CONSTITUCIÓN-BOLIVIA: Tras la paz, llega el referendo

Con el brazo izquierdo en alto, miles de manifestantes y el propio presidente de Bolivia, Evo Morales, cantaron el himno nacional en señal de triunfo luego de que el Congreso legislativo aprobó la ley que pondrá a referendo de la ciudadanía el texto de la nueva Constitución.

Tras una marcha de siete días a La Paz, una estoica vigilia en las últimas 20 horas frente al edificio del parlamento protagonizada por Morales y una multitud de indígenas, mineros y otros sectores sociales presionó a los legisladores para que dieran vía libre a la convocatoria de la consulta constitucional que se celebrará el 25 de enero.

Con el estallido de detonantes de dinamita en las afueras del Congreso y la decisión anunciada de los manifestantes de tomar el edificio, el cuerpo parlamentario sesionó sin interrupción desde la noche del lunes y el mediodía de este martes concluyó el intenso debate para pasar luego a aprobar el proyecto de la ley de referendo sobre el nuevo texto constitucional.

Pero la conquista que movilizó a más de 100.000 personas en una marcha de 200 kilómetros desde la población de Caracollo, en el occidental departamento de Oruro, hasta La Paz, ciudad sede de gobierno, ha sido alcanzada gracias, entre otras cosas, a la renuncia de Morales a que se incluyera en la nueva ley fundamental una segunda reelección presidencial.

De ese modo y en caso de que la ciudadanía boliviana le diga sí a la nueva Constitución, Morales sólo podrá aspirar a un mandato consecutivo más y será el 6 de diciembre de 2009, oportunidad en que también se elegirán un vicepresidente del país, 157 legisladores nacionales, nueve prefectos (gobernadores) y 327 alcaldes.
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Mi presencia no será necesaria mientras el pueblo unido siga vigilante de la conquista de sus derechos ante grupos dominantes y potencias extranjeras, expresó Morales en un discurso pronunciado al concluir la movilización, calificada por los medios de comunicación de histórica por la multitudinaria concurrencia de grupos culturales, obreros y sectores empobrecidos.

Morales, el primer indígena en llegar a la presidencia de Bolivia, y su Movimiento al Socialismo (MAS) aceptaron negociar y ajustar un centenar de artículos del texto aprobado en diciembre en la Asamblea Constituyente, con la finalidad de alcanzar así un acuerdo con una oposición que aunque minoritaria era fundamental para alcanzar los dos tercios de votos del Congreso.

El jefe de la bancada de senadores del MAS, Félix Rojas, explicó que el contenido de la nueva Constitución no sufre sustanciales cambios y garantizó el reconocimiento a la pluriculturalidad de Bolivia.

Aún a pesar de este acuerdo, el conservador Comité Cívico Pro Santa Cruz, una organización civil y empresarial de la zona, anunció su rechazo a la convocatoria a referendo y defiende un estatuto autonómico que proclama una virtual independencia del estado nacional. Pero el avance a la nueva Constitución ha obligado al gobierno a aceptar que el parlamento funcione esta madrugada como órgano constituyente mediante una ley interpretativa, para revisar el contenido del texto original redactado por la Asamblea, entre agosto de 2006 y diciembre pasado.

El procedimiento regular señalaba que luego de la aprobación del nuevo texto constitucional en un referendo, la propia Asamblea Constituyente debía volver a reunirse para convalidar el resultado de la consulta y finalizar su labor. Ese trámite ha quedado descartado con los nuevos acuerdos.

Los detalles de la difícil negociación han pasado por alto en medio de la celebración popular en la Plaza de Armas Pedro Domingo Murillo, de La Paz, donde el presidente ha permanecido desde su llegada al frente de la marcha popular, a las 16 horas del lunes y siguió atento las decisiones del parlamento. A su alrededor, grupos musicales organizados entre los manifestantes, con melodías andinas y de la profundidad de la selva sacaron a relucir sus mejores sones de flautas y tambores para mitigar el cansancio y velar por el sueño en una noche y madrugadas frías.

El prolongado debate, con largas exposiciones de los legisladores de oposición, fue interpretada por Morales como una provocación para exaltar los ánimos de los manifestantes para obligarlos a tomar la sede del Congreso de manera violenta.

Con los primeros rayos del sol, el mandatario pidió serenidad, mientras la gente comenzaba a inquietarse y marcar la cuenta regresiva, una advertencia que retumbó en el interior del hemiciclo parlamentario junto al estruendo de la dinamita estallando casi en las puertas del Congreso.

La tensión se convirtió en júbilo cuando Morales promulgó la ley de referendo y una fiesta indígena y popular se instaló en las puertas de Palacio de Gobierno y del Congreso, donde los gritos de triunfo inundaron el ambiente.

"Somos libres", "hemos enterrado a la derecha", exclamaban hombres, mujeres y jóvenes confundidos en abrazos y euforia general, mientras otros manifestantes derramaban lágrimas al recordar la esforzada caminata y sus descansos nocturnos golpeados por el viento inclemente del altiplano.

"Nunca más los oligarcas van a gobernar", "ahora tendrán que respetar al pueblo", se escuchó en las gargantas de la multitud que selló su pacto con el cambio liderado por Morales, en un inédito surgimiento de las sectores indígenas.

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