África podría aprovechar en su beneficio la actual crisis alimentaria, según Peter Hartmann, director general del Instituto Internacional de Agricultura Tropical. Para eso, afirmó, es preciso apelar a cultivos como el banano.
Hartmann dialogó con IPS en la meridional ciudad keniata de Mombasa.
IPS: Usted cree que la actual crisis alimentaria es también una oportunidad para África. ¿Cómo?
PETER HARTMANN: Se ha hablado mucho sobre la crisis alimentaria mundial. Debemos obtener un dividendo de ella. Debemos tomar este dolor y transformarlo en un resultado positivo.
Lo que esta crisis significa es que el actual sistema alimentario que nos ha servido muy bien durante décadas y que yo creo todavía es bueno está llegando al límite. Vemos algunas inconsistencias y debilidades en el sistema.
África e incluso países europeos necesitan comenzar a contribuir con el sistema basado sobre Australia, Brasil y Canadá, zonas de megaproducción cerealera. Pero debemos, al mismo tiempo, introducir otros alimentos como el banano, para reducir la dependencia de estos megasistemas y del cereal.
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Estabilizaremos el sistema global y el banano es un camino, pero no el único. Tenemos legumbres, papa dulce y mandioca. A medida que cada uno de los pequeños países en América Latina, Asia y África produzcamos más, estaremos apoyando ese sistema global y la dependencia de los grandes productores cerealeros será menor.
En África somos muy afortunados porque tenemos hábitos de alimentación diversos y podemos hacer sustituciones. No podemos comer potencialidades. Es tiempo de que pasemos a las realidades. Esta crisis alimentaria ofrece esa oportunidad para la sustitución. ¿Por qué el pan tiene que ser 100 por ciento trigo?
IPS: Pero ¿usted ve que los bananos ayuden a que África quede libre de pobreza?
PH: África nunca estará libre de pobreza. El país más rico del mundo tiene 47 millones de pobres, así que, con la especie humana, siempre tendremos pobreza.
Es una triste declaración, pero no veo un mundo sin pobreza. Es un objetivo, un sueño. Sin embargo, podemos reducir los niveles de la pobreza extrema. El banano no los resolverá, pero puede contribuir sustancialmente.
El banano es un producto muy saludable, incluso para considerarlo en la nutrición de los niños en las escuelas. El banano es una materia prima económica, no sólo para los cultivadores. Habrá gente que lo transporte, que lo clasifique, que lo procese, que lo empaque, que lo publicite y que cree empleo. Así que es un conductor económico y un beneficio para la salud.
IPS: ¿Cuáles son algunas de las tecnologías que podemos usar para mejorar la productividad, especialmente en África?
PH: Mi convicción es que no tenemos problemas tecnológicos. Necesitamos tecnología y ciencia, pero eso no es lo que sacará a la agricultura de su letargo. Necesitamos concientización.
Antaño nunca se podía lograr que un jefe de Estado se dedicara a estudiar los problemas agrícolas. Cuando elevamos una iniciativa sobre mandioca en Nigeria, el propio presidente pidió para reunirse con nosotros en apenas tres meses. Esto es fantástico.
La crisis alimentaria es un asunto triste, pero lo positivo en relación a ella es que cuenta con la atención de nuestros líderes. Debemos usar eso.
IPS: ¿Cómo se puede optimizar el sistema de mercadeo del banano?
PH: Pensamos que hay un mercado suficientemente grande en el que trabajar en el continente primero, y preocuparnos por exportar después. Ahora hay excepciones, como los cultivos comerciales tradicionales: té, café y madera.
Eso no significa que si uno puede exportar no deba hacerlo, pero lograr un impacto sobre nuestra gente nos permitirá averiguar qué está haciendo. ¿Los productores están vendiendo bananos frescos, bananos para cocinar, cerveza o rodajas fritas? Nosotros podríamos encontrar una manera de hacerlo mejor y de poner algún dinero en sus bolsillos.
Crear riqueza es muy importante. No me entusiasma mucho esta campaña de "pongamos alimentos en la mesa". Nunca vi a nadie con dinero muriéndose de hambre, así que si podemos poner dinero en sus bolsillos ayudándolos a producir, ése es el camino a recorrer.
En las áreas rurales, cuando (los pobladores) obtienen ingresos a partir de lo que producen, ocurren muchas cosas buenas. Arreglan sus casas, renuevan sus tejados, compran una bicicleta nueva, y eso crea un dinamismo económico muy poderoso.
IPS: ¿Qué marco político se necesita para convertir al banano en un cultivo comercial de exportación?
PH: Pienso que nuestros líderes necesitan establecer un entorno que aliente a la gente a invertir en este sector. Eso significa atender la fijación de impuestos, las restricciones a la importación de equipamientos y plantas procesadoras, etcétera.
Demasiados empresarios africanos fueron perjudicados o bien porque faltaban estos parámetros o bien porque no fueron implementados o, lo que es peor, porque dejaron de tomarlos en cuenta. Muchas veces, los inversores responden al incentivo de un gobierno, pero un nuevo ministro lo cambia aunque la inversión ya está hecha con la vieja norma.
IPS: ¿Qué potencial ve usted cuando mira un banano y un plátano?
PH: Cuando miro esos dos frutos huelo un aroma fantástico. Veo un postre muy sabroso, veo dinero en efectivo en el procesamiento de almidón, jugos o rebanadas fritas. Veo gente que anda por las aldeas en bicicletas nuevas. Veo mecánicos que llegan a la aldea para arreglar esas bicicletas. Veo transportadores llegando para recoger los bananos. Veo gente en el mercado del pueblo clasificándolos. Veo gente poniendo precio a las distintas clases de bananos.
Veo esa retroalimentación en la aldea donde ellos viven, veo más inversión en las plantas, porque el mercado reconoce su calidad. Esta clase de multiplicador es algo hermoso de ver.
Todo eso veo en un banano. Pero no serán sólo bananos. Tenemos ir a por los otros frutos también, porque el banano es importante en ciertos países y no en otros.