonarios, la propuesta no fue incluida en el proyecto final.

"La mayoría de mis votantes no ganaron un bono de 38 millones de dólares en 2005 ni recibieron una indemnización de más de 100 millones de dólares en tres años como Henry Paulson", quien fue presidente del banco Goldman Sachs, ahora en problemas, arguyó Sanders.

DeFazio se mostró preocupado y recordó que él y otros progresistas de la Cámara de Representantes tenían pensado presentar un plan alternativo. Pero finalmente no pudieron hacerlo.

"Analistas económicos señalaron que los mercados de crédito de todo el mundo habían sido casi totalmente disfuncionales, aun cuando los líderes políticos y los inversores asumieron que el Congreso había alcanzado un acuerdo y aprobarían con facilidad el plan de rescate. No hay razón para creer que el plan de Paulson vaya a funcionar", indicó DeFazio.

Por mercado de crédito se entiende los préstamos entre grandes bancos que son clave para el buen funcionamiento de la economía global.

El ex legislador William Frenzel señaló que el proyecto aprobado por el Congreso legislativo fue modificado para agradar a los conservadores.

En la previa del debate de este viernes en la Cámara de Representantes, los indicadores financieros revelaron una economía en problemas. El voluble indicador industrial Dow Jones cayó en promedio 348 puntos en la tarde del jueves, tras el anunció de que los pedidos a las fábricas disminuyeron y el desempleo alcanzó en agosto la cifra más alta en siete años.

Aumenta el temor de que los países europeos se encaminen hacia una recesión y de que haya problemas para el préstamo interbancario a raíz de la crisis estadounidense.

En la mañana del jueves, el presidente Bush había rogado a la Cámara de Representantes aprobar "este proyecto para que podamos ponernos a trabajar y restablecer la confianza" en la economía de Estados Unidos.

Muchos ciudadanos se opusieron al plan e inundaron al Congreso con correos electrónicos y llamadas telefónicas. Pero los legisladores señalan que recibieron más llamadas de personas que lo respaldan por temor a que se agave la crisis.

"Están a favor del proyecto de rescate sólo porque temen que sean peores las consecuencias si no se aprueba", señaló Robert Reich, economista y ex ministro de Trabajo.

"El enfado popular siempre fue una fuerza potente en la política estadounidense", apuntó.

"Y ahora que los salarios bajan, crece la inseguridad laboral, aumentan los costos de los combustibles, los alimentos y la salud y millones de hogares están en dificultades, sumado a lo que parece ser un rescate masivo de los más ricos, el enfado popular está a punto de estallar", añadió.

Bush y Paulson, quienes comenzaron hablando de "plan de rescate" y fueron seguidos por la prensa y los demócratas, señalaron que el proyecto de ley es necesario para estimular a los grandes bancos, que no se prestan dinero porque no se tienen confianza.

En los últimos años, los bancos invirtieron miles de millones de dólares en préstamos hipotecarios de alto riesgo, incluidos algunos con tasas de interés excesivamente altas y plazos inadecuados.

Esos préstamos pudieron ofertarse a los clientes ante la falta de fuertes normas de protección al consumidor. Millones de propietarios no pudieron hacer frente a las tasas de interés y dejaron de pagar. Los bancos tienen ahora grandes deudas, estimadas en miles de millones de dólares, y millones de personas se quedaron sin vivienda.

Los 700.000 millones de dólares se utilizarán para comprar esos préstamos de alto riesgo, aun cuando todavía no se sabe su verdadero valor.

"En los últimos seis años, nuestro sistema se convirtió en un castillo de naipes, basado en la excesiva influencia de cada dólar mediante el uso de instrumentos financieros tan complejos e ilusorios que resultó que nadie sabía su valor real. La infame venta de deuda crediticia llegó casi al billón de dólares en 2001 y ahora asciende a 62 billones", dijo Harvey Rosenfield, fundador de la organización Consumer.

Esta semana se puso en marcha un programa de 300.000 millones de dólares para ayudar a unos 400.000 propietarios que están sufriendo lanzamientos. Para poder beneficiarse los deudores deben destinar más de 31 por ciento de sus ingresos al pago de la hipoteca.

Se prevén millones de lanzamiento más en los próximos tres años.

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