AMBIENTE-ASIA: Los manglares son necesarios

Una organización ambientalista internacional promoverá la discusión sobre las alternativas más eficaces para rehabilitar los manglares del delta del río Irrawaddy, en Birmania, duramente golpeado a principios de mayo por el ciclón Nargis.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés) organiza para noviembre una conferencia científica en Tailandia, en la que expertos forestales birmanos y de otros países de la región discutirán el manejo sustentable del ecosistema de manglares.

"Será una oportunidad para discutir con expertos birmanos y superar en parte el problema de la falta de contacto directo con ese país", gobernado por las fuerzas armadas con mano de hierro desde 1962, dijo a IPS Don Macintosh, coordinador de Manglares para el Futuro, una iniciativa de la IUCN.

"Ayudar a replantar mangles en el delta del Irrawaddy es un área de interés", afirmó Macintosh. "Pero antes de iniciar cualquier trabajo de rehabilitación del ecosistema tenemos que conocer la magnitud de los daños. Deben realizarse investigaciones adecuadas."

Los esfuerzos para rehabilitar los manglares son parte de una tendencia que se afirma en Asia meridional y oriental, región que ha sufrido varios desastres naturales ligados al cambio climático.
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Según ambientalistas, la destrucción de los manglares dejó a las comunidades costeras más vulnerables frente a la elevación del nivel del mar durante tormentas de gran intensidad.

Al mismo tiempo, priva al planeta de una muy necesaria fuente de absorción de anhídrido carbónico, uno de los gases de efecto invernadero a los que la mayoría de los científicos atribuyen el recalentamiento planetario.

Lo ocurrido en el delta del Irrawaddy durante el ciclón Nargis refuerza ese enfoque. El saldo de víctimas no tuvo precedentes en Birmania. Según el gobierno, hubo 84.537 muertos y 53.836 desaparecidos, mientras que resultaron afectadas severamente 2,4 millones de personas.

Pero estimaciones privadas calculan los muertos en 300.000 y los afectados en alrededor de 5,5 millones.

La destrucción de los manglares a lo largo de las últimas décadas fue señalada por expertos como la razón fundamental que dejó a las comunidades costeras expuestas al avance del mar, que penetró hasta 40 kilómetros tierra adentro.

Entre 1924 y 1988, cerca de 82 por ciento de los manglares del delta fueron destruidos, según la no gubernamental Asociación de Desarrollo Ambiental y Conservación de los Recursos Forestales, de Birmania.

Datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) revelan que el área de manglares en el delta del Irrawaddy apenas supera actualmente las 100.000 hectáreas, menos de la mitad de la superficie que ocupaba en 1975.

Un informe publicado en la revista Journal of Biography señala que la tasa de deforestación de mangles en Birmania, de uno por ciento anual, es la más alta entre los siete países afectados por el tsunami de 2004 que fueron investigados.

Pero Birmania no está incluida en la iniciativa para la protección de los manglares de la IUCN, que cubre India, Indonesia, Islas Seychelles, Sri Lanka y Tailandia. La razón es que los miembros de ese grupo no han establecido "claras directivas" para trabajar con ese país.

La creación del programa fue una respuesta a los llamados para contar con recursos dirigidos a fortalecer la preparación ante desastres de las comunidades costeras vulnerables, en lugar del enfoque tradicional concentrado en las tareas de asistencia y reparación luego de que ocurren.

La iniciativa fue puesta en práctica luego del tsunami de 2004, que arrasó las costas de 11 naciones asiáticas, con un saldo de 222.495 muertos.

La prevención está ganando terreno. "Diez por ciento de los habitantes del mundo viven a menos de 10 metros sobre el nivel del mar, zonas de alto riesgo ante tormentas e inundaciones. De todos ellos, 75 por ciento viven en Asia", señaló un informe difundido esta semana por la organización humanitaria cristiana World Vision.

"Los manglares que han servido como barreras naturales contra el aumento del nivel del mar e impedido que se infiltre agua salada se han visto significativamente debilitados. El efecto es que cada vez más personas viven en zonas de alto riesgo pero están cada vez menos protegidas", agregó.

"Replantar mangles ayudará a reducir los riesgos en esas comunidades. Se trata de una cuestión clave y se necesita invertir más dinero", dijo a IPS Richard Rumsey, de la sección de Emergencias y Asuntos Humanitarios de World Vision para el área Asia-Pacífico.

Pero asegurar la disponibilidad de los fondos requerirá un cambio radical en la actitud de los donantes internacionales, pues, según el informe, solo "cuatro por ciento de los 10.000 millones de dólares invertidos cada año en asistencia humanitaria se destinan a la prevención" de desastres.

Otra ventaja de rehabilitar los manglares es su contribución a la lucha contra el cambio climático.

"Son uno de los mejores 'sumideros de carbono', porque retienen aún mejor que los árboles el dióxido de carbono en la tierra a través de la estructura de sus raíces", señaló a IPS Jim Enright, coordinador para Asia del Proyecto de Acción Manglares, organización ambientalista con sede en Washington.

Sin embargo, "lo que hemos aprendido hasta ahora indica que plantar un árbol es fácil, pero sembrar la semilla del desarrollo sustentable no lo es tanto", advirtió María Osbeck, del Instituto del Ambiente de Estocolmo.

"Los programas deben tener en cuenta los aspectos sociales y económicos del manejo de los recursos de las áreas costeras y encontrar un equilibrio entre las necesidades de la gente y la naturaleza", afirmó.

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