DESARROLLO: Recesión y paraísos fiscales atentan contra ayuda

La crisis financiera mundial hace prever que los países ricos frenarán posibles avances en la ayuda a las naciones pobres en la Conferencia Internacional de Seguimiento sobre la Financiación para el Desarrollo, que se celebrará desde fines de noviembre en Qatar.

La conferencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) coincide con la reevaluación de muchos gobiernos del Norte industrial, en especial los europeos, de los compromisos contraídos en la materia.

Dadas las cambiantes condiciones económicas, algunos miembros de la Unión Europea (UE) consideraron demasiado caro el plan para combatir el cambio climático, un fenómeno que afecta de forma desproporcionada a las naciones pobres.

Los presupuestos de asistencia exterior, ya menguados, probablemente se verán aun más afectados por la misma razón.

Muchos activistas contra la pobreza reconocieron el papel constructivo desempeñado por la UE durante una conferencia dedicada a analizar cómo elevar la efectividad de la asistencia al desarrollo, realizada en Accra en septiembre.
[related_articles]
Pero ahora consideran que la preparación del bloque de 27 países para la conferencia, a realizarse del 29 del noviembre al 2 de diciembre en Doha, capital de Qatar, deja mucho que desear.

"Los europeos no se están reuniendo aquí en Bruselas" para considerar su rol en la reunión de Doha, advirtió Nuria Molina, de la Red Europea de Deuda y Desarrollo (Eurodad, por sus siglas en inglés).

"Si Europa no asume un papel de liderazgo, no vamos a lograr lo que necesitamos en un contexto de crisis financiera. Tienen un deber moral", sostuvo.

Uno de los asuntos más polémicos de la agenda de la conferencia se refiere al régimen impositivo de Europa, que, según críticos, impide que las naciones pobres reciban asistencia.

Los aportes tributarios representaban en 2000 apenas 13 por ciento de la renta nacional en países considerados de bajos ingresos, según el último informe del Centro de Investigación de Corporaciones Multinacionales (SOMO, por sus siglas en holandés), con sede en Ámsterdam.

En cambio, el promedio en las naciones industrializadas, integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), de 30 miembros, fue de 36 por ciento.

Las estimaciones acerca de la cantidad de dinero que las naciones pobres pierden por fuga de capitales y expatriación de ingresos imponibles varía de 350.000 millones a 500.000 millones de dólares al año, muchas veces más lo que esos países reciben por concepto de asistencia al desarrollo.

Gran parte de esos fondos, llamados "dinero caliente", terminan en paraísos fiscales europeos o en territorios de los países de la UE. Entre ellos está la City de Londres, distrito financiero de la capital británica, Islas Caimán, Islas del Canal, en el canal de La Mancha, Chipre y Luxemburgo.

Para remediar la situación, los activistas contra la pobreza reclaman medidas duras contra los paraísos fiscales y el establecimiento de criterios internacionales firmes de contabilidad, con el objetivo de que las grandes empresas rindan cuentas de sus ganancias y del destino del dinero que obtienen en cada uno de los países en que operan.

Funcionarios británicos se resisten a eso, porque no tienen ninguna intención de que la City de Londres sea sometida a controles rigurosos.

"Terminar con los paraísos fiscales es una responsabilidad europea", indicó Molina. "Muchos de ellos están bajo jurisdicción de la UE."

La búsqueda de formas innovadoras para financiar el desarrollo será otro de los asuntos clave de la conferencia de Doha.

El secretario general adjunto de la ONU, el francés Philippe Douste-Blazy, señaló que varias iniciativas resultaron efectivas en los últimos años.

Entre ellas, un proyecto británico de usar los mercados de capitales con el objetivo de generar fondos para crear vacunas contra el sida, la tuberculosis y la malaria (paludismo) y otro programa patrocinado por Brasil, Chile y Francia para crear un impuesto a los viajes en avión.

El desafío es seguir adelante, escribió Douste-Blazy en el periódico francés Le Monde, a fin de "no sólo cambiar el volumen, sino la naturaleza de la asistencia al desarrollo".

Activistas contra la pobreza sostienen que las nuevas fuentes de fondos para la asistencia no deben sustituir a los compromisos ya asumidos por los países ricos y con dinero de sus propias arcas.

Sólo cuatro de los 27 miembros de la UE —Dinamarca, Holanda, Luxemburgo y Suecia— cumplen el objetivo fijado décadas atrás de asignar al menos 0,7 por ciento de la renta nacional a la asistencia al desarrollo.

Alemania y Gran Bretaña son reticentes a aceptar que los nuevos fondos para luchar contra la pobreza deben sumarse al monto que ya comprometió la UE, indicó Alexandre Polack, jefe de política europea de la organización no gubernamental ActionAid.

"Es decepcionante que esos dos países clave tengan posturas tan conservadoras", señaló.

Al menos la mitad de los ingresos acumulados gracias al comercio de carbono, que le permite a los países miembro liberar más gases invernadero si invierten en compañías que respetan su cuota, debería destinarse a ayudar a los países pobres a combatir el cambio climático, remarcó Polack.

La UE "irá a Doha con el fuerte compromiso de mantener el monto de la asistencia tal como fue previsto. Al menos eso es lo que esperamos. No podemos anticiparnos a los acontecimiento a causa de la crisis financiera", advirtió Karen Fogg, funcionaria de la Comisión Europea, rama ejecutiva del bloque.

El director de la oficina de la ONU en Bruselas, Antonio Vigilante, se mostró consternado ante la postura frágil de las naciones ricas en el combate a la pobreza.

"Miré algunos de los documentos que se llevarán a Doha y pensé que era una broma", declaró. "Pero eran en serio. Sólo espero que alguien tenga el valor para decir que duplicaremos nuestro esfuerzo."

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe