AGRICULTURA-MALAWI: Riego contra el hambre

A Wyson Chandanga, un agricultor a pequeña escala del septentrional distrito de Mzimba, en Malawi, no le importa si este año llueve ni si las precipitaciones caen a tiempo.

La actitud de Chandanga no es común porque la agricultura de Malawi es totalmente dependiente de las lluvias.

Alrededor de 70 por ciento de las divisas extranjeras que recibe este país proceden de la agricultura, de la que depende 85 por ciento de la población.

Chandanga relató que el clima adverso, incluidas las precipitaciones irregulares de los últimos años, lo convencieron de buscar la forma de no depender tanto de las lluvias.

Malawi tuvo tres grandes periodos de sequías, una en 1991, otra en 2000 y la última en 2005. Pero también sufrió inundaciones. La mitad de sus 28 distritos se anegaron el año pasado y se pedieron la mayoría de los cultivos. Cansado y sucio, pero contento tras un día de trabajo en el campo, Chandanga relató convencido que, como ya no depende de las lluvias, será un agricultor exitoso. "Me aventuré en la agricultura de riego y cultivo maíz dos veces al año, aun en la estación seca. Cuando dependía de las lluvias sólo podía plantar una vez al año y no me alcanzaba para alimentar a mi familia", relató. Chandanga es uno de los 29.000 agricultores que recibe asistencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) para intensificar la producción mediante sistemas de irrigación a pequeña escala en el norte de Malawi. Los agricultores reciben capacitación para mejorar la seguridad alimentaria, diversificar las fuentes de ingresos de los hogares, evitar enfermedades derivadas del agua contaminada, mejorar su ingesta alimenticia y conservar los recursos naturales, según el funcionario de comunicaciones de la FAO, Muwuso Chawinga.
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"Más de 90 por ciento de la agricultura de Malawi depende de las lluvias, pero hay que diversificarla y fomentar la irrigación si queremos lograr la seguridad alimentaria del país", indicó Chawinga. Siete de cada 10 hogares de Malawi suelen quedarse sin alimentos antes de la temporada de cosecha, en especial a causa de sequías e inundaciones, según el funcionario de la FAO. "Por ello es importante que el país maximice su producción todo el año, que se cultive en la estación seca y se impida que sequías e inundaciones destruyan las cosechas", señaló Chawinga.

El programa de irrigación, apenas iniciado en enero de este año, parece haber logrado promover la diversificación de cultivos en un país muy dependiente del maíz como alimento básico.

Chandanga, por ejemplo, cultiva papa, frijoles y arroz para completar sus plantaciones de maíz.

Masuzgo Jere, quien también tiene un pequeño terreno irrigado, señaló que este año ya cosechó suficiente maíz para alimentar a su familia de cinco integrantes.

Cuando la mayoría de los agricultores esperan las lluvias para hacer sus primeros cultivos, Jere espera obtener dos más antes de abril de 2009, que es cuando se recolecta el maíz que se produce sin irrigación.

"No sólo puedo alimentar a mi familia, sino que también vendo lo que me sobra. En mi comunidad ahora nos consideran acomodados", relató.

Los agricultores que participan del proyecto de irrigación reciben bombas a pedal y cañerías de agua para llevar el vitar recurso hasta sus tierras desde represas, ríos y cursos de agua cercanos mediante un sistema de canalización.

Además del conocimiento específico vinculado al riego, los agricultores reciben capacitación en gestión de agua, desarrollo agroindustrial, promoción de la forestación y conservación de recursos naturales.

"Nuestros niños no quedan fuera del proyecto porque también creamos centros donde para enseñar jardinería en las escuelas primarias. Eso forma parte de los conocimientos sobre agricultura que permitirán la sustentabilidad de la iniciativa porque los niños crecerán conociendo la importancia de la agricultura de riego", indicó Jere.

El programa surgió tras una Evaluación de la Pobreza Rural realizada por la FAO en mayo de 2007. El estudio concluyó que la baja producción y los magros ingresos observados en los hogares rurales se debían a la falta de irrigación, las lluvias escasas y las sequías.

Malawi sólo tiene canalizadas 72.000 hectáreas de las 400.000 de tierras irrigables que tiene, según el gobierno.

El presidente del país, Bingu wa Mutharika, también ministro de Agricultura, dijo a la prensa en agosto que el gobierno creará un "cinturón verde" a lo largo de lago Malawi, para desarrollar proyectos de riego.

El lago Malawi es un enorme espejo de agua dulce, el noveno más grande del mundo, casi del largo del país.

Los pequeños agricultores recibirán asistencia del gobierno para desarrollar proyectos de irrigación a lo largo del lago.

La asignación para el Ministerio de Irrigación y Desarrollo Hídrico aumentó 50 por ciento en el presupuesto nacional para el periodo 2008-2009 y asciende a 55 millones de dólares.

"Los fondos se destinarán al programa de desarrollo del Ministerio, considerado fundamental para lograr la seguridad alimentaria. Este año está prevista la construcción de unos 16 embalses de tierra, además de los 20 ya construidos", informó el ministro de Finanzas Goodall Gondwe al presentar el estado de cuentas.

El Ministerio de Agricultura espera superar las 300.000 toneladas de maíz en noviembre gracias a la agricultura de riego.

Las primeras precipitaciones suelen caer entre noviembre y diciembre.

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