PERIODISMO-PALESTINA: La guerra del silencio

Muchas cosas faltan en Gaza. No hay alimentos ni medicamentos a causa del bloqueo israelí, pero tampoco se ven periódicos, que solían formar parte del paisaje callejero de este territorio palestino.

Crédito: Mohammed Omer/IPS
Crédito: Mohammed Omer/IPS
Los periódicos afines al partido secular Fatah, Al-Hayat-Al-Jadeeda y Al-Ayyam, ya no están en los kioscos y no por culpa de los israelíes. Las luchas intestinas terminaron silenciando las voces que simpatizan con las principales facciones palestinas.

Fatah está al frente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), presidida por Mahmoud Abbas, quien gobierna el territorio de Cisjordania. El Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) controla la franja de Gaza desde que se arrogó el poder por las armas en junio de 2007.

Fuerzas policiales de Hamás proscribieron tres periódicos en Gaza el 28 de julio, de los cuales sólo unos de ellos, Al-Quds, volvió a ser publicado. A principios de junio, las autoridades de Cisjordania prohibieron a Falsteen y Al-Risalah, partidarios del movimiento islamista.

"Les dimos pautas para que informaran con más profesionalismo, pero se negaron a tratar con nosotros", dijo a IPS el portavoz de Hamás, Taher Al- Nounno, refiriéndose a los periódicos de Fatah. "Estaban publicando mentiras y promoviendo disturbios", afirmó.
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En Cisjordania, "Al-Rasalah y Falasteen son diarios propagandísticos que promueven conflictos, publican ideas extremistas y fundamentalistas", alegó Nimir Hamad, asesor de Abbas.

Periodistas y camarógrafos del canal de televisión propiedad de Hamás en ese territorio palestino fueron detenidos. Lo mismo sucedió con los trabajadores de los medios de prensa partidarios de Fatah en Gaza.

Ambas facciones clausuraron emisoras de radio y confiscaron equipos.

La organización Reporteros Sin Fronteras denunció que al menos nueve periódicos dejaron de publicarse en Gaza a partir de junio de 2007, cuando Hamás se hizo del poder por la fuerza tras su aplastante triunfo en las elecciones legislativas de enero de 2006.

De los nueve periódicos, tres eran estatales.

La Legislación Básica de la ANP estipula que toda persona tiene derecho a la libertad de expresión y de pensamiento. Pero en 1995, la ANP aprobó una ley que pena las críticas contra la autoridad gobernante y el presidente y es la que se invoca ahora contra periódicos y periodistas.

La norma no se aplica a la prensa extranjera. Pero la organización defensora de los derechos humanos Human Rights Watch (HRW), con sede en Nueva York, observó que cada vez son más los periodistas independientes que prefieren abandonar la zona a causa del peligro.

La consecuencia de ello es que no queda mucha gente para denunciar los abusos que se cometen.

"En los últimos 12 meses, los palestinos de Cisjordania y Gaza sufren numerosos abusos a manos de sus propias fuerzas de seguridad, además de la permanente violencia a la que los somete la potencia ocupante, Israel", reza una declaración de HRW.

Desde que controla Gaza, Hamás torturó presos, realizó detenciones arbitrarias de opositores y atentó contra la libertad de expresión y de reunión, y Fatah hizo exactamente lo mismo, según el informe de HRW.

Hace tiempo que Israel introdujo la censura en su Tierra Prometida.

En 1971, la entonces primera ministra Golda Meir (1898-1978), quien ocupó el cargo de 1969 a 1974, borró el nombre de Palestina de todos los mapas creados en el Estado judío. Las fuerzas de ocupación de ese país declararon ilegales todos los símbolos palestinos como banderas y escudos.

Durante la primera Intifada (1987-1992), revuelta palestina contra la ocupación israelí, y también durante la segunda, a partir de septiembre de 2000, las autoridades israelíes clausuraron publicaciones palestinas cuando ordenaron eliminar toda información vinculada a la "seguridad".

Los israelíes detuvieron a los trabajadores, los golpearon y les negaron sus acreditaciones de prensa. Reporteros Sin Fronteras señaló que soldados israelíes dispararon contra por lo menos nueve periodistas palestinos.

Pero además de Israel y de las facciones palestinas, la responsabilidad por la censura recae en los grandes patrocinadores de la libertad, la Unión Europea y Estados Unidos, sostiene HRW, por la financiación y la protección política que dan a las fuerzas de seguridad.

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